LOS DIEZ MUNDOS [दस जवानों] [das javaanon] | Thuk Je Che Tibet | Nam-miojo-rengue-kio
LOS DIEZ MUNDOS O LOS DIEZ ESTADOS DEL BUDISMO.
La principal preocupación del budismo se basa en nuestro estado de vida: la alegría o el sufrimiento que experimentamos a cada momento. El estado de vida es visto como una interacción entre las condiciones externas y las tendencias internas; así, las mismas condiciones (el mismo lugar de trabajo, por ejemplo) que una persona puede experimentar como una incesante desdicha, pueden ser una fuente de alegre desafío y satisfacción para otra.
El propósito de la práctica budista es fortalecer nuestro estado interior para que seamos capaces de resistir y, más aún, transformar las condiciones más negativas y penosas.
Basado en su estudio del Sutra del Loto, el erudito chino del siglo VI, T'ien-t'ai, desarrolló un sistema que clasifica la experiencia humana en diez estados o "mundos". Esta enseñanza de los Diez Mundos fue adoptada y perfeccionada por Nichiren, quien enfatizó la naturaleza interior y subjetiva de éstos: "A la pregunta de en dónde exactamente existen el infierno y el buda, un sutra dice que el infierno existe bajo la tierra y otro sutra dice que el buda está en el Oeste. Sin embargo, un examen más cercano revela que ambos existen en nuestro cuerpo de cinco pies de altura".
¿ Cuáles son, entonces, estos diez mundos ? Ordenados desde el menos hasta el más provechoso, son: infierno, una condición de desesperación en la cual uno está completamente agobiado por el sufrimiento; hambre, un estado dominado por deseos engañosos que nunca pueden ser satisfechos; animalidad, un estado instintivo en el que se teme al fuerte y se intimida al débil; ira, un estado caracterizado por un incontenible afán competitivo de aventajar y dominar a los demás y, con frecuencia, fingiendo ser bueno y sabio. A estos cuatro estados se alude como a los Cuatro Senderos del Mal, debido a la negatividad destructiva que los caracteriza.
Les siguen: humanidad, un estado tranquilo que se distingue por la habilidad de razonar y hacer juicios serenos. Si bien es la base de lo que nos identifica como humanos, este estado puede representar también una frágil estabilidad que sucumbe ante uno de los bajos estados cuando se confrontan condiciones negativas. Éxtasis, es el típico estado de dicha que se experimenta cuando se cumplen los deseos, o bien, se escapa del sufrimiento. Estos mundos se agrupan a veces como los Seis Bajos Caminos.
Éstos son estados en los que básicamente se reacciona a las condiciones externas cambiantes y en los cuales experimentamos la carencia de autonomía y libertad verdaderas.
Los cuatro últimos mundos a los que el budismo se refiere como los Cuatro Estados Elevados, representan el esfuerzo de vivir con integridad, libertad interior y compasión. El mundo del aprendizaje describe una condición de aspiración a la iluminación. La comprensión (realización o conciencia) indica la habilidad de percibir, sin ayuda, la verdadera naturaleza de los fenómenos. Juntos, estos mundos se conocen como los Dos Vehículos; las personas que manifiestan dichos estados están parcialmente iluminadas y libres de algunos deseos engañosos.
Pero estos mundos pueden propiciar que la persona permanezca absorta y, en muchos textos budistas encontramos al buda amonestando a la gente de los Dos Vehículos, por su egoísmo y complacencia.
El mundo de bodisatva, es un estado de compasión en el cual uno se sobrepone a las limitaciones del egoísmo y trabaja incansablemente por el bienestar de los demás. El budismo Mahayana enfatiza particularmente el estado de bodisatva como un ideal del comportamiento humano. La budeidad es un estado de plenitud y libertad perfectas, en el cual uno es capaz de apreciar la unidad que existe entre nuestra propia vida y la fuerza fundamental del cosmos. Para una persona en el estado de budeidad, todo, incluso las inevitables y duras experiencias de enfermar, envejecer y morir, pueden experimentarse como felices oportunidades.
El estado de vida interior de la budeidad se manifiesta a través del compromiso altruista y las acciones establecidas en el mundo del bodisatva.Nichiren creía firmemente que el verdadero objetivo del budismo es capacitar a la gente para vivir en el mundo real y, al enfrentar los problemas, fortalecerse y cambiar sus vidas y mejorar a la sociedad. El budismo de Nichiren es una filosofía que respeta la dignidad fundamental de toda vida y acentúa la profunda conexión entre la felicidad individual y la felicidad de los demás.
Esto nos lleva a un aspecto clave de la comprensión de Nichiren acerca de Los Diez Mundos: cada mundo contiene dentro de sí a los otros nueve. Tal como él lo expresa: "Aun el despiadado villano ama a su esposa e hijos.
Él también tiene una parte del mundo de Bodhisattva en su interior Así, el potencial para la sabiduría y la acción esclarecidas, representado por el mundo de la budeidad, continúa existiendo aun dentro de la persona cuya vida está dominada por los más bajos estados, como el Infierno, el Hambre o la Animalidad.
También funciona al revés. El estado de vida de la budeidad no está separado de los otros nueve mundos, ni se interrumpe en ellos. Más bien, la sabiduría, la vitalidad y el valor de la budeidad, pueden infundir y transformar la forma de dirigir una tendencia y su función en la vida de una persona; por ejemplo, la ira: cuando la ira se rige por la compasión de los mundos de budeidad y bodisatva, puede ser una fuerza vital que desafíe la injusticia y sea capaz de transformar a la sociedad humana.
El propósito de la práctica budista -para los practicantes del Budismo de Nichiren- es la recitación de Nam-miojo-rengue-kio, que es hacer emerger el estado de vida de la budeidad que puede iluminar nuestras vidas y nos posibilita forjar valores perdurables en nuestra jornada eterna a través de los diez mundos.
Thuk Je Che Tibet
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