el dispensador dice: todo lo que necesitas de tí, está en ti mismo y sólo allí... hacia afuera, todo lo que necesitas para tí, es menos, cada vez menos... porque lo que tomas del exterior pesa... pesa en peso específico como pesa en pasado no resuelto, así como pesa como masa o pesa como culpa propia o ajena... pesa como pregunta o lo hace como falsa respuesta... sucede que nadie es más que la evidencia de su alma... sucede que nadie es más que el color de su aura... sucede que nadie es más que el altar de su espíritu... sucede que nadie es más que el valor de su consciencia... sucede que nada pertenece a nadie... sucede que nadie pertenece a otro... sucede que nadie es propietario de nada... sucede que cuando el huerto no contiene semillas de afectos genuinos, los brotes nacen secos...
el occidente de las prisas, los apuros y las urgencias proporciona a las gentes una máscara para que disfrace su identidad, lo hace anónimo de sí mismo, desconocido de su pasado, ignorante de su presente, mezquino de su futuro, miserable de su destino... las gentes se ocultan tras la máscara distorsionando su gracia para parecerse a los otros, terceros que transitan sus destinos extraviados en un paisaje que los aturde y los nubla, haciéndoles creer que viven porque respiran, omitiendo revelarles que sus destinos están siendo sacrificados en cada presente, por simple carencia de un mañana necesario que los contenga... la máscara compra y vende... engaña, miente, traiciona, mezcla, deforma... pero ninguna persona llega a ser su máscara... sólo es la máscara de su propio drama... para el occidente de las urgencias, el error siempre está en el prójimo, y la competencia despiadada habilita a atropellar a los otros con desprecio, partiendo de la intolerancia que se utiliza como espada y como lanza...
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
el ruido no permite oír... no permite escuchar... no permite entender... no permite descifrar... no permite introyectar... no permite reflexionar... aturde... no más que eso... confunde... no más que eso... las vidas se espejan en espejismos, pero esas mismas vidas no se viven como entidad con identidad... siempre ocultan tras sus máscaras, una máscara que se adecúa al alma que se vende cediendo la dignidad a cambio de un efímero bienestar que incomoda a medida que se gasta... impiadosamente...
el autoengaño es un déficit de honestidad... así como es un déficit de humildad... el engaño al sí mismo es una pérdida de identidad que demanda el uso y cambio de máscaras para poder llegar al día siguiente, siendo inconsciente a que llegado el día, la máscara caerá dejando expuesta la miseria que se arrastraba por detrás... nadie nace por el otro, así como nadie muere por él... por consiguiente la identidad revela la esencia del ser que la ostenta, porque sólo le pertenece... igual que la piel... igual que los sentidos... igual que los sentimientos... cuando la fibra no es genuina, cuando la fibra es pantalla, sé es cáscara, pero no huevo...
la soberbia es una alfombra que envenena... que intoxica mediante el ejercicio de los cinismos que a su vez se nutren de las hipocresías... el alma deja de flotar para tornarse densa... de tan densa, inmóvil... paralizada... mientras la vida se escurre sin ser vivida...
los vacíos del alma sólo se llenan con la humildad de la aceptación del valor de lo genuino, y lo genuino sólo se recibe de la fuente en la que se bebe para ser uno mismo... eres libre sólo cuando no eres esclavo de ti mismo, y al serlo de ti mismo (esclavo), terminas siéndolo de todos los demás y de todo lo demás... lo que te ata, te atrapa, te inmoviliza, te consume, y te seca. ABRIL 06, 2017.-
el afecto no es pertenencia, tampoco obsecuencia... el amor no es pertenencia, tampoco obsecuencia...
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