el alma se miró a sí misma...
descubrió un manantial nunca antes visto,
suave, perfumado, fresco,
las aguas permanecían quietas,
así buscó el reflejo de su propia imagen...
no se halló...
soprendida, concentró su atención en el conjunto,
y justo allí,
se vio estallar en sus propios colores,
y decidió ser aura, ofrecer sus manos,
compartir su visión, se iluminó el día,
entonces el manantial anunció...
que el tiempo del renacer había llegado,
que siempre se está a tiempo para reverdecer,
brindando vida, compartiendo abrigo,
respirando néctares que te nutren de luz.
en la flor se puede volver, siempre...
el dispensador: regresando a los colores. Septiembre 21, 2009.-
DEDICADO A: los que han descubierto sus manantiales.
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