martes, 29 de agosto de 2017

VERDE || Thuk Je Che Tibet

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MEDITACION EN TARA VERDE.

En base a entrenamientos preliminares y prácticas, y a las bendiciones del Bodhisatva Tara, uno está capacitado para llevar a cabo la meditación de Tara y la recitación de su mantra.

La entrada a la meditación budista en la tradición Mahayana empieza con el Lojong, el entrenamiento de la mente. De suma importancia es el desarrollo y entrenamiento en la compasión.

Cómo desarrollamos ese entrenamiento? Primero meditamos en la bondad y amabilidad que nos han demostrado todas nuestras madres. Nuestra madre nos llevó en su vientre y nos dio nacimiento. Nos alimentó y nos limpió cuando éramos bebés indefensos. Recordando su bondad, visualiza a tu propia madre.

Mientras meditas de esta manera, genera amor y gratitud hacia ella. Una vez que has elevado este sentimiento en ti, puedes empezar a extender ese sentimiento hacia los demás, hasta que gradualmente te sientas capaz de extender ese sentimiento de amor y gratitud a todos los seres vivos en el transcurso de tu meditación.

Esto es posible porque en el pasado, desde tiempos sin principios, cada ser ha sido de hecho nuestra madre bondadosa y amable. Como se dice en muchas oraciones de refugio “por todos los seres sintientes que han sido mi madre, tomo refugio”.
Otra posibilidad es que también puedes meditar en el amor de una madre por su único hijo, y de la misma manera, extender este sentimiento a todos los seres sintientes.

Una vez que has hecho esto, el próximo paso es empezar a generar la compasión. Entendiendo la amabilidad mostrada hacia ti por tu madre, tú no desearías nunca ver a tu madre sufrir de ninguna manera. Este deseo de liberar a tu madre de todo el sufrimiento es la compasión. Ponte en su lugar, siente sus problemas y cualquiera de las dificultades que tiene que experimentar. Una vez que este sentimiento de compasión ha surgido en tu corazón, entonces puedes extenderlo a los demás hasta que abarca a todos los seres vivos. Uno entiende genuinamente el sufrimiento de los demás y aspira verdaderamente a sacarlos del sufrimiento.

En este estado, uno está listo para tomar refugio. Aquí es importante entender que uno sólo puede tomar verdadero refugio en un ser verdaderamente libre. No te ayudará en última estancia tomar refugio en todos los diferentes dioses mundanos, de la misma manera que un pequeño señor no puede protegerte de la misma manera en la que un rey puede hacerlo.

También hay otros entrenamientos de la mente que puedes hacer para prepararte en meditación para tomar refugio. Es muy beneficioso reflexionar sobre los beneficios del altruismo opuesto a los aparentes beneficios del egoísmo o interés personal. Todo el infortunio y el sufrimiento vienen directamente de la búsqueda del propio interés a detrimento de lo que pueda ser mejor para otros.

Es también verdad que todo el beneficio y buena fortuna derivan de hecho de poner el bienestar de los demás en primer lugar. Todo se resume en que si trabajas únicamente para tu propio beneficio terminas creándote puros problemas a ti mismo. Trabajar por los demás garantiza que lo bueno vendrá a ti en el futuro.

De igual manera, la práctica de la virtud es una parte esencial del entrenamiento de nuestra mente en el Dharma. Por ejemplo, si has sido generoso en el pasado, experimentarás prosperidad y abundancia en el presente. Si has sido paciente en el pasado, entonces quienquiera que te vea se sentirá automáticamente atraído por ti y tendrá sentimientos positivos hacia ti, otorgándote poder e influencia.

De particular importancia es el entrenamiento en la conducta ética. Si uno no practica la disciplina ética en esta vida, se dificulta la obtención de renacimientos humanos en el futuro. Nuestro nacimiento como ser humano en este momento es debido a prácticas previas de disciplina moral. Dicha disciplina es la verdadera fundación para el surgimiento de cualquier cualidad y de todas las cualidades reales.

La base de esta disciplina es la práctica de la virtud. En la práctica, esto significa renunciar a las diez acciones no virtuosas. Éstas son: (1) matar, (2) robar, (3) mantener una conducta sexual incorrecta, en relación a las acciones del cuerpo; (4) mentir, (5) calumniar, (6) decir palabras duras, (7) habla sin sentido o chismorreos, en cuanto a las acciones del habla; y (8) pensamientos de avaricia y codicia, (9) pensamiento malicioso que desea el mal a los demás, (10) creencias erróneas o visiones incorrectas, son las acciones de la mente.

Las diez acciones virtuosas de cuerpo, palabra y mente surgen de forma natural cuando uno se abstiene de cometer los diez tipos de acciones negativas. Por ende, podemos ver que adoptar la disciplina virtuosa es también otra base para la toma de refugio. En este sentido, cualesquiera sean las acciones que hagas, todas serán ofrecimientos y servicio a los Budas.

Ahora que hemos discutido algunos de los entrenamientos que son la base para la toma de refugio, .. cuáles son los objetos en los que tomamos refugio? Son las tres joyas. La primera joya es el Buda, que posee los tres kayas, o el cuerpo, el habla y la mente iluminados.

Se dice que el Buda posee los tres “kayas” o cuerpos de Iluminación. El Dharmakaya del Buda es como la inmensidad del cielo o del espacio. El Sambhogakaya del Buda se manifiesta sin que el Buda se aparte nunca del Dharmakaya, es como la luna en el cielo. La apariencia de Buda como el Nirmanakaya de carne y hueso es como la luna reflejada en un estanque de agua.

La segunda joya es el Dharma. Esto es el Tripitaka, las tres cestas de escrituras. Tomamos refugio en el Dharma porque la realización que emerge de las mentes de los practicantes está basada en el entendimiento de las escrituras. La tercera joya es la Sangha, la comunidad iluminada, los Arhats, Bodhisatvas y Deidades.

Quien ha tomado refugio está siguiendo firme y seguramente el camino que lleva a la Iluminación. Tomamos refugio por todos los seres sintientes.

Esto lleva nuestro refugio al nivel del Mahayana o
Gran Vehículo, que desea liberar a todo ser viviente.
La Budeidad, la Iluminación se obtiene a través de la realización de la falta del Yo o del egoísmo, que incluye la realización de la Vacuidad de los fenómenos. El entrenamiento paso a paso y la acumulación de mérito nos ayudan a ser capaces de realizar la Vacuidad.

Para esto, necesitamos cultivar la firme resolución de alcanzar el estado de la Iluminación. También es necesario generar la preciosa Bodhichitta. Para ser capaces de generar la Bodhichitta, es necesario querer el bienestar de los demás. Se dice a menudo en las enseñanzas que todo el sufrimiento se origina por el egoísmo, mientras que toda la felicidad viene de valorar y buscar el bienestar de los demás. Esta búsqueda del bienestar de los demás puede llevar a la Bodhichitta, la motivación altruista de liberar a los seres del sufrimiento y establecerlos en el estado de la Iluminación.

También se dice que todas las enseñanzas del Buda pueden entenderse en términos de la ley del karma, la ley de causa y efecto. Si siembras semillas de virtud, esto acarreará el fruto de resultados afortunados y circunstancias positivas. Si cultivas una conducta no virtuosa, eso llevará a la infelicidad.
En Budismo, hablamos de la importancia de la ley de causa y efecto. En el Cristianismo, el énfasis es en la fe en un Dios. Pero esta fe es en sí misma una causa, una causa virtuosa, por lo que la felicidad puede en efecto derivarse de ello, como efecto o resultado de una causa, que en este caso sería el cultivo de la fe. Por tanto, de hecho, los cristianos también están hablando de la ley de causa y efecto.

Las enseñanzas de estas dos religiones pueden usar diferentes conceptos y aún así compartir ideas muy similares.

Cuando uno recibe la iniciación y hace la práctica de Tara, ella debería ser vista con fe en que ella es la personificación de todas las actividades de todos los Budas. De esta manera uno debería aprender a rezar a la diosa Bodhisatva Tara. Sin ningún lugar a duda ella es capaz de despejar y pacificar todos los miedos.

Tanto Tara como el Buda femenino Vajrayogini son uno en esencia, ya que ambas son diosas de sabiduría, diosas iluminadas. Incluso aunque uno no sea capaz de practicar todos los detalles de los once yogas de Vajrayogini, aquél que realmente sabe cómo rezar profundamente a la diosa Tara recibirá los mismos beneficios.

A menudo, junto con el refugio y la generación del deseo de liberar a todos los seres, uno también recita la oración de las siete ramas, que se encuentra cerca del principio de muchas sadhanas.

Las siete ramas son: rendir homenaje, hacer la confesión, regocijarse de las virtudes de los demás, adoptar la determinación del pensamiento de la Iluminación de la Bodhichitta, pedir que se gire la rueda del Dharma, pedir que no se pase al nirvana y la dedicación del mérito. Cada una de estas ramas revela un componente importante del camino.

Habiendo tomado refugio y rendido homenaje, uno ve a Tara como el único objeto de refugio en el que depositamos nuestra fe. Éste es el primero de los cuatro poderes de la confesión, que es la segunda rama.

El primer poder de la confesión es ‘el poder del altar’. Ahora uno está listo para confesar acciones erróneas con un fuerte arrepentimiento, al igual que una persona que ha tomado veneno por equivocación y por tanto se arrepiente genuinamente de ese error. Uno ve cuán nocivo es haber cometido esas acciones erróneas, y, con remordimiento y arrepentimiento, uno confiesa. Éste es el segundo de los poderes de la confesión, ‘el poder del arrepentimiento’.

El tercer poder de la confesión es ‘el poder del antídoto’; en pocas palabras, esto significa prometer con sinceridad nunca repetir la conducta negativa de nuevo. Como resultado de esto, todas las negatividades serán reparadas y la virtud será reestablecida y reavivada. Este es el cuarto de los poderes, ‘el poder de la renovación o restauración’.

A menos de que confesemos las acciones negativas, seguimos acumulando continuamente causas de sufrimiento.

Un ejemplo de la tercera de las siete ramas, la rama del regocijo en la virtud, se ilustra en la historia del mendigo que se regocijó en los méritos de un rey que ofreció un festín espléndido para el Buda. Por su regocijo, el mendigo acumuló incluso más mérito que el mismo rey.

Similarmente, si conoces a alguien que ha completado la recitación de muchos millones de mantras, si te regocijas de su práctica, eres capaz de compartir su gran mérito.

Esto ilustra que incluso sin un gran esfuerzo por parte nuestra a través del regocijo en el mérito de los demás, uno es capaz de ganar un vasto cúmulo de mérito.

Otra de las siete ramas es la petición a los Budas para que giren la rueda del Dharma. Sin este tipo de peticiones, las enseñanzas no llegan a los seres sintientes. Esto está ilustrado en la vida del Buda Shakiamuni.

Cuando el Buda se iluminó, hizo una famosa declaración que está recogida en los sutras:
“He encontrado un Dharma que es como el néctar, es luz clara no compuesta, profundo y pacífico, más allá de la elaboración conceptual. Si lo explicara, otros no lo entenderían, por tanto permaneceré en el bosque sin hablar”

En respuesta a esto, el dios Brahma, el creador, pidió al Buda que girara la rueda del Dharma de acuerdo a las necesidades particulares de las variedades de seres sintientes.

El final de las siete ramas es la dedicación de méritos. La rama de dedicación de los méritos es la más importante de las siete. Cualquier meditación, cualquier práctica o acción virtuosa que uno lleve a cabo, uno debería siempre dedicar los méritos para que nuestra virtud no sea disipada.

Si no dedicamos el mérito, por muy grande que sea, no será de mucho beneficio comparado con el mérito que ha sido dedicado, ¡y el resultado de nuestras acciones podría incluso conducirnos a otro lugar! Por otro lado, por más pequeña que sea la virtud o acción meritoria que uno haya efectuado, por dedicar los méritos de esa acción, los beneficios irán creciendo y creciendo.

Por ejemplo, por más pequeño que sea un acto de generosidad, como podría ser dar un trago de agua a una persona sedienta, si es seguido por una dedicación de mérito, irá aumentando en nuestro almacén de virtud. Sin la dedicación, incluso la virtud ganada a través de grandes actos se agota fácilmente.

Las escrituras budistas enseñan que un momento de enfado puede destruir grandes cantidades de mérito no dedicado. El enfado es la más destructiva de las emociones aflictivas. Dedicamos cualquier mérito que generamos para que no pueda ser destruido por nuestros pensamientos negativos, palabras y hechos.

Se enseña que la paciencia sirve como antídoto al enfado. La virtud acumulada a través de la práctica de la virtud es inmensa. Cuales quiera que sean las palabras abusivas dichas en tu contra, simplemente practica la paciencia.

Puesto que esto es tan importante, hagamos una pausa aquí para considerar las virtudes de practicar paciencia.

La paciencia se cuenta como una de las seis o las diez paramitas, las perfecciones de los Bodhisatvas. Hay tres tipos de paciencia. La mejor de éstas tres es conocer la vacuidad de todas las cosas. La siguiente mejor es la paciencia no vengativa, en donde uno no toma represalias o se venga contra los demás que han abusado de nosotros o se han portado mal con nosotros. Esto significa que uno acepta voluntariamente cualquier sufrimiento o daño que pueda ser amontonado sobre uno sin devolverlo.

La práctica de la paciencia es una de las formas más altas de ascetismo. A través de esta práctica, toda la agresión será pacificada por sí misma. Cuando dos comunidades entran en conflicto, si una de éstas es capaz de ejercer paciencia, la disputa entre las dos puede disminuir y gradualmente disiparse del todo.

La paciencia es algunas veces considerada como la más alta de las virtudes; es muy sagrada. Si uno ha practicado paciencia, eso conduce directamente a renacer con una forma hermosa. Aunque pensamos que haber nacido hermoso es debido a alguna forma de herencia de nuestros padres, de hecho es ampliamente debido al mérito de practicar la paciencia en vidas anteriores.

Efectivamente, la buena fortuna de renacer como un ser humano es debida a la práctica de ética, de acciones morales, en las vidas pasadas. Pero no todos los humanos nacen con una forma hermosa; solo aquellos que han practicado paciencia son agraciados con tal apariencia.

Aquellos que son pacientes, generalmente son admirados por todo el mundo; desde reyes y dignatarios hasta la persona más ordinaria, todos respetarán a quien es paciente. Esto es debido a que la paciencia consume nuestra ira, la causa del peor sufrimiento. No hay ninguna no-virtud como el enfado o el odio; destruye todas las semillas de virtud. En cambio, practicar la paciencia destruye el enfado y el odio. Realmente no existe ninguna virtud que pueda parecerse a la virtud de la paciencia.

Otra de las seis o diez paramitas o perfecciones de los Bodhisatvas es la perfección de la diligencia. En cualquier tarea que te propongas emprender, deberás aplicar entusiasmo a tu empresa. Si tienes diligencia o perseverancia, puedes incluso llegar a hacer un hoyo en una piedra usando tus propias manos. La práctica de la perseverancia en esta vida le dará a uno la capacidad de hacer las cosas rápida y exitosamente en vidas futuras, sin encontrar muchos obstáculos.

Otra de las paramitas o perfecciones es la perfección de la concentración. Los beneficios del entrenamiento en la concentración son que uno se vuelve una persona satisfecha y pacífica, tranquila y que se toma las circunstancias con calma. Uno siente que su mente es fácil de controlar y que las cosas están bien, tal como deberían estar. Estas son algunas de las virtudes del karma positivo que surge mediante la perfección de la concentración.

De especial importancia es la prajna paramita, la perfección de la sabiduría. Le otorga a uno la habilidad para discernir entre circunstancias con claridad mental, al igual que un razonamiento claro.
La ley del karma, de causa y efecto, es infalible; nunca te fallará. Las no-virtudes definitivamente crean infelicidad. Incluso aunque uno tenga la buena fortuna de nacer como un ser humano, si las causas de las no-virtudes están presentes en uno, éstas crearán sufrimiento de forma perpetua, inclusive habiendo obtenido un renacimiento superior como el de ser humano.

Los reinos de sufrimiento como los infiernos son el resultado de los propios pensamientos y acciones negativos. No hay “lugares” como el infierno. Los fuegos infernales son la manifestación de odio irresuelto y negatividad acumulada en la mente. Estos oscurecimientos kármicos se manifiestan en lo que aparece como un mundo real o reino de existencia que uno ha de experimentar. Debido al karma negativo, uno tiene una percepción distorsionada de toda la realidad, y no realiza que cualquier realidad que uno parece estar experimentando ha sido, de hecho, creada por la propia mente.

Todas las prácticas de meditación deben estructurarse de acuerdo a las tres excelencias: aquello que es virtuoso al principio, aquello que es virtuoso en el medio, y aquello que es virtuoso al final.

En la meditación, lo más importante es la meditación en la Vacuidad. Todos los logros de los Budas son el resultado de la meditación en la Vacuidad. Nosotros mismos no nos hemos convertido en Budas aún, debido a que no hemos meditado de forma efectiva en la Vacuidad.

Lo que es virtuoso al principio es el refugio. Lo que es virtuoso en el medio es la parte principal o central de la práctica. Lo que es virtuoso al final es la dedicación de méritos. Por tanto, podemos ver que tomar refugio es la base de toda la práctica consiguiente.

En la antigua Escuela de Traducción hablaban de los nueve vehículos del Budismo, que incluyen seis vehículos tántricos, mientras que en la Escuela de Traducción posterior se habla de cuatro vehículos o clases de tantra: Kriya o tantra de acción; Charya o tantra de realización; Yoga tantra; y Anuttarayogatantra o tantra yoga insuperable.

En la práctica de Kriyatantra, uno visualiza a la deidad, como la diosa Tara, en el espacio arriba y enfrente, y uno piensa que uno mismo es un súbdito leal suplicando a un rey o una reina, esperando recibir su amabilidad. Ésta es la naturaleza de la relación entre el meditador y la deidad en el Kriyatantra.

En el Charyatantra, considerarías a la deidad como un amigo, un amigo a quien pides algún favor, ayuda o bendiciones. En el Charya o tantra de realización, la relación entre el meditador y la deidad es como la que hay entre dos amigos.

En el Yogatantra, uno unifica la propia naturaleza con la naturaleza de la deidad, unificando la propia apariencia con la apariencia de Tara. En el Anuttarayogatantra, uno no se visualiza a uno mismo y a la deidad como teniendo una naturaleza separada. En base a esto, uno transforma el propio cuerpo, la propia palabra y la propia mente ordinarios en el cuerpo, la palabra y la mente sagrados de Tara.

Para poder hacer esto debes haber recibido el permiso-iniciación. Esto es lo que te capacita para transformar tu cuerpo ordinario en el cuerpo divino, tu palabra ordinaria en habla iluminada, y tus pensamientos mundanos en la sabiduría de la diosa Tara a través de la meditación en la Vacuidad.
Beneficios especiales concedidos por Tara y las Diosas Madre

Se conoce que la práctica de Tara tiene gran diversidad de poderes de bendición extraordinarios, y es particularmente efectiva en una amplia variedad de situaciones. Por ejemplo, se dice que al final de un eón o ciclo de tiempo, cuando las dificultades y calamidades pueden incrementarse, el mantra y los rituales de puja de Tara son realmente esenciales. Cualquier persona puede recitar las plegarias de Tara y le trae mucho beneficio.

Como relatamos anteriormente, en una era previa, al principio de nuestro eón, el Buda Mahavairochana era el Guru, el guía espiritual, de Tara. El Buda Vairochana bendijo a Tara y le profetizó que al final del eón, en aquellas tierras y mundos donde pujas, oraciones, y rituales de Tara se recitaran, como resultado de esas plegarias, las muchas enfermedades, problemas, y disturbios causados por espíritus malignos y por seres humanos serían pacificados y resueltos. Siento que la práctica de Tara es la más importante y esencial de la todas las prácticas de esos tiempos.

Otras diosas también de mucha ayuda en este sentido son Marichi u Ozer Jemma, y la conocida diosa de la curación espiritual, Parna Shawari. Sus oraciones y mantras traen el mismo poder y beneficio que los de Tara. Son básicamente la misma diosa, Prajnaparamita, en diferentes manifestaciones.
De Tara se dice que no solo las enfermedades e interferencias causadas por espíritus malignos, sino también querellas, guerras, conflictos y discusiones pueden ser pacificados y resueltos por el poder de su práctica. Todos los obstáculos de ese tipo y dificultades relacionadas, pueden eliminarse a través de la bendición de las oraciones y los mantras de estas diosas.

Ozer Jemma y Parna Shawari, al igual que Yudon Drolma, son formas particularmente efectivas de las diosas para practicar con la finalidad de protegerse y curarse de todo tipo de enfermedades. Son especialmente importantes para proteger de los ladrones y criminales, y para curar del sufrimiento causado por las disputas y los conflictos.
Se dice que estos rituales de pujas y recitaciones de mantras son particularmente importantes cuando llega el final de una era o ciclo de tiempo. Para estos tiempos, la práctica de Guru Rinpoche está ampliamente recomendada, pero Tara, Ozer Jemma, y Parna Shawari también son extremadamente importantes.

En tiempos de amenaza de guerras, epidemias, disputas y demás, es muy importante que los mantras de estas diosas sean puestos en banderas de oración y colgados en el aire, lo más que sea posible. Junto con las oraciones de Guru Rinpoche, estas prácticas son las más efectivas en estos tiempos y situaciones de las que estamos hablando.

El que ofrece alabanzas a Tara es verdaderamente inteligente. Ya sea temprano por la mañana o tarde por la noche, si uno ofrece las alabanzas a las veintiuna Taras, ofreciendo dos, tres y luego siete repeticiones de la oración, sumando el total de doce recitaciones de la alabanza a las veintiuna Taras todos los deseos pueden realizarse. Esto es así en el ritual de Cuatro Mandalas de la Sagrada Tara “la Lámpara que ilumina”. En esta puja, uno repite la alabanza dos, después tres y finalmente siete veces.
Cuando se dice que todos los deseos serán realizados, significa que si necesitas un hijo, lo tendrás. Si tienes necesidades financieras, éstas se solucionarán. Cualesquiera sean tus deseos, todos ellos pueden realizarse a través de la alabanza a Tara. En realidad, uno no necesita más que esta práctica, cumple todo los deseos.

Lo único que necesitas es intentarlo, probarlo, para despejar los obstáculos. Todos tus obstáculos y dificultades, cuantos quiera que sean, pueden todos ser despejados y aliviados mediante el ofrecimiento de la alabanza a Tara.

Rezando a Tara, todos los obstáculos potenciales pierden su poder para causarte daño; se pacifican naturalmente. Nada puede tocarte o hacerte daño de ninguna manera; te vuelves impenetrable, inexpugnable.

No hay duda de que Tara es muy veloz al despejar obstáculos. Es un método especial rápido y cercano para las practicantes femeninas. Tara y el Buda femenino Vajrayogini son de la misma esencia; Vajrayogini también es un método rápido para alcanzar realizaciones. Todas las actividades de los Budas son abarcadas por Tara, contenidas en ella, completas en ella.

Ahora, tras recibir la iniciación, te ha sido otorgado el poder para meditar en ti mismo en la forma de Tara Verde. Tu palabra puede ser transformada en el mantra, tus pensamientos en sabiduría. Ya no eres un ser ordinario; tu cuerpo, palabra y mente han sido completamente elevados al estado exaltado de la misma Tara, transformados en la forma, el mantra y la sabiduría de Tara.

Las palabras de la alabanza a las veintiuna Taras no son una composición intelectual de los eruditos. Han sido dichas directamente por el Buda Mahavairochana y el Buda Shakiamuni en persona. Por favor, recita estas alabanzas a Tara lo máximo que puedas en el transcurso de tu vida diaria. Si no puedes en algún momento recitar la alabanza, intenta recitar el mantra de Tara OM TARE TUTTARE TURE SO HA.

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