jueves, 3 de noviembre de 2011

SIN MOCHILA

EVANGELIO
Lc 15, 1-10
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo, pero los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: "Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos". Jesús les dijo entonces esta parábola: "Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido". Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse". Y les dijo también: "Si una mujer tiene diez dracmas y pierde una, ¿no enciende acaso la lámpara, barre la casa y busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, llama a sus amigas y vecinas, y les dice: "Alégrense conmigo, porque encontré la dracma que se me había perdido". Les aseguro que, de la misma manera, se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".


EVANGELIO
Lc 16, 1-8
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús decía a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un administrador, al cual acusaron de malgastar sus bienes. Lo llamó y le dijo: "¿Qué es lo que me han contado de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no ocuparás más ese puesto". El administrador pensó entonces: "¿Qué voy a hacer ahora que mi señor me quita el cargo? ¿Cavar? No tengo fuerzas. ¿Pedir limosna? Me da vergüenza. ¡Ya sé lo que voy a hacer para que, al dejar el puesto, haya quienes me reciban en su casa!". Llamó uno por uno a los deudores de su señor y preguntó al primero: "¿Cuánto debes a mi señor?". "Veinte barriles de aceite", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo, siéntate en seguida, y anota diez". Después preguntó a otro: "Y tú, ¿cuánto debes?". "Cuatrocientos quintales de trigo", le respondió. El administrador le dijo: "Toma tu recibo y anota trescientos". Y el señor alabó a este administrador deshonesto, por haber obrado tan hábilmente. Porque los hijos de este mundo son más astutos en su trato con los demás que los hijos de la luz.



el dispensador dice:
se acercan las luces,
se alertan las cruces,
se encienden las velas,
crujen las suelas,
ángeles atentos,
consciencias en pensamientos,
los miedos no atajan,
las huellas rebajan,
el que no halla la escala,
en su oración no recala,
sin fe en la palabra,
se quiebran las tramas,
al paraíso se llega sin mochila,
para los demás estadíos,
abruman las cargas,
el que burló su aura,
padecerá el día sin mañana...

se asientan las diferencias,
no es cuestión de creencias,
la FE no se compra, tampoco se vende,
la FE no se presta, tampoco se resta,
la FE no se nombra, tampoco da sombra,
la FE no se escribe, tampoco se recibe,
la FE no se recita, tampoco habilita,
la FE no se burla, tampoco hace bulla,
la FE no se regala, tampoco se engaña,
aquello que sientes,
no es lo que se miente,
si escondes segundas intenciones,
desconoces tus pasiones,
el que sus pasiones desconoce,
la gracia lo descose...

enciende tu lámpara,
espera paciente,
no vuelvas la cara,
no regreses miradas,
lo que sucederá mañana,
merece tu espalda,
quien se va por la espada,
el verbo lo reclama,
quien ha negado su calma,
se conocerá en sus llamas,
no hay clamor y no hay lágrima,
cuando de desprecios se trata,
el que no escucha su alma,
se queda sin su alba,
lo que los abismos separan,
no se une con palabras,
cuando pronuncias sentimientos,
las palabras son silencios.
Noviembre 03, 2011.-




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