Argentina mía, cuánto, cuánto me dueles...
el lado oscuro te está secando al amparo de sus negruras.
vagarán tus almas... se disgregarán tus dignidades...
se perderán tus luces... se ocultarán tus tradiciones...
al tiempo que nos sumergimos en una especie de cultura medieval...
donde la Tierra no gira y el Sol no oscila...
donde todo se compra y se vende según las conveniencias del atropello...
Argentina mía, nos vamos licuando...
pero una mañana te verás sorprendida por un hecho impensable,
y regresarás para nutrir nuevamente al mundo con tu presencia.
Volveremos... quizás no yo,
en el hijo se puede volver (decía el poeta)... siempre.
el dispensador: desolación. Octubre 10, 2009.-
DEDICADO A: los argentinos de bien, que los hay y muchos.
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