al alzar la mirada,
quizás impulsado por la brisa,
posiblemente empujado por la consciencia,
o porque algo me empujó a hacerlo, simplemente,
vi que tu aura se reflejaba en el cielo,
extraño halo iridiscente,
me seguía el paso...
jugueteando con las nubes en hilos o densas.
inmediatamente bajó la idea,
la presencia se manifiesta de distintas formas,
artilugios divinos para indicar su compañía,
saber que está ahí, siempre,
en forma de luz, en forma de sombra,
como algo que nos pareció pero luego no se veía,
que seguramente estaba allí pero ya no lo hace...
entonces, me sentí protegido, acompañado, prescindente de presencias corporales,
reconfortado en mi soledad...
miré mi sombra, y me dije,
este día te pertenece... ahora debes pertenecer al día.
el dispensador: desentrañando ecuaciones y mensajes del Señor de la LUZ. Julio 03, 2009.-
DEDICADO A: los que acarrean penas por estas horas...
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