Evangelio: Marcos 10, 46-52
"Maestro, haz que pueda ver"
En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: "Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí." Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: "Hijo de David, ten compasión de mí." Jesús se detuvo y dijo: "Llamadlo." Llamaron al ciego, diciéndole: "Ánimo, levántate, que te llama." Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: "¿Qué quieres que haga por ti?" El ciego le contestó: "Maestro, que pueda ver." Jesús le dijo: "Anda, tu fe te ha curado." Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.
el dispensador dice:
cuando creas que todo lo sabes...
cuando creas que todo te resulta fácil...
cuando creas que el mundo está a tus pies...
cuando creas que estas libre de todos los males...
cuando creas que eres más que los demás o que algún otro...
cuando creas que eres único...
cuando creas que la vida ya nada puede darte...
cuando creas que lo que haces es superior a lo hecho por resto...
cuando creas que después de ti no hay nada...
justo allí,
Dios te tendrá preparada una sorpresa...
para que regreses a ser humilde,
para que regreses a ser agradecido,
para que agaches la cabeza en son de aceptación,
para que olvides las soberbias,
para que no seas necio,
para que con lágrimas en los ojos, digas:
perdón SEÑOR...
apenas soy uno más de tus almas en la Tierra.
el dispensador: humildades al viento. Octubre 25, 2009.-
DEDICADO A: los que no necesitan de ojos para ver... gracias, al ojo de Horus.
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