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Thuk Je Che Tibet.
RECIBIENDO LAS BENDICIONES DEL BODTHISATVA TARA.
La entrada al camino de la meditación del Bodhisatva Tara se hace a través de la Iniciación. La transmisión de su sabiduría iluminada y bendiciones.
Cuando recibimos la transmisión de las bendiciones de Tara Verde, por ejemplo, primero ofrecemos un mandala al Guru, a quién deberíamos visualizar y realmente sentir como siendo realmente la diosa Tara, presente frente a nosotros. Uno visualiza al Guru en frente nuestro como Tara. Uno también visualiza que Tara está presente en el mandala en el altar frente a nosotros.
Desde el centro de los corazones de estas dos Taras, una luz brillante irradia hacia delante tocándonos a nosotros y a todos los seres sintientes. Esta luz radiante transforma nuestros cuerpos ordinarios de carne, huesos y sangre, y nos convertimos en una órbita o bola de luz, una masa de luz.
Todos los fenómenos ordinarios se disuelven en el estado de la Vacuidad. Descansamos nuestras mentes de manera natural en ese estado, permaneciendo en ese estado que es la presencia de luz dentro de la Vacuidad, la claridad de la Vacuidad. Desde esta Vacuidad, todo es posible.
El lugar donde estás es el reino puro de Tara, el reino Turquesa conocido como “Armonía de hojas turquesa”. Ya no apareces en tu forma ordinaria sino que tu naturaleza es la de una bola de luz. Cualquier sonido que escuches es el eco del mantra de Tara.
Cualquier pensamiento que pueda surgir o que se te pueda ocurrir es tu sabiduría, es Vacuidad. Todos los fenómenos, todo, es como el espacio. Ya nada de lo mundano u ordinario permanece como tal.
Seguido, aparece una flor de loto y sobre esa flor aparece la letra “AH” que se transforma en un disco de luna. Sobre ese disco lunar hay una sílaba “HUM” azul, de la cual emana una luz brillante que se esparce por todo el universo.
Esta luz impacta en todo los seres vivos, purificándoles de sus oscurecimientos y de sus actos negativos. Estos rayos de luz radiante también hacen ofrecimientos a los seres iluminados y son reabsorbidos de nuevo por la sílaba “HUM”.
Tras la transformación de esta sílaba, que representa la naturaleza de nuestra propia mente, aparecemos en la forma de Tara.
Ella es de color verde, con una cara y dos manos, y los pies doblados hacia adentro. Su mano derecha está abierta, extendida y girada hacia fuera sobre su rodilla derecha haciendo el gesto de la suprema generosidad.
La mano izquierda está en el gesto de conceder refugio, con el dedo pulgar tocando el dedo anular y sosteniendo entre estos dedos el tallo de una flor utpala, una flor de loto azul, que se extiende por encima de su hombro izquierdo. Esta flor utpala que Tara sostiene entre sus dedos tiene tres flores: una de ellas es todavía un botón cerrado, otra está completamente abierta y la última está ligeramente seca ya.
Tara es de un color esmeralda hermoso, su naturaleza es de luz. Tara está adornada con ornamentos magníficos, corona, collar y demás, como también con prendas de seda. Su postura está llena de gracia, su pierna derecha está ligeramente extendida y su pierna izquierda ligeramente doblada hacia ella.
En su frente se encuentra la sílaba “OM” blanca, representando el cuerpo de todos los Budas; en su garganta está la sílaba “AH” roja, el habla de todos los Budas; en su corazón se encuentra la sílaba azul “HUM”, que es la mente de todos los Budas. De hecho, tu cuerpo, habla y mente han sido siempre los sagrados cuerpo, habla y mente de los Budas.
Hasta ahora, éstos los has percibido como siendo impuros. Para poder trascender esto, visualiza tus tres lugares con las sílabas OM, AH y HUM. Sobre la sílaba HUM, uno debería visualizar la sílaba TAM, la sílaba semilla de Tara.
Además, el Guru también aparece con esta misma forma de Tara Verde, así como la Tara del altar.
Dentro de nuestro propio corazón apareciendo
nosotros como Tara, y en los corazones del Guru que aparece como Tara y de la Tara del altar, aparece una pequeña forma de Tara. Dentro del corazón de esta pequeña Tara se encuentra a su vez una diminuta sílaba TAM, la sílaba semilla de Tara.
Luz brillante irradia desde los corazones del Guru y de la Tara del altar.
Esta luz llena por completo el universo, esparciéndose en las diez direcciones hacia los campos puros de los Budas y llega a todos los seres iluminados, invocando de esta manera infinitas bendiciones de los Budas y Bodhisatvas, convocando su sabiduría y compasión.
Especialmente, esta luz va hacia el reino “armonía de hojas turquesa” en el paraíso Potala de la dirección sur, donde reside el aspecto de sabiduría de Tara. Ahora todos los seres iluminados adoptan la forma de Tara. Hay, por tanto, en el espacio sobre nosotros y a nuestro alrededor millones y billones de Taras Verdes de apariencia exquisita que caen sobre nosotros y se absorben en nuestros cuerpos. Las más grandes de estas Taras pueden ser enormes como montañas, y las más pequeñas, no más pequeñas que el tamaño de una semilla de sésamo.
Como una tormenta gigantesca formándose desde las diez direcciones, todas estas Taras caen y nos llenan como una fuerte lluvia, absorbiéndose dentro de nosotros. En una iniciación, esto es conocido como el descenso de las bendiciones y es extremadamente importante.
Ahora, uno visualiza claramente las sílabas de los tres vajras: OM, AH, HUM, en la frente, la garganta y el corazón, respectivamente. También visualizamos el aspecto de samadhi meditativo en nuestro corazón en forma de una figura de Tara diminuta. Todo esto de visualiza claramente dentro de nosotros que estamos en la apariencia de Tara, dentro del maestro que aparece como Tara y de la Tara del altar.
Seguidamente, desde el corazón del Guru irradian rayos de luz que invitan a todas las deidades de iniciación a que aparezcan en el cielo frente al Guru, y el Guru salpica néctar de su vaso de iniciación. Simultáneamente, las deidades conceden la iniciación vertiendo el néctar de los vasos que sostienen en sus manos. Este néctar entra a través de nuestras coronillas, llenando por completo nuestros cuerpos y rebozando en nuestra coronilla, donde se transforma en el Buda Amoghasiddhi.
De esta manera deberías sentir que has recibido las bendiciones de la forma iluminada, del cuerpo sagrado de Tara, y como resultado de ello, se eliminan los efectos de acciones negativas cometidas previamente. Nuestra propia forma física se vuelve indivisible de la forma de Tara, y te es concedido el permiso para meditar en ti mismo apareciendo bajo la forma de Tara. De ahora en adelante, nunca deberías verte a ti mismo en una forma impura, en vez de eso, deberías considerarte o verte siempre bajo la forma de Tara.
Para la bendición de la forma iluminada de Tara, uno se imagina que en el corazón del Guru y en el de la Tara del altar hay una sílaba TAM rodeada del mantra de Tara. Rayos de luz irradian desde la TAM en el corazón del maestro y de la Tara del altar. Ahora recitamos el mantra OM TARE TUTTARE TURE SO HA.
Mientras recitamos, como si fueran burbujas elevándose en agua, desde la boca del Guru en la forma de Tara y desde la boca de la Tara del altar, las letras del mantra salen y se absorben en la sílaba TAM de nuestro corazón.
Se absorben en el aspecto de samadhi, es decir, en la Tara de tamaño minúsculo que está en el centro de nuestros corazones. Estas letras ahora se acomodan alrededor de la TAM que está sobre el disco de luna en el centro del corazón de la Tara diminuta de nuestros corazones. Esta sílaba semilla TAM en el corazón de la Tara está rodeada por las diez sílabas de su mantra.
Seguidamente, uno imaginaría que todas las bendiciones del habla iluminada de todos los Budas toman la forma de las letras del mantra de Tara, y todas éstas son vertidas sobre nosotros. Estas letras entran a través de nuestras bocas, y son recibidas por el aspecto de sabiduría, la Tara que aparece en nuestros corazones. Una vez más, repetimos el mantra.
Aquí, uno siente que todos los impedimentos vocales, los obstáculos en relación a nuestra habla son purificados. Todos los efectos de acciones de la palabra no virtuosas cometidas previamente también son purificados. Uno recibe el permiso para recitar el mantra de Tara.
A continuación viene la bendición de la mente. Para ello, nos concentramos en la Tara del altar, la Tara del mandala. Ahora generamos una devoción más fuerte aún por la Madre Tara, y le suplicamos que nos conceda sus bendiciones. Desde su corazón emanan incontables flores como el loto azul utpala que ella sostiene en su mano izquierda. Todas éstas se absorben en nosotros a través de nuestra coronilla.
Finalmente, uno imaginaría que una luz brilla y transforma todo el universo inanimado en un palacio celestial, y todos los seres sintientes son transformados en Tara. Descansa tu mente brevemente en ese estado, donde todo es como un sueño.
De esta manera, uno recibe las bendiciones y la consagración del cuerpo, la palabra y la mente iluminados de Tara, y también recibimos las bendiciones del vaso de la iniciación. Ofrecemos entonces un mandala en agradecimiento por la bendición.
Thuk Je Che Tibet.
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Daily | Updated: 2024-11-14 09:10
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