se fue nublando lentamente,
del calor agobiante se pasó al frío helado,
ese que anida en los huesos...
que no se calma ni con muchos pesos...
las almas se esfumaron,
las calles quedaron desoladas,
y las sensaciones se cobijaron en la costumbre de los hogares...
no hubo quejas, simplemente dudas...
no hubo penas, simplemente ansiedades...
la oración se fugó buscando abrigo seguro,
se olvidó el reclamo y se quitó el recuerdo,
qué pasaría mañana, quizás dentro de un rato,
cuando todo se altera desaparece el soberbio,
se instala el temor, avanza el silencio
con forma de preocupación,
la incertidumbre mata, en especial cuando
el espíritu se siente indefenso...
el músculo está tenso, de la soberbia ostentada,
y ahora disimulada por la nueva circunstancia que condiciona la ocasión...
anida la desazón en las miradas perdidas,
se ahogan lágrimas entre las dudas,
¿viene la revelación o será apenas un fuerte ventarrón...?
quédese el alma bajo su techo,
no se quite de dónde está...
todo aquello que te mueve,
puede ser bueno o puede ser malo,
depende del valor que sustente,
de la intención inocente que guarda tu corazón,
si ofreces la mano al pasado, este te llevará,
ya que el valor genuino,
es aquel se origina en el espíritu caliente,
que abre su mano al SOL
para compartirla con otro viviente...
sin condiciones,
sin pedir a nada a cambio,
porque diosito sabe todo,
incluso que el SOL siempre sale para todos.
no hay mañana sin pasado...
no hay hoy sin una mano,
si te pierdes el mensaje,
te quedarás sin la señal,
dando pautas bien claras que aquello que has caminado,
ha sido cultivando la soledad.
el dispensador: de soledades y nubes bajas. Septiembre 28, 2009.-
DEDICADO A: los que caminan por la vida sin pedir nada a cambio...
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