justo cuando el día se diluía en una tardecita soleada,
habiendo pasado la lluvia,
dejando las riberas del camino con espejos de agua,
los árboles se hallaban quietos y el sosiego nos ganaba...
quise caminar un rato
en la soledad que me llamaba...
allí estaba ella esperándome en el camino,
sin ser vista por humanos
ni detectada por los perros
me esperaba tras los desiertos de las penas olvidadas,
venían conmigo y como siempre estaban,
la ilusión, voluntad, destino, y esperanza...
ecuación de la que he aprendido, uno no debe desprenderse
porque nunca sabes cuando es el momento
en que la soledad llamará para que llegue el viento,
y sin que nadie lo perciba,
mueva tiempo y recuerdos
nostalgias y sentimientos,
transformándolos en sendas que demandan pensamientos...
y así, casi sin quererlo,
acepté mi destino,
sin mochila, sin alimento, ni siquiera un poco de vino,
la soledad me empujó de buena gana,
hasta con amabilidad hacia mi nuevo destino...
dejé atrás el camino que tanta veces había visto,
no quise mirar atrás para no restar lejanías,
sabía que finalmente como siempre había sido,
la mano invisible me seguiría
ayudándome a vivirlo...
cuando te dejas llevar y te vas acostumbrando,
reconoces que en tu soledad
siempre habrá un ángel esperando.
el dispensador: nostalgias de sendas mojadas en tardes soleadas de llanuras olvidadas. Julio 25, 2009.-
DEDICADO A: los pensamientos kapasulinos... los pensamientos del oricalco... los contenidos de Pandora.
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