lunes, 6 de junio de 2011

EL SEÑALERO... oda a un olvidao

el dispensador dice:
debo decirte hermano,
que me ha costado andar por las vías,
señalando los caminos,
de aquellos que descarrilan,
no sé por qué me ha tocado,
ser música de otros costados,
el óxido no me ha alcanzado,
pero sí lo ha hecho el olvido,
a veces ando sin abrigos,
y otras tantas ando buscando sitios,
desde donde apreciar horizontes,
siempre me gustó mirar lejos,
tal vez para identificar a aquellos viejos,
que anduvieron por las vías antes,
siguiendo distintos tiempos,
dejando atrás perdidos alientos,
entre los campos y sus vientos,
ahora ando sin nada,
apenas llevo lo puesto,
no me quejo de nada,
me gusta seguir al viento,
el va ocultando mis huellas,
me dicen "el señalero"...

debes saber hermano,
que me reconozco por mis manos,
hace tiempo que no miro espejos,
siento arrugas de viejo,
adentrarse en mis entrañas,
he visto cruzar arañas,
entre los campos desnudos,
las vías son despojos,
entre alambres y cielos rojos,
sigo el sentido del silencio,
a veces me hablan los vientos,
algunas otras viejos recuerdos,
ya no ando buscando sueños,
los he regalado como sentimientos,
el mañana no sé si llega,
ya no hay ruido de vagones,
los durmientes están rotos,
suelo encontrar estaciones,
con olvidos en sus rincones,
los espíritus se han ido,
disparados por sus destinos,
hoy nada conduce a nada,
las almas andan liberadas,
mientras yo como señalero,
suelo seguir alambradas,
siempre andan paralelas,
separando los tiempos,
de los hombres y sus quimeras...

en estas horas hermano,
no ando corriendo vagones,
tampoco locomotoras,
me dedico a señalar,
aquello que ando juntando,
las gentes andan buscando horas,
para recuperar sueños idos,
ellos andan con abrigos,
pero padecen los fríos,
propios de almas vacías,
el que desconoce sus días,
pierde el sentido del camino,
no sabe si ir para adelante,
puede significar regresos,
el Sol es un testigo,
de estos humanos perdidos,
a veces ni señalando,
descubren sus destinos,
andan con sus silencios consumidos,
relatando historias salidas de vinos,
haciendo referencia a amores,
desconociendo que ciertos colores,
son presencia de afectos,
no ven los puentes rotos,
el frío invade sus huesos,
cuando no reconoces lo que tienes,
no hay vía que te lleve,
los orgullos son peligrosos,
llenan al hombre de vanidades,
cuando se gastan las palabras,
lo pronunciado te habla,
avisándote de los errores,
pero el que anda equivocado,
desprecia los rodeos,
mucho más confunde el sentido de los amores,
gentes sin corazones,
anda por las vías,
sin encontrar sus estaciones,
se han quedado sin trenes,
sus ilusiones no tienen vagones,
las esperanzas son sólo vapores,
abandonados andan acompañados,
entre soledades sin tiempos...

viejo loco y señalero,
rara mezcla del presente,
estoy rodeado de ausentes,
que andan buscando destino,
algunos llaman a los gritos,
otros beben de fuentes,
que patearon de niños,
aún cuando les des tus señales,
seguirán andando perdidos,
dicen prestarte atención,
sólo les interesa su ombligo,
andan buscando pelusas,
de aquellos viejos abrigos,
cuando se apelotona la lana,
hasta la polilla se raja,
hoy no se encuentran linos,
todos son harapos de olvidos,
e insisto con mis señales,
indicando los sentidos,
los que confunden sentimientos,
suelen ahogarse en vinos,
si no entiendes de mañanas,
andarás entre desatinos,
pensando que los pasados,
se pueden nutrir de olvidos,
los recuerdos que son sufridos,
dejan huellas sin testigos...

hoy recorro mis heridas,
algunas producen risa,
los daños pretendidos,
los he dejado encendidos,
para que nadie los levante,
es mejor dejarlos,
para que los oxide el destino,
el sabe cambiar paisajes,
mirado con ojos de madre,
aquello que queda detrás,
va pareciendo lejano,
hay que mirarse las manos,
para saber que estás vivo,
cuando se arrugan las palmas,
descubres muchos sentidos,
esos que son esencias,
que te obsequian tus ancestros,
aquí no hay nada nuestro,
apenas somos inquilinos,
la vida te presta un cuerpo,
cuando llegas a darte cuenta,
seguro que estarás muerto...

debes saber hermano,
que todo huele a herrumbre,
los óxidos andan solos,
sin nadie que los lleve,
los olvidados los ayudan,
a realizar sus trabajos,
los que somos abandonados,
sí sabemos de carajos,
ya no hay trenes ni barcos,
que reconozcan horizontes,
las brújulas se han roto,
gentes andan ensimismadas,
desconociendo sus pasados,
sin reconocer sus mañanas,
aún cuando les señales,
aún cuando trates de guiarles,
las soberbias andan nublando,
ya nadie cree nada,
ni a sus consciencias que se andan desgañitando,
explicando y explicando,
que la vida no debe ser llanto,
debe ser orquesta sin bando,
mira las pruebas al canto,
aquellos andan llorando,
por lo que han despreciado,
los campos andan llenos,
de recuerdos oxidados...

finalmente hermano,
se me terminan los versos,
ando camino al cielo,
algunos me prefieren muerto,
apenas he sido señalero,
de destinos ajenos,
quién no distingue estaciones,
no sabrá descubrir inviernos,
los confundirá con sus otoños,
sin entender que los distintos son eternos,
ya que en la vida hay retoños,
que se parecen a embrollos,
de madejas sin hilos,
aquellos que no andan mirando,
se estrellan en sus destinos,
no hay señal que les sirva,
andan por la vida sin oídos,
no les gusta escuchar,
aquello que no les conviene,
creen que la vida se escribe,
según el antojo que les aparece,
andan atropellando razones,
omitiendo sus corazones,
no saben de señaleros,
son de ellos mismos olvidaos... Junio 06, 2011.-

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