martes, 21 de septiembre de 2010

LO POCO


el dispensador dice:
soñé la vida,
el alma vagó atrevida,
pensé el destino,
el alma se alejó de los desatinos,
observé el libro de eternidades,
el alma desconoció a las celebridades,
tomé la pluma,
el alma se rodeó de bruma,
escribí atentamente,
el alma se diluyó lentamente,
alguien tomó la nota,
el alma desconoció la derrota,
un ángel la colgó del árbol,
se vió como un fruto de trébol,
la ensoñación llegó de pronto,
la visión se nubló poco,
ahora harían falta ojos,
pero la sabiduría es cosas de locos,
prescinde de las miradas,
asumiendo las visiones,
extrañas sensaciones,
que anuncian la ocurrencia,
apreciando las confluencias,
si sabes por dónde va el agua,
descubrirás el sentido de la fuente,
sin necesidad de seguir la corriente,
descubrirás las nacientes,
escuchando las vertientes,
diferenciarás las serpientes,
que mostrándose como amigas,
suelen devorar esperanzas,
demorando las alianzas,
consumiendo los consuelos,
por ello aparece prudente,
seguir la huella indicada,
las aguas saben por dónde ir,
entre las piedras y las quebradas,
no faltará algún duende que te salve de la estocada,
ya que la distracción no es ajena,
a los ángeles como a las almas en pena,
que transitan por esta vida,
atendiendo propias heridas,
que aún no habiendo sido escritas,
en jardines de flores marchitas,
pueden convocar envidias,
propias de los seres sin alma,
que se aprovechan de otros,
para ignorar sus propias vidas,
transitando sus días sin calma...

amando entonces las fuentes,
siguiendo aquellas vertientes,
asumí repentinamente,
que la sed no es de quien bebe,
sino de quien sabe andar lentamente,
observando atentamente,
las auras de almas sedientes,
que se acercan sigilosamente,
a nutrirse de aguas silentes,
esas mismas que siendo puras,
pueden contaminar los destinos,
desdibujando otros textos,
que nunca habían sido escritos,
por ende debes cuidarte,
de las vidas de los perdidos,
que al no saber de esfuerzos,
que al no saber de voluntades,
suelen andar sumergidos,
en mares de nimiedades,
propias de las impiedades,
que imperan en sus carencias,
desconociendo las querencias,
sus valores y sus prudencias...

por ello ya en este tiempo,
de brotes y otras lujurias,
no pretendo acercar penurias,
que fabrican las inconsistencias,
es preferible lo poco,
a lo mucho sin esencia.
el dispensador: día de luz. Septiembre 21, 2010.-
DEDICADO A: los que prefieren lo poco, a lo mucho sin esencia.

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