mirando al tiempo pasar
he visto diluir el tormento
de todo aquello que no es viento,
piedra, mica, lluvia, pena y sal...
no me gustan los lamentos,
mucho menos los pesares,
tampoco los olvidos,
ni siquiera las negaciones,
sepa usted que...
la persona que no se despide...
estará siempre presente,
expresando algún momento
donde vibraron las auras,
se aunaron corazones,
se amaron las almas...
si así es como sucede,
verá usted que lo que antecede
me lo transmitieron como pensamientos,
otros sabios,
de otros tiempos,
que moraban en el rancho,
este que usted está viendo
y que yo encontré pa´l descanso,
el mío claro está...
pero ni pena me da porque el rancho era tapera,
y esos mismos sabios me dijeron,
que estaba solo porque no era pa´ cualquiera,
pero nunca me lo creí,
aunque sí le puedo asegurar
que a estas distancias no llega nadie,
no porque no se atrevan,
sino porque el miedo los aleja...
aquí conmigo mora el frío, la helada extrema,
la nevada traicionera,
así como también el calor,
y un desierto que no espera,
que identifica velozmente,
la calidad del alma que le llega,
y si la misma no es pura...
le nublará el destino hasta ahogarlo en la locura.
los duendes de estos lares,
no admiten a los ventajeros,
mentirosos o aventureros,
la envidia no la toleran...
aquí exigen amar la tierra,
entregar el alma, ser sincero,
pa´ encontrar calor en el adobe,
refugio bajo el cardón templado,
alguna vez alimento, sopa de piedras y tientos...
¿no la ha probado?... se llevará una sorpresa,
lo que sabían los aymaras,
lo que sabían los quechuas,
calchaquíes y otros sueños...
para curar el alma,
para recuperar el espíritu,
alcanza con una tapera,
en la cordillera salteña...
el dispensador: buscando refugio distante. Julio 24, 2009.-
DEDICADO A: los buscadores de sabidurías no expresadas, de las otras perdidas, de las muchas nunca halladas.
pinturas de Jorge Frasca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario