miércoles, 16 de enero de 2019

Virginia Higa: La familia como plato del día | Babelia | EL PAÍS

Virginia Higa: La familia como plato del día | Babelia | EL PAÍS

NARRATIVA

La familia como plato del día

Virginia Higa propone una novela de vidas cruzadas por filias y fobias a través de la historia de una familia de emigrantes italianos en Argentina

La familia como plato del día
Sorrentino se le llama en Argentina a una pasta rellena que no se tiene que confundir con los raviolis ni nada que se les parezca. Eso lo sé yo ahora, gracias a la novela Los sorrentinos, de la escritora argentina Virginia Higa. En 23 años que viví en ese país, nunca supe que había una pasta fresca llamada sorrentino. Su origen parece que es discutido, aunque lo más probable es que su creador haya sido un ciudadano de Sorrento que al principio del siglo XX emigró a Argentina y allí instaló un restaurante donde su plato principal era esa pasta. Sin embargo, no es exactamente de los sorrentinos de lo que trata esta novela, sino del plausible autor de ese manjar y de su familia. No estoy proponiendo que Los sorrentinos sea una saga familiar al uso. En todo caso es una novela sobre una familia de emigrantes italianos en Argentina. Sería muy injusto encasillar esta novela en el dudoso subgénero de las sagas, que tantos cultivadores tienen en busca del lector multitudinario.
Aclarado de antemano esta cuestión, pasemos a describir su hechura formal. La novela se asienta sobre la vida y obra del Chiche, su protagonista absoluto. A su lado desfilan familiares, entre hermanos, sobrinos, cuñados y sobrinos nietos. El Chiche (se les llama así en Argentina a los juguetes) es un hombre dedicado a su obra, los sorrentinos. Pero inspira a su alrededor respeto, admiración y alguna que otra envidia profesional. Vive solo, en un apartamento situado encima de su restaurante. Virginia Higa no nos propone una historia familiar, nos propone la descripción de unas vidas entrecruzadas por filias y fobias y como encerradas en un bucle de melancolía matizada por una sabia autoironía. Nada hay en esta deliciosa novela de trascendental. Nadie elabora sentencias. Se juntan en torno a la perdurabilidad de los sorrentinos, de su pureza gastronómica.
Hay en el Chiche una sabiduría enigmática, amasada de libros, películas y recuerdos capitales. Y no faltan los juegos de lenguaje, las etiquetas demoledoras y las generalizaciones desternillantes, como esa de un personaje que un día conoce a un ruso silencioso y de ello extrae que le gustan los rusos porque son muy silenciosos. Les aseguro que es muy difícil concebir tan conmovedor relato sin alharacas sentimentaloides. Y la prosa precisa. Y que te deje ver las ambiguas sonrisas de sus personajes tan inteligentemente resignados a vivir sus vidas.
Los sorrentinos. Virginia Higa. Sigilo, 2018. 152 páginas. 14,90 euros.

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