miércoles, 21 de diciembre de 2011

LOS CAMINOS DE LA NAVIDAD ▲ la hora cero del quinto paso

el dispensador dice: la naturaleza se expresa de maneras que se acercan al sentido de las magias, comprendiendo el todo y dando a cada cosa un rol, una función que se corresponderá con una oportunidad. Esa misma naturaleza da lugar a todos los nacidos y hace de dichos nacimientos un momento de luz, un instante donde el aire asume un valor singular, inmediatamente posterior al baño de madre... el ser transita el aire y la luz como sumatorias de un tiempo que forma parte de las sagradas escrituras, escrituras que no están en el aquí, sino en el allá, el gran "libro de la vida" donde se inscriben los destinos y sus gracias, los dones y sus talentos, un libro cuyas páginas se enriquecen con los "hechos" que expresan compasión, solidaridad y misericordia, un libro que no guarda religión, tampoco lengua, ni siquiera raza o familia, sólo destinos de cada alma... un libro cuyas páginas se empobrecen a manos de las soberbias y los desprecios que entorpecen y/o modifican el sentido de las gracias divinas, las concedidas y las que esperan a ser pedidas. Todos los anónimos forman parte de dicho "libro de la vida", todas las almas aportan flores o espinas a los jardines ancestrales de los espíritus distintos, así como todas las almas hacen honor y culto al sacrificio del ángulo del verbo o bien, lo desmerecen con conductas que denigran al valor como sentido superior de las existencias... la vida no es un regalo, antes bien es una gracia que puede ser piedra fundamental desde lo pequeño, para transformarse en ángulo de los mañanas de los prójimos, cercanos o lejanos, conocidos o mayormente desconocidos. Cuanto más simple sea el bien en lo poco, más se diseminará su consecuencia y alimentará las almas ajenas que se crucen con ése artilugio del destino. Así como las sagradas escrituras expresan valores de referencia histórica, adaptándose según las interpretaciones de cada quién, en cualquier lugar de la esfera de la "idea" llamada Tierra, reducto de los sueños de los vivos, nido de las esperanzas de los muchos... el libro de la vida es una sagrada escritura, mucho más sagrada que la anterior porque es redactada por el concierto de los sabios del espíritu y las almas que pertenecen a los ciclos y las espirales del verbo de las causas y del otro, el de las consecuencias. Un verbo que es patrimonio del espíritu más santo... un verbo que guarda la propiedad de pronunciarse a sí mismo y aún así, crear, ser fuente, transformándose en eco replicante de sí mismo de cara a la eternidad. No hay un precio para las existencias, aún cuando el hombre se empecine en ponérselo... tampoco lo hay para las inexistencias. El sentido original está más allá de cualquier precio y el hombre ha sido colocado en la Tierra para cambiar cosas, nunca para los daños, aún cuando estos prevalezcan... El hombre depende hoy de las monedas, monedas que tienen vida propia sometiendo las voluntades de los hombres y esclavizando los esfuerzos que se tornan vanos hasta evaporarse en desconciertos y destinos que se lapidan en finalidades inciertas que sólo conducen a los espíritus hacia los abismos... no hay moneda que pueda comprar un alma, sin embargo el hombre compra y vende su dignidad a postores que tergiversan los sentidos manipulando los valores. Cuando te alejas de las nieblas de lo denso, comienzas a apreciar el sentido de los horizontes y la luz, antes inalcanzable, comienza a acercarse a ser parte de la gracia... el hombre no puede prescindir de la Navidad que se le entregó como depositario de la gracia... está en él darle o quitarle valor... pero en el regreso, habiendo cruzado los umbrales, en el imperio de los distintos y sus distinciones, el único bien portable es la calidad del alma, sólo eso, sólo ella. Diciembre 21, 2011.-
"... las monedas no alimentan a la creación, tampoco a los contenidos de las escrituras, sólo desmerecen aquello a lo que se le impone la condición".

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