Hallan en Panamá un cementerio precolombino de 1.000 años de antigüedad
En total se encontraron seis tumbas, de las cuales se excavaron cuatro
Cultura | 15/12/2011 - 18:35h
Panamá. (Efe) - Un cementerio precolombino de personajes de alto rango de entre 700 a 1.000 años antigüedad fue hallado en el Parque Arqueológico El Caño, ubicado en la provincia de Coclé, en el centro de Panamá, según informó la arqueóloga panameña Julia Mayo.
Mayo, quien encabeza a un grupo de 30 especialistas en las investigaciones, dijo en una rueda de prensa que en total se encontraron seis tumbas, de las cuales se excavaron cuatro. Estas cuatro son grandes y en ellas estaban depositadas al menos 25 restos de personajes de alto rango de esa época.
"La tumba de mayor dimensión tiene unos cinco metros de longitud por 3,5 metros de ancho, y en ella encontramos al menos 25 cuerpos, uno de ellos aparentemente de un gran señor, porque estaba cubierto con prendas de oro y de cobre, y con artefactos hechos con huesos de animales y piedras", reseñó Mayo.
Las excavaciones se iniciaron en 2006, en un área de alrededor 5.000 metros cuadrados, pero no fue hasta 2008 y 2009, cuando se registraron los primeros hallazgos.
La arqueóloga, asociada al Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), precisó que en estos momentos se está en el proceso de análisis de las piezas y estructuras encontradas, y de investigar qué relación hubo entre Sitio Conte y El Caño, porque los restos encontrados en ambos lugares son de las mismas épocas.
"Hasta ahora pensábamos que Sitio Conte era un lugar excepcional y que El Caño era un área donde se coordinaban actividades económicas, sociales o políticas o un centro ceremonial, que entrecomillábamos porque no sabíamos muy bien qué papel jugaba en esa época", precisó Mayo.
Por su parte, el editor de National Geographic para América Latina, Omar López, señaló que este descubrimiento es el tema de portada de la revista, edición en español, de enero de 2012, cuyo artículo lleva por nombre Los Señores Dorados de Panamá. López presagió que la edición será histórica, debido al contenido del artículo y de las fotos, fruto de seis años de trabajo de investigación.
Hallan en Panamá un cementerio precolombinoMayo, quien encabeza a un grupo de 30 especialistas en las investigaciones, dijo en una rueda de prensa que en total se encontraron seis tumbas, de las cuales se excavaron cuatro. Estas cuatro son grandes y en ellas estaban depositadas al menos 25 restos de personajes de alto rango de esa época.
"La tumba de mayor dimensión tiene unos cinco metros de longitud por 3,5 metros de ancho, y en ella encontramos al menos 25 cuerpos, uno de ellos aparentemente de un gran señor, porque estaba cubierto con prendas de oro y de cobre, y con artefactos hechos con huesos de animales y piedras", reseñó Mayo.
Las excavaciones se iniciaron en 2006, en un área de alrededor 5.000 metros cuadrados, pero no fue hasta 2008 y 2009, cuando se registraron los primeros hallazgos.
La arqueóloga, asociada al Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales (STRI), precisó que en estos momentos se está en el proceso de análisis de las piezas y estructuras encontradas, y de investigar qué relación hubo entre Sitio Conte y El Caño, porque los restos encontrados en ambos lugares son de las mismas épocas.
"Hasta ahora pensábamos que Sitio Conte era un lugar excepcional y que El Caño era un área donde se coordinaban actividades económicas, sociales o políticas o un centro ceremonial, que entrecomillábamos porque no sabíamos muy bien qué papel jugaba en esa época", precisó Mayo.
Por su parte, el editor de National Geographic para América Latina, Omar López, señaló que este descubrimiento es el tema de portada de la revista, edición en español, de enero de 2012, cuyo artículo lleva por nombre Los Señores Dorados de Panamá. López presagió que la edición será histórica, debido al contenido del artículo y de las fotos, fruto de seis años de trabajo de investigación.
Fotografía de un pectoral con diseño de calamar y dos brazaletes encontrados en un cementerio precolombino David Coventry
el dispensador dice: hubo oros anteriores a la América precolombina, oros que operaban como puente entre el espíritu de los espíritus, los otros, los espíritus de la naturaleza y el hombre... los mismos brillaban expuestos al Sol en la Atlántida, con su centro ceremonial revestido en oricalco, tanto como en la Lemuria, donde su centro de culto hacía lo propio con metales deslumbrantes, calles y muros revestidos de energías conducentes... los que por entonces servían de vínculo para que los espíritus encarnados llegaran a los umbrales de la dimensión contigua, la que contiene al creador y su verbo, a los formadores y los sentidos de la palabra, a los ángeles y a las conciencias espiraladas de los ancestros. Ciudades cubiertas del preciado metal, guardaban un sentido alquímico, lejano de los ocultismos que se exportaron desde la Europa de las ignorancias... no sólo había oros, otros metales acompañaban el sentido de la "conexión" con un "más allá" que permanecía cerca, dando un sentido cosmogónico que excedía largamente a las consideraciones de esos mismos metales depreciados hasta ser meras monedas que habilitan la dominación y la esclavitud de los prójimos. Aquellas sociedades estaban lejos de estos criterios, sus pautas eran bien otras... La desaparición trágica de aquellas culturas antiguas (lemures y atlantes), no se extinguió con sus gentes, antes bien se transplantó a todas y cada una de las culturas que estaban vinculadas con ellas, que eran muchas a pesar de la historia y sus libros... pasó a América como legado, replicado en el África, en el Asia, y en otros núcleos culturales que desaparecerían más tarde por otras razones. En la América prehispánica, los sacerdotes se ocuparon en sostener los criterios de las tradiciones ancestrales, dando lugar a varias versiones de supuestos centros culturales revestidos con oros diferentes, gemas distintas, cristales de roca y más, lo que se reflejaba en ciudades que relucían al SOL, un Inti armónico con la raza humana de entonces, un RA que se hacía presente en la piedra filosofal de las pirámides y de ciudadelas diseminadas por un planeta humano bien diferente al que se aprecia hoy. La conquista se empecinó en tomar para sí algo que conectaba al hombre con su Dios... Mientras el Dios que traían del viejo mundo era un Dios de "castigos", el que residía en las Américas era un Dios de armonías, de consubstancias, esas que permitían al espíritu estar en el ave de los Andes para pasar a las barbas del maíz, un Dios de gestas útiles a los sentidos de la comunidad... pero cuando los criterios no coinciden con los descriterios, los precios se transforman en abismos irreconciliables... fue así que la mayoría de aquellos oros se robaron tras gestas dramáticas donde las sangres derramadas, los destinos truncados, los desprecios y sus consiguientes genocidios, se excluyeron de la historia dando lugar a un reverso de la conquista... sí se robaron oros, pero peor aún, sucedió que lo destruyeron fueron los puentes entre el Dios de las armonías y hombres distintos a los mezquinos europeos... las importancias de los unos se extinguieron a manos de las burlas de los otros, para los recién venidos los oros significaban poder y desprecio, dejaron de ser conductos para luego viajar hacia los reinos desesperados a efectos de convertirse en monedas destinadas a familias de escudos falsos y herencias mentidas. Sí hubo un DORADO en la América... un Dorado que migraba confundiendo las avaricias de la conquista y las angurrias de los relatores que inventaban noticias a la medida de lo que reyes pobres querían escuchar. En verdad hubo más de un Dorado ya que los sentidos del hombre unido a su Dios y sus designios, reclamaba la presencia de muchos centros ceremoniales, tantos como afectos había... tanto es así que las desesperaciones viajaban por la Amazonia, buscando los oros del Cuzco, los oros del reino perdido de Vilcabamba y de su gemelo el Vilcanota, los oros de los muiscas, de los mochicas, de los urus, de los collas, de la primera Teotihuacán y más... ¿qué sabían estos ignorantes del nexo fundamental de Tenoch?... Dios descendía a la Tierra con frecuencia porque en las Américas no había babelias. Mientras que los oricalcos (atlantes y lemures) se fundieron con el centro de la Tierra, los oros robados, transportados por galeones de ignorancias, viajaron hacia el viejo continente cargando en sus esencias, las invisibles a los ojos, los dramas acumulados a lo largo de su asalto... destinos quebrados, sangres derramadas, nexos culturales denigrados, todo ello convertido en las tristezas del atropello y la profanación, cristales que no se ven pero comulgan en la química esencial de las cosas que se roban. El dolor que se genera en la desidia se transforma en vapores que flotan de cara a la eternidad, anidando en el espíritu de los victimarios, de los asaltantes, de aquellos que usando la falsa representación de Dios, hacen uso y abuso de los destinos de los "otros", las víctimas. La riqueza de la América prehispánica residía en sus sabidurías cosmogónicas... y ellas se esfumaron junto con las bibliotecas que la conquista supo quemar para asegurarse el diseño de una historia a medida de las almas pobres. La América brillaba por sus mentes y por la unión del hombre con sus suelos, con sus aguas, con sus aires y con sus fuegos... mientras los reinos se desesperanzaban, El Dorado y sus versiones terrenales, cambiaban sus lugares y se hacían invisibles a las avaricias... tanto es así que aún permanece oculto a los ojos de la depredación. Tomaron lo que estaba a la mano, pero no supieron descubrir el fundamento y al perderse éste, Dios optó por proteger los sentidos de los pasados, resguardando así el sentido intrínseco de los cultos... una vez más el hombre había perdido su inocencia y había mordido la manzana del conocimiento prohibido. Aquellos santuarios han sido preservados de las carencias del alma de los siglos de las densidades y los tormentos, tanto es así que el hombre puede estar allí, junto a ellos, incluso pisar sus calles, sin darse cuenta de lo que hay bajo sus suelas, bajo sus plantas, delante de sus ojos. Los oricalcos de El Dorado son vapores que esperan el momento de la revelación del 4-ESPÍRITU para precipitarse y "ser", enseñando los valores de la estirpe y sus anales, linajes que no derramaron sus sangres en vano. El Dorado y sus versiones son parte de una Tierra paralela... donde permanecen los "distintos" esperando por la gracia de sus tiempos, de sus dones incumplidos, de sus talentos despreciados, porque ellos seguían el paso a paso de las concesiones del Señor. Las pirámides y sus monumentos satélites, son hoy mudos testigos pétreos de las irracionalidades de un hombre que reniega de sus fuentes, negando las significancias de la naturaleza que contiene el todo concedido. Los museos ostentan vitrinas donde los oros guardan sentimientos extraviados, al tiempo que los libros recitan historias que no se corresponden con la verdadera historia, la de la estirpe y sus linajes... así como las plumas y las pieles guardaban las sapiencias del espíritu del cual provenían, los elementos conservan las huellas y las sombras de las almas que han compartido su presencia en los tiempos respirables. El hombre no puede prescindir de Dios... lo necesita para "ser", tanto como la piedra requiere al oricalco para ser el dorado que conduce hacia los portales de la eternidad. Las almas densas tiene pies pesados... cuando ello sucede, los cielos se descargan de ángeles... cuando ello sucede, el espíritu del hombre se transforma en roca, paso previo al regreso a las fuentes, paso previo al regreso a El Dorado del más allá. Los oros de los descansos deben permanecer en sus suelos... Diciembre 16, 2011.-
Los oros no hacen a los cielos...
sí los cielos hacen a los oros...
en el medio de ellos está el hombre,
el hombre humilde,
el hombre de los silencios,
el hombre anónimo que no recoge manzanas,
el hombre que no acude a apoderarse de los saberes supremos,
el hombre que sabe diferenciar entre ángel y demonio,
el hombre que sabe, finalmente, dónde está su Dios...
el que reluce por su amor a los "respirables".
el dispensador dice: hubo oros anteriores a la América precolombina, oros que operaban como puente entre el espíritu de los espíritus, los otros, los espíritus de la naturaleza y el hombre... los mismos brillaban expuestos al Sol en la Atlántida, con su centro ceremonial revestido en oricalco, tanto como en la Lemuria, donde su centro de culto hacía lo propio con metales deslumbrantes, calles y muros revestidos de energías conducentes... los que por entonces servían de vínculo para que los espíritus encarnados llegaran a los umbrales de la dimensión contigua, la que contiene al creador y su verbo, a los formadores y los sentidos de la palabra, a los ángeles y a las conciencias espiraladas de los ancestros. Ciudades cubiertas del preciado metal, guardaban un sentido alquímico, lejano de los ocultismos que se exportaron desde la Europa de las ignorancias... no sólo había oros, otros metales acompañaban el sentido de la "conexión" con un "más allá" que permanecía cerca, dando un sentido cosmogónico que excedía largamente a las consideraciones de esos mismos metales depreciados hasta ser meras monedas que habilitan la dominación y la esclavitud de los prójimos. Aquellas sociedades estaban lejos de estos criterios, sus pautas eran bien otras... La desaparición trágica de aquellas culturas antiguas (lemures y atlantes), no se extinguió con sus gentes, antes bien se transplantó a todas y cada una de las culturas que estaban vinculadas con ellas, que eran muchas a pesar de la historia y sus libros... pasó a América como legado, replicado en el África, en el Asia, y en otros núcleos culturales que desaparecerían más tarde por otras razones. En la América prehispánica, los sacerdotes se ocuparon en sostener los criterios de las tradiciones ancestrales, dando lugar a varias versiones de supuestos centros culturales revestidos con oros diferentes, gemas distintas, cristales de roca y más, lo que se reflejaba en ciudades que relucían al SOL, un Inti armónico con la raza humana de entonces, un RA que se hacía presente en la piedra filosofal de las pirámides y de ciudadelas diseminadas por un planeta humano bien diferente al que se aprecia hoy. La conquista se empecinó en tomar para sí algo que conectaba al hombre con su Dios... Mientras el Dios que traían del viejo mundo era un Dios de "castigos", el que residía en las Américas era un Dios de armonías, de consubstancias, esas que permitían al espíritu estar en el ave de los Andes para pasar a las barbas del maíz, un Dios de gestas útiles a los sentidos de la comunidad... pero cuando los criterios no coinciden con los descriterios, los precios se transforman en abismos irreconciliables... fue así que la mayoría de aquellos oros se robaron tras gestas dramáticas donde las sangres derramadas, los destinos truncados, los desprecios y sus consiguientes genocidios, se excluyeron de la historia dando lugar a un reverso de la conquista... sí se robaron oros, pero peor aún, sucedió que lo destruyeron fueron los puentes entre el Dios de las armonías y hombres distintos a los mezquinos europeos... las importancias de los unos se extinguieron a manos de las burlas de los otros, para los recién venidos los oros significaban poder y desprecio, dejaron de ser conductos para luego viajar hacia los reinos desesperados a efectos de convertirse en monedas destinadas a familias de escudos falsos y herencias mentidas. Sí hubo un DORADO en la América... un Dorado que migraba confundiendo las avaricias de la conquista y las angurrias de los relatores que inventaban noticias a la medida de lo que reyes pobres querían escuchar. En verdad hubo más de un Dorado ya que los sentidos del hombre unido a su Dios y sus designios, reclamaba la presencia de muchos centros ceremoniales, tantos como afectos había... tanto es así que las desesperaciones viajaban por la Amazonia, buscando los oros del Cuzco, los oros del reino perdido de Vilcabamba y de su gemelo el Vilcanota, los oros de los muiscas, de los mochicas, de los urus, de los collas, de la primera Teotihuacán y más... ¿qué sabían estos ignorantes del nexo fundamental de Tenoch?... Dios descendía a la Tierra con frecuencia porque en las Américas no había babelias. Mientras que los oricalcos (atlantes y lemures) se fundieron con el centro de la Tierra, los oros robados, transportados por galeones de ignorancias, viajaron hacia el viejo continente cargando en sus esencias, las invisibles a los ojos, los dramas acumulados a lo largo de su asalto... destinos quebrados, sangres derramadas, nexos culturales denigrados, todo ello convertido en las tristezas del atropello y la profanación, cristales que no se ven pero comulgan en la química esencial de las cosas que se roban. El dolor que se genera en la desidia se transforma en vapores que flotan de cara a la eternidad, anidando en el espíritu de los victimarios, de los asaltantes, de aquellos que usando la falsa representación de Dios, hacen uso y abuso de los destinos de los "otros", las víctimas. La riqueza de la América prehispánica residía en sus sabidurías cosmogónicas... y ellas se esfumaron junto con las bibliotecas que la conquista supo quemar para asegurarse el diseño de una historia a medida de las almas pobres. La América brillaba por sus mentes y por la unión del hombre con sus suelos, con sus aguas, con sus aires y con sus fuegos... mientras los reinos se desesperanzaban, El Dorado y sus versiones terrenales, cambiaban sus lugares y se hacían invisibles a las avaricias... tanto es así que aún permanece oculto a los ojos de la depredación. Tomaron lo que estaba a la mano, pero no supieron descubrir el fundamento y al perderse éste, Dios optó por proteger los sentidos de los pasados, resguardando así el sentido intrínseco de los cultos... una vez más el hombre había perdido su inocencia y había mordido la manzana del conocimiento prohibido. Aquellos santuarios han sido preservados de las carencias del alma de los siglos de las densidades y los tormentos, tanto es así que el hombre puede estar allí, junto a ellos, incluso pisar sus calles, sin darse cuenta de lo que hay bajo sus suelas, bajo sus plantas, delante de sus ojos. Los oricalcos de El Dorado son vapores que esperan el momento de la revelación del 4-ESPÍRITU para precipitarse y "ser", enseñando los valores de la estirpe y sus anales, linajes que no derramaron sus sangres en vano. El Dorado y sus versiones son parte de una Tierra paralela... donde permanecen los "distintos" esperando por la gracia de sus tiempos, de sus dones incumplidos, de sus talentos despreciados, porque ellos seguían el paso a paso de las concesiones del Señor. Las pirámides y sus monumentos satélites, son hoy mudos testigos pétreos de las irracionalidades de un hombre que reniega de sus fuentes, negando las significancias de la naturaleza que contiene el todo concedido. Los museos ostentan vitrinas donde los oros guardan sentimientos extraviados, al tiempo que los libros recitan historias que no se corresponden con la verdadera historia, la de la estirpe y sus linajes... así como las plumas y las pieles guardaban las sapiencias del espíritu del cual provenían, los elementos conservan las huellas y las sombras de las almas que han compartido su presencia en los tiempos respirables. El hombre no puede prescindir de Dios... lo necesita para "ser", tanto como la piedra requiere al oricalco para ser el dorado que conduce hacia los portales de la eternidad. Las almas densas tiene pies pesados... cuando ello sucede, los cielos se descargan de ángeles... cuando ello sucede, el espíritu del hombre se transforma en roca, paso previo al regreso a las fuentes, paso previo al regreso a El Dorado del más allá. Los oros de los descansos deben permanecer en sus suelos... Diciembre 16, 2011.-
Los oros no hacen a los cielos...
sí los cielos hacen a los oros...
en el medio de ellos está el hombre,
el hombre humilde,
el hombre de los silencios,
el hombre anónimo que no recoge manzanas,
el hombre que no acude a apoderarse de los saberes supremos,
el hombre que sabe diferenciar entre ángel y demonio,
el hombre que sabe, finalmente, dónde está su Dios...
el que reluce por su amor a los "respirables".
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