Creado por científicos holandeses, este hito de la nanotecnología puede desplazarse varias milmillonésimas de metro cuando recibe un haz de pulsos eléctricos
Día 14/11/2011 - 09.17h
Si bien se trata de un coche que jamás podrá llevar un pasajero, el trabajo de un grupo de científicos holandeses constituye un verdadero hito en los anales de la nanotecnología. El pequeño coche está conformado por un puñado de átomos, con cuatro extensiones a modo de ruedas, que puede avanzar algunas milmillonésimas de metro cada vez que recibe un tren de pulsos eléctricos. Es posible que no tenga una aplicación práctica inmediata, pero constituye una prueba irrefutable de lo que puede hacer la nanotecnología en la actualidad.
La industria automotriz está migrando -muy lentamente- hacia los coches híbridos o eléctricos. Cada semana vemos algún avance que nos acerca un pasito más al día en que todos los coches pertenezcan a esa categoría, aunque queda todavía mucho camino por recorrer. Un grupo de científicos holandeses, pertenecientes a la University of Twente, han querido utilizar las posibilidades que brinda la nanotecnología para crear un pequeño (¡pequeñísimo!) coche a partir de un puñado de átomos, capaz de desplazarse por una improvisada carretera de metal gracias a breves impulsos eléctricos.
El trabajo, si bien constituye una curiosidad científica, no tiene por ahora una aplicación práctica o comercial.
Sólo demuestra cuáles son las posibilidades que brinda la nanotecnología actual. El coche en cuestión es una molécula, diseñada a medida con cuatro “extensiones” que hacen las veces de “neumáticos”, y que solo puede funcionar a temperaturas extremadamente bajas, muy cerca del cero absoluto. La energía necesaria para que el coche se desplace es aportada por un microscopio de efecto túnel, un dispositivo que a través de una punta muy fina de metal genera una corriente de polarización que mueve electrones de un lado a otro mediante el efecto túnel. Cuando reciben esta corriente, las zonas de la molécula que actúan como ruedas se deforman y la impulsan hacia adelante.
Milmillonésima de metro
Para avanzar necesita recibir un tren de impulsos electricos, y durante los experimentos se demostró que puede desplazarse hasta seis milmillonésimas de un metro cada vez que recibe 10 impulsos eléctricos. Tibor Kudernac, responsable de la investigación, consciente de que su trabajo es poco más que una curiosidad, ha dicho lo siguiente:
«Basta con mirar a nuestro alrededor para ver que en todos los sistemas biológicos existen un gran número de máquinas moleculares o de motores formados a partir de proteínas que realizan funciones muy específicas. Por ejemplo, la contracción de nuestros músculos existe gracias a motores basados en proteínas.
Este vehículo eléctrico es solamente la demostración simple de que podemos lograr hacer algo similar y, por tanto, constituye un ejemplo capaz de motivar a otros científicos a realizar una aplicación práctica».
Es difícil imaginar cuál podría ser la aplicación concreta de este principio que logre convertir en millonario a algún inventor, pero estamos seguros de que dentro de no mucho tiempo veremos en las tiendas dispositivos que funcionan gracias al trabajo del equipo dirigido por Kudernac.
el dispensador dice: mientras los duendes corretean por un mundo paralelo que se mezcla con el de los humanos, ellos, los seres humanos viven sumergidos en sus apuros, en sus vivencias, en sus dramas, en sus tragedias, pero los mundos se superponen de un modo singular, tan peculiar como intangible a las capacidades del hombre... el hombre no logra ver con sus ojos... y aquello que no ve lo pasa de largo... no alcanzándole los sentidos para descubrir que aquello que cree... simplemente no es. Puertas se abren y cierran a una velocidad tan flagrante que es imposible detectarlo por pobres sentidos... a veces un perro mascota lo observa, ladra instantáneamente, para callar asustado o ladrar más desesperado aún. Temerosos felinos hogareños quedan perplejos ante la magnitud de aquello que contemplan sin poder compartirlo con nadie en el entorno contiguo... en efecto, existe un mundo de vidas que se contiene en el otro, en verdad, existen varios mundos simultáneos, replicantes, armónicos, consonantes, donde distintos conciertos contienen bullicios de vida que se comparte en la inconsciencia del ser humano. Un hombre que cree tener todo bajo control sin atender que nada lo está. Las geometrías del universo permiten paradojas impensadas, mucho más aún las ecuaciones que se esconden en sus ángulos vertiginosos donde las esferas se alborotan agitadamente en busca de confluencias concertantes. Los umbrales son tan simultáneos como los mundos en sí mismos... ellos contienen ventanas por donde los seres curiosos pueden asomarse a descubrir otras virtualidades... y aparecen portales subrepticios que se abren únicamente para los elegidos, sabios observadores, silenciosos, que aceptan pasar sin dejar huella y modificar realidad alguna ya que ello produciría paradojas imposibles de ser resueltas... cada universo es un nido de universos y sólo la inocencia da acceso a ellos. Cuando intentas apoderarte del instante, éste huye para salvarse de las intenciones... los universos paralelos son tantos como dimensiones hay... y siempre, el hombre se ata a aquello que pueda interpretar con sus primitivos sentidos, aquellos que le enseñan que sus pies están adheridos a un suelo tangible. Mientras tanto, los duendes siguen corriendo. Noviembre 14, 2011.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario