el dispensador dice: muchas eran las señales, otro tanto los señalados, pocos se daban por aludidos, la mayoría se tenía por desentendido... algunos cultivaban penas... mientras que otros sembraban olvidos... algunos disimulaban... y otros carecían de oídos... sin embargo las señales llovían, sobre ciegos negándose a sí mismos... a veces la vida es rara, enseñándote la condición de lo sombrío, algunos disfrutan engañándose a sí mismos, mientras que otros no reconocen el potencial de sus mañanas, a efectos de desconocer sus ombligos... es extraño el tránsito respirable, cuando los humanos derivan como corriente de río, buscando desembocadura, para luego pasar desapercibidos... algunos apelan al ruido... otros se aturden con lo ajeno negando que fuese olvido... algunos se hacen los sordos, para luego herir mediante palabras que cortan el aire como si se tratase de espinos... la acacia cuando atraviesa, produce dolor pero sin aviso... la acacia cuando atraviesa, conserva el dolor obligando al sentimiento a un presente cíclico... sucede que ya nadie enseña de sueños, ni de curas herbolarias, ni de lecturas que agregan valor a aquellos que caminan desprevenidos... no pocos prefieren las ignorancias y otro tanto los facilismos, todos salvan las responsabilidades, así como los compromisos...
en el Tíbet existe un eco ancestral que recita: si el río no te llega, no te sumerjas en él... tiene varias interpretaciones, algunas prácticas y otras espirituales... algunas que refieren a los destinos y otras a sus realidades... dejando en claro que hay personas que necesitan del sufrimiento recreado para saberse vivos, al tiempo que otras personas necesitan ver cómo proporcionan sufrimiento a otros... desde luego no son los únicos modelos, pero no es poca la humanidad que amanece desplegando la vela de los padeceres, navegando sus días con proa a los sufrimientos, para luego alcanzar sus noches satisfechos de haber producido nuevos y más sofisticados daños a sus prójimos... los espíritus padecen "infiernos cortos", "infiernos no tan cortos", e "infiernos largos", no lo hacen fuera de sí mismos sino dentro de sus propias esencias, esto es que hacen de sus consciencias un verdadero infierno... cuando la consciencia se sustenta en el resentimiento, el espíritu se empecinará en perjudicar a un prójimo, a más de un prójimo, a muchos prójimos... y como no verá saciado dicho resentimiento, mejorará la técnica para expandir su capacidad de daño... esos espíritus hablarán de paz, pero tomarán distancia cuando ésta (paz) se les arrime para ponerlos a prueba... léase: si el río no te llega, no te sumerjas en él...
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
porque cada río guarda su motivo así como cada espíritu conserva el propio... casi siempre se ve el árbol, a veces hay capacidades para distinguir las ramas, así como hay quien valora las hojas, así como habrá quien valore los frutos, así como habrá quien aprecie las flores, pero difícilmente habrá alguien que dimensione el valor de las raíces... porque estas no se ven... no se detectan... no se intuyen... y no reconocen que las raíces representan la ecuación "inversa" del árbol... desconocen que el árbol habla en soledad y/o con su bosque y/o en su monte... así como desconocen que ése mismo árbol es o puede ser fuente de señales... el árbol no guarda resentimientos y no necesita producir daños a nadie... pero eso el espíritu atribulado no lo comprende y mucho menos lo reconoce, por eso lo tala... del mismo modo que tala las inspiraciones de los otros... del mismo modo que tala las voluntades y los esfuerzos ajenos... del mismo modo que usa y abusa de las bondades hasta secarlas para luego convertirlas en objeto de culpas endosadas... cada río guarda su motivo, así como cada espíritu conserva el propio... y si no lo tiene, lo robará a un tercero distraído... para hacerlo propio y venderlo al mejor postor, una y otra vez...
destruir algo es destruirse... a sí mismo... porque ése algo llegó por un motivo que, al ser negado, será desconocido... sacrificando la oportunidad tanto como el sentido de dicha oportunidad... donde la oportunidad es esencia y donde el sentido está ausente cuando se carece de consciencia... la mente, así como el alma, así como el espíritu, puede ser un campo de batalla de la consciencia versus la inconsciencia, esa batalla es íntima, propia, desconocida para los demás, pero desagrega valor a medida que suma inconsciencia... y la inconsciencia se alimenta de la necesidad de destruir, de talar el árbol para separarlo de su raíz, de ejercer un daño para gozar el sufrimiento ajeno... entonces, lo que se destruye en el camino propio, regresará al espíritu como carga... y ésta será tan agobiante que el espíritu quedará paralizado hasta su próxima ejecución de karma... hasta su próxima ejecución de dharma... renaciendo en el agobio contenido... portando la carga que se vuelve lodosa, viscosa, adhesiva...
cuando el alma no se cultiva, se seca... cuando el espíritu no es huerto, no se ara, no se siembra, no se reconoce... cuando la consciencia se niega se calla... cuando la voluntad no es río, es un desierto... cuando el esfuerzo no es campanario, la vida no suena... cuando todo esto sucede, las esferas se detienen y la vida se vuelve un suplicio... el ángel de la guarda concedido permanece expectante para dar testimonio de lo negado y todo aquello que formó parte del olvido... a sabiendas que el destino permanece indeleble, registrando lo elegido...
hay espíritus compungidos que burlan el SOL, a pesar de saberse "nacidos". ABRIL 11, 2017.-
si el río no te llega, no te sumerjas en él...
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