Aparece el tesoro de guerra del fotógrafo Walter Reuter
La mayoría de las 4.000 fotografías realizadas durante la Guerra Civil estaban en una lata en la casa de Guillermo Fernández Zúñiga, padre del cine científico español
Madrid
Los escritores cubanos Nicolás Guillén y Pita Rodríguez, el chino Se-U, el noruego Nordahl Grieg y el danés Sigvard Lund, durante la visita de los intelectuales al frente de Guadalajara, en julio de 1937. WALTER REUTER FONDO FOTOGRAFICO GMZ
Cuando el alemán Walter Reuter se alistó para luchar por la República, se percató de que se le daba mejor disparar fotos en lugar de balas: se dedicó a disparar miles durante toda la guerra civil española y su nombre quedó ligado a la historia fotográfica de aquella contienda junto a otros como Robert Capa o Gerda Taro. Sin embargo, falleció en 2005 exiliado en México y dando por perdido su archivo fotográfico de la contienda: nunca supo qué fue de él. Una reciente investigación ha concluido que las imágenes perdidas de Reuter se han conservado en un fondo que ha permanecido oculto durante 80 años.
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Aku Estebaranz, experto en fotografías históricas, ha pasado más de seis meses resolviendo un “puzzle gigante”; el que componen los más de 4.000 negativos de un fondo que estaba en casa de Guillermo Fernández Zúñiga, considerado padre del cine científico español. Este acervo, en su inmensa mayoría inédito, fue hallado en 2011 en una vieja lata de película cinematográfica y era completamente desconocido incluso por la familia de Zúñiga, que lo donó a la Asociación Española de Cine Científico (ASECIC) para que lo catalogase.
A medida que el trabajo avanzaba, los indicios de que estaban ante el archivo perdido del fotógrafo alemán comenzaron a ser abundantes, por lo que la asociación contactó a Estebaranz, quien ha concluido que “un 70-80% del archivo corresponde a fotos que hizo Reuter y el resto a Zúñiga”. Para llegar a esta conclusión, el equipo de investigadores, en el que también participan Rogelio Sánchez, de la ASECIC, y Alfredo Moreno, historiador y fotógrafo, ha analizado las características de las tiras de negativos y diversas publicaciones de la época como el diario Ahora!, en el que Reuter publicó centenares de imágenes que firmó y cuyos negativos se encuentran entre los que tenía Zúñiga. Han publicado en la red los resultados de su estudio.
Cómo llegaron las imágenes a manos de Zúñiga y si este conocía la autoría “es un misterio que quizá nunca se llegue a aclarar”, explica Estebaranz. Reuter se se exilió de su Alemania natal a España en 1933 para huir del auge del régimen nazi. Se estableció en Málaga y cuando la Guerra Civil estalló, envió a su esposa y a su hija a París mientras que él se echó al hombro un fusil y su cámara. Se alistó en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU) y colaboró con el Comisariado de Propaganda, donde también trabajó Zúñiga.
Tal y como muestran las fotos que se le atribuyen, recorrió numerosos escenarios de la contienda: cubrió las batallas de Madrid, Jarama, Guadalajara y el Ebro, y eventos como el Congreso de Intelectuales Antifascistas. “La cantidad de fotos que hizo Reuter en comparación con otros fotógrafos es enorme porque él se pasó toda la guerra en España, mientras que otros, como Robert Capa, iban y venían”, explica Estebaranz.
Cuando el frente de Cataluña cayó en 1939, tanto Zúñiga como Reuter huyeron a Francia. Según la biografía del fotógrafo alemán citada por Estebaranz, este dejó una maleta con todo su material fotográfico en una oficina de prensa del Gobierno Republicano en Figueres, con el compromiso de que un enlace lo trasladase a París. “Nadie sabe qué pasó, pero las fotos nunca llegaron ”, explica Estebaranz. Poco después estalló la Segunda Guerra Mundial y Reuter fue enviado por las autoridades francesas a un campo de concentración en el norte de África, del que se fugó a México con su familia. Zúñiga permaneció en Francia unos años y posteriormente se exilió a Argentina.
Estebaranz no descarta que entre las imágenes el fondo Zúñiga haya fotos pertenecientes a otros autores, como Gerda Taro o Robert Capa, ya que era habitual que los reporteros gráficos de aquella época “intercambiasen negativos y compartieran autorías”, aunque considera que serían “casos aislados”. A partir de ahora, el equipo espera recibir una subvención del Ministerio de Cultura para proseguir con la catalogación y digitalización del fondo con el fin de incluirlo en el archivo digital público PARES. Para Estebaranz y su equipo el hallazgo es de una importancia enorme porque resuelve uno de los grandes misterios de la historia fotográfica de la guerra civil. Señala que “todos hemos visto o tenemos en la cabeza algunas fotos de la guerra y nos estamos enterando ahora de que las hizo Walter Reuter”.
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