y justo cuando comenzaba la primavera,
justo allí, la libélula no voló...
no halló colores ni tampoco néctares,
simplemente no voló...
no lo hizo porque no hubo mañana...
no amaneció... ni tampoco atardeció...
la libélula fue la primera señal...
porque ella no voló sabiéndose indefensa ante una noche extraña,
no planeada...
los ritmos se habían saturado y algo había cambiado,
las flores no se habían abierto,
las hojas permanecían espectantes,
las savias vegetaban a la espera de sus tiempos...
entonces, sólo entonces
el sol simplemente no emergió...
todo permaneció en oscuridad,
porque su luz fue absorbida por el hueco de energía que hay en el centro de la galaxia, pero esto ya había ocurrido y otra humanidad distinta había asistido al fin del ciclo...
la TIERRA estaba oscura,
las gentes se preguntaban por qué no amanecía,
por qué no comenzaba el día,
dónde estaba el astro de la luz naranja,
qué sería de sus días en la noche extensa...
cuando el alma se ahoga en preguntas sin respuesta,
se anulan las soberbias, invade el miedo...
el dispensador: sabiduría de sabidurías en el Chilam Balam. Septiembre 20, 2009.-
DEDICADO A: los que saben de conjunciones y de núcleos que absorben energías.
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