el esfuerzo vale la pena...
cuando volteas la mirada y la enfocas hacia abajo,
sabiéndote por sobre las nubes,
aire frío, mucho abrigo protegiendo oidos, nariz, boca...
miras divisando el paisaje,
algo te invita a volar,
despliegas las alas y lanzas la mente en busca de visiones...
la capilla y el caserío son parte de la esencia,
del tiempo compartido en la inteligencia del afán,
la humildad se reparte entre miradas leves,
andar lento propio de las grandes alturas,
las hojas se nutren de savia y tierras,
asumiendo el todo un extraño color a tarde...
aún en el alba, sólo cambiando los brillos,
profundizando los tonos, brindando perspectiva,
aquella que enriquece las lejanías...
quisieras quedarte en la cima,
apreciando las distancias,
desparramando pensamientos que nacen de la calma,
sin tiempo, con mucha alma...
el dispensador: cieleando la mente. Julio 11, 2009.-
DEDICADO A: los momentos, los silencios, los amaneceres sin tiempo, las tardes sin aliento.
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