sábado, 28 de julio de 2018

Las no ficciones son para el verano | Babelia | EL PAÍS

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LIBROS

Las no ficciones son para el verano

La historia de una comuna y el diario de un librero escocés destacan entre las novedades

Librería The Book Shop en Wigtown (Escocia).
Librería The Book Shop en Wigtown (Escocia).  GETTY
Una de las actividades más descuidadas durante el año laboral es la de pasear. Los que se propongan retomarla en verano pueden hacerlo acompañados por esta colección de crónicas titulada La errabunda, cuyo subtítulo, Primer tratado ibérico de deambulología heterodoxa, sirve como declaración de intenciones. Los verdaderos protagonistas de estas crónicas son Valladolid, Gijón, Madrid, Bilbao, Ronda, Barcelona y Zaragoza, y entre sus autores —o deambulólogos— se encuentran seis nuevas promesas heterodoxas de la literatura española como Txani Rodríguez o Sergio del Molino. Entre los textos brilla particularmente el de Sabina Urraca, titulado Que mato al que la haga daño. Su narradora, que creció en Canarias, se trasladó a Madrid para estudiar en la universidad, como muchos de sus paisanos insulares. Del rechazo inicial hacia la ciudad mesetaria que lleva idealizando desde la adolescencia —Sabina Urraca obtiene oro de cualquier recuerdo infantil o juvenil— vemos cómo pasa a sentirla suya hasta la médula (“No sabe si desea estar en Madrid, pero siente que, si lo estuviera, podría andar por la calle como por el pasillo de su casa, en pijama y en zapatillas”).
Las islas Canarias, iconos del veraneo internacional, son también el escenario de una insólita aventura narrada pormenorizadamente en La gran experiencia. La comuna de Otto Muehl en La Gomera (editorial Concreta, 2018), un ensayo del artista y académico alemán Ralph Kistler. Su investigación, exhaustiva y profusamente documentada, se centra en la comuna fundada por el artista vienés Otto Muehl, quien en 1987 y tras marcharse de Austria se instaló junto a sus seguidores —que también podríamos llamar “acólitos”— en esta isla de 370 kilómetros cuadrados, no tan desarrollada turísticamente como en la actualidad. Allí compraron la finca El Cabrito, donde desarrollaron su proyecto artístico-vital hasta 1990, año en que se disolvió la agrupación, que en su día recibió la atención de artistas como Joseph Beuys. Como muchos intuirán, la presencia de la comuna en la isla dio pie a incesantes rumores sobre consumo de drogas, sexo con adolescentes u otras actividades rayanas en lo ilegal. Los medios extranjeros y españoles (entre ellos Spiegel, Interviú yÉpoca) se hicieron eco de lo ocurrido elaborando extensos reportajes, de títulos como Sodom und Gomera o La comuna de La Gomera. Amor libre y negocios inmobiliarios. De todo ello da cuenta Kistler, si bien el libro no es una mera recopilación de anécdotas, pues incluye un pormenorizado estudio de la biografía artística de Otto Muehl y un ensayo sobre la experiencia turística y su relación con las vanguardias de los años sesenta.

LECTURAS

  • La errabunda. Varios autores. Editorial Lindo & Espinosa, 2018. 80 páginas. 17 euros.
  • La gran experiencia. La comuna de Otto Muehl en La Gomera. Ralph Kistler. Concreta, 2018. 336 páginas. 20 euros.
  • Diario de un librero. Shaun Bythell. Traducción de Antonio Lozano. Malpaso, 2018. 360 páginas. 25 euros.
  • La paradoja de la historia. Cinco lecturas sobre el progreso: de Stendhal a Pasternak. Nicola Chiaromonte. Traducción de Eduardo Gil Bera. Acantilado, 2018. 224 páginas. 18 euros.
  • Rukeli. Johann Trollmann y la resistencia romaní antinazi. Jud Nirenberg. Traducción de Ismael Gómez. Punto de Vista, 2018. 326 páginas. 21,90 euros.
Dejamos La Gomera para trasladarnos al pequeño pueblo de Wigtown, en Escocia. Allí Shaun Bythell regenta la librería de segunda mano The Book Shop, la más grande de ese país. En Diario de un librero, Bythell narra 12 meses de sus vicisitudes diarias al frente de su negocio, acompañado por empleados tan extravagantes como Nicky, la testigo de Jehová cuyo uniforme es un mono de esquí acolchado del que no se despoja hasta la primavera. Si bien la muerte próxima de las librerías ha sido augurada repetidas veces, lo cierto es que siguen naciendo muchas nuevas cada año, tantas como ficciones y crónicas ambientadas en ellas, convertidas en símbolos de un mundo analógico que no queremos que desaparezca. Además de Cosas raras que se oyen en las librerías, una colección de anécdotas tan reales como insólitas recopiladas por la librera Jen Campbell (Malpaso, 2015), en la mente de todos está la película ganadora del Goya de este año, La librería, de Isabel Coixet, basada en la novela homónima de Penelope Fitz­gerald, publicada en castellano en la editorial Impedimenta. Una versión no ficcional de esta novela la encontramos en este diario de Shaun ­Bythell, que es entre otras cosas un testimonio de la situación precaria en la que se halla esta profesión tan idealizada por los letraheridos.
A estos últimos no les sorprenderá que ciertas obras literarias sigan siendo la fuente a la que acudir para repasar la Historia con mayúsculas. El escritor italiano Nicola Chiaromonte (1905-1972), libertario reconocido y combatiente en el bando republicano de la guerra civil española junto a André Malraux, publicó su ensayo La paradoja de la historia en 1970, dos años antes de su muerte. Chiaromonte confiaba en el poder de la gran literatura para explicar el mundo, y para demostrarlo escribió este libro. Cada uno de sus cinco primeros capítulos se centra en una novela realista —Stendhal, Tolstói, Roger Martin du Gard, Malraux y Pasternak son los autores elegidos— cuyo subtema es la relación entre el individuo y los acontecimientos históricos ocurridos desde el siglo XIX hasta el fin de la Primera Guerra Mundial. Para quienes se pregunten por qué abordar a través de la ficción este tema, Chiaromonte tiene una respuesta: “Solo a través de la ficción y la dimensión de lo imaginario podemos aprender algo real sobre la experiencia individual. Cualquier otro enfoque está obligado a ser general y abstracto”.
Como experiencia individual dura e intensa, que al mismo tiempo se convierte en símbolo del sufrimiento colectivo, tenemos la de Johann Trollmann, Rukeli, un boxeador alemán de la etnia sinti, una de las poblaciones gitanas de Europa. Jud Nirenberg nos introduce en su ensayo Rukeli. Johann Trollmann y la resistencia romaní antinazi en el mundo del boxeo durante la Alemania del Tercer Reich a través de la biografía de este púgil, que se vio obligado a teñirse el pelo de rubio platino para evitar las miradas reprobatorias y a quien le negaron su título de campeón nacional por no ser ario. Rukeli es, por tanto, una figura emblemática que encarna los padecimientos de las comunidades romaníes durante el nazismo. “En Alemania, para los sinti, Rukeli es nuestra Ana Frank”, declara una de sus descendientes.
Otra de las misiones de este libro es ahondar en la trayectoria de los pueblos roma y sinti (a menudo confundidos entre sí) a lo largo del mundo, y también recordarnos que existió un genocidio romaní perpetrado por Hitler. De hecho, el último tercio del libro se dedica a seguir las huellas de este otro Holocausto o Porrajmos, como lo denominan algunos estudiosos y activistas romaníes.

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