el dispensador dice: los caminos de la navidad pueden comenzar en cualquier momento y en cualquier parte... así como hay una navidad humana, eminentemente occidental, hay también una navidad cosmogónica que comprende al universo todo, por ende la Tierra como esfera contenedora está integrada a la visión de un "momento" de luz que se traduce en el alumbramiento de la palabra... tema no menor ya que deviene de los sentidos del verbo causal. Cabe entonces preguntarse... ¿cómo era la navidad antes de la hora cero?... ¿cómo lo era antes de la anunciación?... ¿cómo lo era en el principio de los tiempos?... más aún, ¿cómo era la navidad antes del hombre en la Tierra?... por qué los antiguos estaban más cerca de Dios de lo que lo está el hombre de estas horas?, muchas son las repuestas, esencialmente ello se debe a que la civilización humana que ocupa la Tierra de hoy está apegada, aferrada podría decirse, a los apuros, a las urgencias, a las soberbias y a los desprecios, a hablar del otro para luego "negarlo". El hombre ha perdido la capacidad de comunicarse con su prójimo y es esclavo de su tiempo, un tiempo que antes se dedicaba a "vivir" y formar parte de una "comunidad" donde la misericordia y la compasión operaban al modo de ventanas del alma... tal vez los afectos eran los mismos, sin embargo las segundas intenciones no se destacaban por dominar los paisajes. Las competencias las daban las ciencias fundadas en principios filosóficos intocables... y no las había por fuera del genio. Sí había conciertos de sabidurías y de inteligencias... Hoy, el mundo del hombre está invadido por la electrónica, los mensajes de texto van y vienen, las llamadas han construído una madeja que envuelve al planeta de modo invisible, pero al igual que en la Babel, el que pronuncia se ve apurado por sus circunstancias mientras que el que escucha, sólo interpreta lo que desea oir. Ello tergiversa los sentidos y contrapone las finalidades... la consecuencia es el desencuentro, la ventaja y el conflicto que emanan a la forma de un volcán, impredecibles. Te diré que los ángeles andan sorprendidos. Entonces, ¿dónde estaba la navidad antes de ser tal?... simple, residía en la esencia del verbo... alcanzaba con pronunciarla para transformarla en LUZ y hacerla vehículo de la palabra encarnada. Los mecanismos de Dios suelen verse como misteriosos, pero dicha observación proviene de las conveniencias ocultistas... Dios se expresa a través de lo sencillo, dando signos y señales que advierten el sentido de las puertas por donde el hombre puede andar su destino... léase, hay tantos caminos como destinos hay inscriptos en el libro de la vida... hay tantas sendas como destinos están grabados en el árbol de la vida. El libro de la vida no tiene comienzo, tampoco fin... el árbol de la vida existe desde antes que el verbo fuese pronunciado, y éste fue plantado por el espíritu que derrama las santidades y concede las gracias... a su costado corre un arroyo de aguas cristalinas por donde se conducen los sentimientos puros... protegiendo además una fuente de sabidurías y de otras profecías que no están a disposición de los tiempos respirables ya que pertenecen a la LUZ como esencia y origen del todo. Más allá de las certidumbres y de las incertidumbres, más allá de los encuentros y sus desencuentros, más allá de las presencias y de las ausencias, más allá de las ideas y sus ignorancias, más allá de las razones y sus vacíos irreflexivos, la navidad tiene vida propia. No es poca cosa. La navidad es un hecho contenido en la esencia del verbo, por ende es un sentimiento que desde su lugar de origen, desde el preciso instante que la LUZ fue alumbrada para traducir la palabra suprema, se ha diseminando por el espíritu del universo, llevando consigo afectos humanos tanto como sus otros sentimientos desencontrados, pero conteniendo las geometrías supremas que hacen al hombre como idea previa a la gracia... y siempre hay un instante cero previo al primer paso. La navidad es mucho más que una mera celebración... es un ángulo de la historia y como tal, despliega una significativa geometría del espacio que conduce a Dios. Una geometría que el hombre no logra ver porque está atrapado por el desprecio de su propia gracia, renegando de su alma y su destino, despegado de su espíritu y consecuentemente de las escalas que lo conducen al Señor que le concede los dones para cultivar los talentos. Los talentos andan apenados y sometidos a los virtualismos de los intereses presurosos, al tiempo que los dones (sus fuentes) se ven dispersos por las urgencias de vivir sin atender los principios y los valores que la vida exige a cada nacido de madre... el libro de la vida ve sus páginas borroneadas, y como consecuencia los destinos lo están... el árbol de la vida tiene quebradas las ramas de las savias de las herencias, por ende las mismas se niegan unas a otras, dañando las espirales y sus ciclos. Nuestro camino hacia la NAVIDAD comienza con un girasol... Alicia tiene el genio de percibir los momentos, y sea campo, sea maceta, sea pan o ventana, molino o tapera olvidada, se conecta con la esencia en ciernes y actúa en consecuencia. Nada es casual, antes bien todo es causal y las causas preceden a las aristas de los momentos... y esta senda guarda su primera señal en una flor que está diseñada, creada, para guiar los sentidos del hombre... la flor indica el día siguiente de la luz, pero el hombre no lo sabe porque ya no bebe ni tampoco concurre al oasis de los sentidos originales. Es así que el girasol habla... pero su voz sólo es cristal de vientos y testigo del día y su noche... también el girasol está bajo el signo de la Navidad, y ello, aunque no lo parezca, tampoco es un tema menor. Diciembre 17, 2011.-
Mi Navidad cursa a lo largo de la vida de los tiempos respirables, todos los días hay signos de la navidad, no hay día, hora, minuto, segundo en el que no esté presente Dios, por ello siguiéndolos (signos) me dirijo hacia la eternidad que me libre del peso de las finitudes... esencialmente de un hombre (y una mujer) que está/n en conflicto con el Dios que no le/s concede las gracias que él (ella) entiende que le/s pertenecen por derecho de nacimiento... sin embargo, lo que no está escrito en el destino, necesita del alma para que la gracia se revele como tal... y ello hoy, en esta misma tierra, no suele verse... el hombre desprecia a su alma, a su consciencia, a su ángel de la guarda y la secuencia de su tiempo... si no hay confluencias, si hay segundas intenciones, las gracias huyen y los haces (luz) se doblan antes de tocar (hacer contacto) a los espíritus... justo allí, los girasoles se mustian, sufren, se secan... pero el hombre no lo percibe... nadie ve más allá de la planta porque las almas están atrapadas a la baldosa, ente inerte.
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