el dispensador dice: ¿cuánto Sol hay detrás de cada semilla expresada en un girasol?... o bien, ¿cuánto Sol hay infundido en la trama de cada destino que ha recibido la gracia para atravesar la vida?... más aún, ¿cuánto Sol esconde la esencia de la Navidad original, esa misma donde el verbo se transformó en el cuerpo representante de la palabra?... incluso, ¿cuánto Sol forma parte del sentido de la gracia concedida para tu propia Navidad, aquella que habilitó tu nacimiento, tu huella y tu sombra?. La Navidad acompaña a todos y cada uno de los nacidos de este mundo, particularmente lo hace desde que el verbo admitió la existencia del hombre, dándole un lugar definido para sus ciclos en la Tierra, brindándole la posibilidad de ser parte de los tiempos respirables concedidos efímeramente en un Universo infinito, concediéndole la gracia de las espirales de la voluntad y el esfuerzo, fundadas en otras semejantes de esperanza e ilusión. Tanto es así que aquella Navidad, la original, la del sacrificio y el padecimiento, la de la enseñanza y la guía, la de la palabra y su mensaje, la del misterio y su luz, la de la multiplicidad y la difusión, se traduce en un espíritu que, más allá del cuerpo, se hace luz y resucita desmereciendo el drama de la cruz y los desprecios comunes a las ignorancias y sus soberbias... la Navidad, la original, quiebra el sentido de la historia humana y le agrega valor, valor de contenidos, valor de enseñanzas, valor de aprendizajes, valor de referencias, valor de interpretaciones... entonces, ésa Navidad, la original, se torna filosófica para la posteridad, dejándole al hombre la potestad de la Fé que nutre a las almas en tránsito... el hombre puede tomar aquella Navidad y replicarla en sí mismo, en la propia, confiriendo un sentido genuino para sus días, elevando la esencia del don y transformándolo en una energía del talento convertido en misericordia, compasión y solidaridad. Claro está, a medida que te alejas de la Navidad de la transformación del verbo, la original, las perspectivas cambian, se tornan más utilitarias o más filosóficas, más interesadas o más cosmogónicas, sin embargo, el hombre de hoy, ataviado en apuros y urgencias, apenas si percibe a la Navidad como una convergencia de "desencuentros", que suelen suplidos o afectados por comidas que llenan estómagos pero que no alcanzan a ocupar ni el uno por ciento de los espíritus... se asiste a misas de circunstancias donde los templos se llenan de voluntades sin convicción, que asisten empujados por las "dudas" antes que por las certidumbres... entonces, no hay bautismo suficiente en las navidades de las incertidumbres... ya que cuando ella pasa, las aguas regresan a cursos raros, cursos donde las almas se someten a los contrasentidos de los destinos. Escribimos una cosa, pero al llegar aquí, todo se tergiversa hasta ahogar los sentidos de los sentimientos, acondicionándolos para un mañana que nunca llegará... justamente porque las almas dependen de altares de mármol, altares donde no hay espíritus cristalinos sino apenas segundas intenciones vestidas con palabras bonitas, pero vacías. La gracia de la Navidad de Dios, aquella del verbo encarnado para redimir a los perdidos, es un escala de ocho pasos que conducen al espíritu hacia praderas concertantes y consonantes, esencialmente armónicas de cara a la eternidad... sólo la huella que siembra flores habilita a los cielos... todo lo demás no ocupa substancia cierta, por ende borronea las páginas del libro de la vida donde se inscriben los destinos, y la vida no es un imperio de culpas, se reduce a un "sentido de manos" entrelazadas para un fin común. Ninguna competencia hace a dicho fin, tampoco las ventajas, mucho menos los argumentos que se ejercen desde la burla hacia el otro. Diciembre 22, 2011.-
¿cuánto Sol hay detrás de tus girasoles?
¿cuánto Sol hay detrás de tu alma?
¿cuánto honor hay en el culto que haces de tu vida?
¿cuántas semillas dispersarás a tu paso?
¿cuánto aceite besará las frentes de tus prójimos?
¿cuánto Sol alimentará tu Navidad?
¿cuánta Navidad habrá en tu huella, y cuánta más en la estela de tu sombra?
¿cuánta Navidad habrás cultivado a tu partida?
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