el principio
Evangelio: Lucas 13,31-35
"No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén"
En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle: "Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte." Él contestó: "Id a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término." Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén. ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos baja las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor.""
el dispensador dice:
se te cierran los oidos,
se te cierran tanto que ya ni el alma escucha...
se te nublan los ojos,
se te nublan tanto que ni el alma ve...
se te silencia la piel,
se te silencia tanto que ya no siente...
pueden pasar profetas,
pueden enviar señales,
pueden exacerbar las evidencias,
pero nada abre al espíritu soberbio...
aquel que se ha cerrado a los sentimientos
para sólo valorar por el método del odio y la envidia...
así se va secando la tierra que pisas,
así se va secando el aire que respiras,
así se van secando las fuentes que te nutren...
hasta que finalmente caes en la cuenta que aquello que has despreciado,
justamente eso, era lo que guardaba valor genuino.
el dispensador: viendo como asciende la temperatura al tiempo que las soberbias van secando los suelos. Octubre 29, 2009.-
DEDICADO A: los que saben caminar a planta descubierta por las arenas hirvientes.
jueves, 29 de octubre de 2009
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