GEOMETRÍA SIN LADO
el dispensador dice:
caminando contigo,
separados por las dimensiones,
geometrías invisibles al ojo,
unidos por las sensaciones,
esferas diferentes de simétricas vibraciones,
más allá de los violetas,
propios de armonías sin cornetas,
fui conociendo la importancia,
de andar solo las distancias,
reconociendo las esencias,
cultivando las coincidencias,
de ser uno mismo, sin estridencias...
caminando contigo tal te dije,
fui reconociendo esa importancia,
de ser mi propia compañía,
prescindiendo de sonrisas y miradas,
de disimulos y atropelladas,
de palabras no escuchadas,
de las escritas y las olvidadas,
de caricias mal interpretadas,
de mentiras y otras pavadas,
que se justifican en lo humano,
burlando los pasados,
desatendiendo furtivas promesas,
para esconder incapacidades y otras faltas de entereza,
es así que caminando,
sin querer se va desovillando,
el sentimiento que emerge de lo andado,
sin escatimar convicciones,
sin negar los genuinos legados,
que no son otra cosa que dones y talentos,
despegados de los vientos,
y en el propio ser colocados...
pero nadie sabe nada de esto,
ni de otras cosas que detesto,
detesto ser felpudo,
tanto como mentir compromisos,
no cabe en mí ser el piso,
de ningún aventurado,
ni transformarme en un hado,
de oportunismos ajenos,
prefiero transitar de callado,
la senda que me han otorgado,
algunos dirán que hablo solo,
porque no te han visto a ti,
andando justo a mi lado...
esto de las dimensiones es cierto,
algunos se hacen los vivos,
negando historias de muertos,
más aún algunos dados por muertos,
se avivan estando aún vivos,
aunque seguro sin saberlo,
terminarán sin abrigo,
sin cielo, en algún infierno,
propio de aquellos humanos,
que no entienden que el legado,
es un crédito sin vueltos,
donde nada se regala,
mucho menos es prestado...
es así que ando conmigo,
fabricando cada día,
sin padecer el hastío,
cuando no encuentro espejo sincero,
prefiero los aguaceros,
a cualquier refugio mentido,
me inquietan las hipocrecías,
a las que veo venir de lejos,
siempre vienen con los cinismos,
esos que te dejan perplejo,
al comprobar que la promesa,
se consumirá en tu propia mesa,
tan rápido como lo dicho,
esos espíritus ven en uno,
la condición de ser nicho,
para robar la luz,
que despreciarán en sus caminos,
repartiendo culpas a los otros,
para no asumir sus miserias,
esas que te descubren las medias,
enseñando pies sucios,
pasados en trenzas...
como ves, no ando solo,
siempre me acompaño a mí mismo,
cuando no ando con la consciencia,
de mi propia sombra no huyo,
ya descubrí que el capullo,
reside en el propio destino,
si no reniegas, si haces culto,
siempre te guiará sin sobresaltos,
evitando los desatinos,
tanto propios como de los vinos,
esos que son fuentes de envidias,
de ventajeadas sin tino...
así me he ido alejando,
de alientos confundidos,
por eso ando contigo,
conforme conmigo mismo,
aquello que me he prometido,
aquello que he sembrado,
aquello otro, lo cultivado,
termina siempre reflejando,
que hay que ser fiel a uno mismo,
para revelar que lo plantado,
es un fruto genuino,
propio de no burlar el legado,
de nunca mentir el pasado,
porque es el que te lleva,
a aquel lugar que has pensado,
donde justamente me has traído,
dando Fe de lo que he creido,
por tí movilizado.
el dispensador: cinta de moebius, botella de Klein. Septiembre 01, 2010.-
DEDICADO A: los nubios, que lo supieron antes que nadie... "el lugar donde comienzas, es justamente aquel donde terminas".
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