A LA TUCUMANA LA CAPILLA SIXTINA
"Cuando el pueblo es el mecenas sí es posible"
Lunes 5 de Diciembre de 2011 | La perseverancia del párroco y el talento de un artista transformaron la parroquia de Nuestra Señora del Carmen en una Capilla Sixtina tucumana
Autor
REDACCION LA GACETA
| IMPONENTE PAISAJE. Una vista del interior y de la bóveda de la iglesia. LA GACETA / OSVALDO RIPOLL
Bien, hoy le propongo que deje atrás este pensamiento y me acompañe a transitar otro camino. Porque quiero sorprenderlo. ¿Usted sabe que a 85 kilómetros de la capital tucumana habemus una Capilla Sixtina?
Seguramente no. La Ruta nacional 38, tras un viaje sin sobresaltos, lo depositará en la ciudad de Aguilares, cabecera del departamento Río Chico. Puede optar por varios medios de transporte. Ómnibus interurbano, taxi o remise -estos últimos sólo si se ganó la lotería- y desembarcar en la ciudad de las avenidas.
Es viernes. La llegada del mediodía es inminente. El verano se muestra impiadoso. Sobre la elegante avenida Sarmiento, a la altura del 1.000, se encuentra la iglesia parroquial Nuestra Señora del Carmen.
En la vereda gente joven y elegante espera la llegada de los novios. Desde la puerta se divisa la figura del sacerdote en el altar. "El padre ya lo va a atender luego del casamiento" manifiesta el licenciado Carlos Bulacios, integrante de la comunidad de la parroquia convertida en un clon de la vaticana.
Café de por medio el erudito en historia me da detalles de la parroquia. Hay una sensación de indisimulable orgullo en sus palabras. Hasta que concluye la boda y se suma a la charla el padre JuanRodolfo Apud.
Su aspecto es el de un deportista retirado por su longilínea figura. Con voz pausada y firme en sus convicciones, comienza a contar cómo fue el proceso de transformar a su parroquia en una pequeña Capilla Sixtina.
"Cuando llegué, hace tres años, al ver cómo estaba la iglesia parroquial, conté cómo quería que fuera. Un grupo de feligreses me escuchaba. Al unísono me dijeron: padre, usted está completamente loco", acota risueñamente.
Y no es extraño que haya logrado lo que se propuso, sino mucho más. El padre Apud es un hombre para el que no existe en su vocabulario el no. El adverbio de negación no forma parte de su vida, ni de su forma de ser. Quizá por eso se identifica con el Padre Pío de Pietrelcina y con su obra en San Giovanni Rotondo, Italia.
"Y pedí ayuda y me ayudaron. Cada pintura se hizo con el aporte de los fieles, del municipio y la pintura -tanto interna como externa- es obra de la Dirección de Arquitectura y Urbanismo", afirma.
Es increíble, prosigue, cómo los feligreses "se convirtieron en los mecenas de la obra. Veían trabajar al artista trepado en el andamio y no dudaban en realizar su aporte desinteresado".
Luciano Reynoso es el nombre del pintor que tomó este desafío y que logró plasmar en los 12 paños "la Historia cimentada en los Mandamientos", sostiene el sacerdote.
¿El porqué de la Capilla Sixtina? Con una gran sonrisa el padre Rodolfo responde que "porque el arte eleva el espíritu de las personas. Lo alimenta y llena de bondad. Es el camino hacia Dios. Yo lo veo en las cuatro misas que celebro los días domingo y a las que concurre un promedio de unas 1.500 personas que de a poco van descubriendo la belleza que encierra el arte", concluye.
Su tarea pastoral es compartida con el padre Jesús Pastor Gómez, como vicario Cooperador y un Consejo de Pastoral.
Pero sus esfuerzos no sólo se concentraron en realzar el aspecto de la iglesia parroquial sino que también dirige una radio. Sí, la FM 93.9 Radio Virgen del Carmen que en su programación "tiene mucho Pavarotti y jazz", afirma orgulloso. También hay en la casa parroquial una librería, un lugar para leer y una sala en que se pone en escena teatro, folclore y ballet porque "tengo que ofrecerle a los jóvenes una alternativa a los boliches".
El próximo 20, al quedar inaugurada, se darán cita varios obispos de la región junto al Obispo Armando José María Rossi.
A usted ¿le parece poco?
MEMORIAS DEL ARTISTA
SIN CANSANCIO.- Luciano Reynoso llegó con un hijo en brazos y su esposa tenía de la mano al nene mayor. Habla de su obra. "No me cansa ni dibujar ni pintar. Sí la temperatura que hace allá arriba", dice señalando el techo.
DESDE LA CUNA.- Quienes lo conocen afirman que el Miguel Ángel de Aguilares no podría haber elegido otra profesión. "Luciano, afirma el padre Apud, no nació con el pan bajo el brazo. Nació con los pinceles en la mano", acota.
EL FUTURO.- "Me atrasé en mis estudios por pintar la iglesia. Ya terminé los talleres y me faltan cinco materias para terminar la Licenciatura en Artes en la Facultad", afirma orgulloso.
EL PRESENTE.- Mientras supervisa su obra Luciano cuenta que ya pintó y realizó imágenes para otras iglesias. "Me dedico, cuando puedo, a realizar restauraciones de las imágenes. Es una tarea que me apasiona", concluye.
el dispensador dice: a efectos de evitar raras confusiones... wikipedia dice acerca de la "Sixtina":
La Capilla Sixtina es la capilla más famosa del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano, la residencia oficial del Papa. Se encuentra a la derecha de la Basílica de San Pedro y originalmente servía como capilla de la fortaleza vaticana. Es famosa por su arquitectura, evocadora del Templo de Salomón del Antiguo Testamento, y su decoración al fresco, obra de los más grandes artistas del Renacimiento, incluyendo a Miguel Ángel, Rafael y Botticelli. Por orden del papa Julio II, Miguel Ángel decoró la bóveda (1.100 m²) entre 1508 y 1512. A Miguel Ángel no le agradó este encargo, y pensó que su trabajo era sólo para satisfacer la necesidad de grandeza del Papa. Sin embargo, hoy la bóveda, y especialmente El Juicio Final, son considerados como los mayores logros de Miguel Ángel en la pintura.
Fue construida entre 1477 y 1480, por orden del papa Sixto IV, de quien toma su nombre, para restaurar la antigua Capilla Magna. Recién terminadas las obras, un grupo de pintores que incluía a Botticelli, Pietro Perugino, Luca Signorelli y Domenico Ghirlandaio pintaron una serie de paneles al fresco sobre la vida de Moisés (a la izquierda del altar, mirando hacia El Juicio Final) y la de Jesucristo (a la derecha del altar), acompañadas por retratos de los Papas en la zona superior y por cortinas pintadas con trampantojo. Las pinturas fueron concluidas en 1482, y el 15 de agosto de 1483,[1] Sixto IV consagró la primera misa celebrada en la capilla a la Asunción de María.
Desde la época de Sixto IV, la capilla ha servido como lugar de diversas actividades papales. Hoy es la sede del cónclave, la reunión en la que los cardenales eligen a un nuevo Papa.
La Capilla Sixtina es conocida especialmente por ser la sede de los cónclaves papales, sin embargo, es la capilla de la Capilla Pontificia. En la época de Sixto IV, a finales del siglo XV, este cuerpo estaba formado por unas 200 personas, incluyendo clérigos, oficiales de la Santa Sede y laicos distinguidos. Había 50 ocasiones a lo largo del año establecidas por el calendario papal establecía que la Capilla Pontificia al completo debía reunirse.[2] De esas 50 ocasiones, 35 eran misas, de las cuales ocho eran celebradas en basílicas, generalmente en la Basílica de San Pedro, y a ellas asistían numerosos fieles. Estas misas incluían la de Navidad y la de Pascua, en las que el Papa era el celebrante. Las otras 27 misas podían ser celebradas en un espacio más pequeño e íntimo, para lo cual fue usada la Capella Maggiore, antes de ser reconstruida como Capilla Sixtina.
La Cappella Maggiore recibió su nombre, la Capilla Magna, del hecho de que existía otra capilla también usada por el Papa y su séquito para el culto diario. En la época de Sixto IV, ésta era la capilla del papa Nicolás V, que había sido decorada por Fra Angelico. Está documentado que la Cappella Maggiore existía en 1368. Según un comunicado de Andreas de Trebisonda a Sixto IV, en el momento de su demolición para dar paso a la capilla actual, la Cappella Maggiore estaba en estado de ruina, con las paredes inclinadas.[3]
La capilla actual, en el lugar de la Cappella Maggiore, fue diseñada por Baccio Pontelli para el papa Sixto IV, de quien toma su nombre, y construida bajo la supervisión del arquitecto Giovanni de Dolci entre 1473 y 1481.[4] Las proporciones de la capilla actual parecen mantener estrechamente las de la original. Tras ser completada, fue decorada con frescos de algunos de los artistas más famosos del Alto Renacimiento, incluyendo a Botticelli, Ghirlandaio, Perugino y Miguel Ángel.[3]
La primera misa en la Capilla Sixtina fue celebrada el 15 de agosto de 1483, fiesta de la Asunción, y en la cual la capilla fue consagrada a la Virgen María.[5]
La Capilla Sixtina ha mantenido sus funciones hasta el día de hoy, y continúa siendo la sede de los eventos importantes del calendario papal, a menos que el Papa esté de viaje. Hay un coro permanente, la Capilla musical pontificia, schola cantorum o escolanía de la Capilla Sixtina, para el cual han sido compuestas algunas piezas originales, la más famosa es el Miserere de Gregorio Allegri.[6]
el dispensador retoma y expresa: El mundo humano enseña más de una expresión mágica de sentimientos traducidos mediante obras de arte... desde manos impresas en rocas en profundas grutas hasta interpretaciones de escenas bíblicas en bóvedas de templos, traducen la sensación del hombre como "observador" finito de una naturaleza infinita, cosmogónica, donde él como persona desciende a la vida como gracia de un Dios que está presente en los tiempos respirables, aún siendo invisible a la razón de los oportunismos, aún siendo invisible a los sentidos de un hombre atrapado por su rutina. No obstante ello, el arte de la imagen y el color, suelen extasiar a aquellas almas sensibles que permanecen en silencio admirando obras que son "mensajes" surgidos de las manos de un artista, pero que en verdad son signos de la presencia divina en todo lo que existe, aún cuando el hombre se haga dueño de aquello que se le concedió como don del momento, al sólo fin de ser traducido como talento ante los prójimos... No importa cómo se veía el artista, sí importa lo que enseña su obra... y justo allí en esa convergencia de observador y obra, se entrecruzan líneas de emociones genuinas, emociones atemporales que adquieren revelancia en los sentimientos de cada quién... tanto es así, que la humanidad contiene obras monumentales ante las cuales el hombre común se asombra... mucho más cuando estás son las genuinas obras de Dios traducidas en la creación de una naturaleza que tiene "vida" prescindente del hombre y sus dones, del hombre y sus talentos... Hubo, entonces, siete capillas septinas... sí, siete capillas que contenían los ángulos sagrados de la convergencia del hombre ante su Dios. Confluencia que no hablaba de pecados ni tampoco contenía las Tablas de la Ley... siendo que las capillas septinas eran algo semejante a una mezcla de oráculos, altares y templos, esto es "santuarios" donde el hombre se encontraba con su consciencia (espíritu), con su ángel (custodio del alma en curso), con sus ancestros distintos, y hasta con su Dios como eje y potestad de toda gracia... No eran siete capillas por mera casualidad, antes bien lo eran por causalidad... ya que devenían de un tiempo muy anterior al diluvio y su Babelia, donde Dios y su hombre eran convergentes ante el máximo espíritu, el Santo, el motor de todas las concesiones del allá y del acá... Las siete capillas septinas eran los siete ángulos de la alianza de Dios con su creación:
1. el Sol será tu día y su color revelará el sentido de la creación
2. el sueño será tu noche y el descanso de la esperanza concedida
3. el afecto será lo que sembrarás para evitar el tormento de los desiertos
4. lo que pronuncies será tu puente ante la eternidad de la gracia del tiempo
5. lo que pronuncies no podrá ser distinto a la intención de tu alma
6. el árbol verde de la Tierra te dará el aire que descenderá del árbol de la vida del paraíso
7. tu testimonio será la letra, el signo de la idea, el legado de tu huella hacia la sombra de los desconocidos
de dicho modo, antes de acceder al baño de madre, justo antes de ser engendrada el alma, Dios soplaba en el espíritu a efectos de aligerar el peso de la razón y sus raciocinios irracionales... la niebla envolvía al alma, y sus apuros se disipaban hasta el nacimiento, el alumbramiento en los tiempos respirables, finitos por excelencia. Las capillas septinas se extinguieron cuando Dios entendió que el hombre y la mujer competían para apropiarse del sentido de las gracias... cuando entendió que el hombre necesitaba mentirse el rostro ante el espejo quebrado de su alma, un alma que no escuchaba a su consciencia y mucho menos atendía a su ángel de la guarda... cuando entendió que la mujer, de inteligencia prodigiosa, superaba los ángulos de la alianza concertada y se erigía como propietaria de la vida de sus engendros, cultivando la imagen y la semejanza de una creación a escala... desde la extinción de las capillas septinas, nada volvió a ser igual... el hombre anda ciego, la mujer anda sorda... el hombre anda necio, la mujer anda soberbia... ambos desprecian el sentido de la creación que los trajo y los puso aquí... sin embargo no hay cosa que el tiempo terrenal no resuelva por sí mismo. Está regresando el tiempo de la recreación de las capillas septinas... está regresando el momento en que Dios se revelará a sí mismo ante su creación... entonces, lo que se consume, se traducirá como arte de color e imagen, de letra y poesía, de prosa y sentimiento... allí ya no habrá espacio para las intenciones y sus intencionalidades ya que no hay expresiones ocultas del alma ante la LUZ. Si tienes tu capilla, busca que sea "septina"... Diciembre 07, 2011.-
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