ENTREVISTA A ALEJANDRO LANúS
"Aquello que la sociedad llamaba éxito, para mí, era vacío"
Siendo un destacado ejecutivo, a los 28 años decidió retirarse para escribir. Después de vivir en la India y en Bariloche, hoy está instalado en un pueblo de montaña en Córdoba y dirige sitios digitales dedicados al aforismo y la poesía que reúnen 10.000 seguidores.
- ¿Por qué decidiste abandonar Buenos Aires y una exitosa carrera laboral para dedicarte a escribir?
- Luego de mis viajes a Oriente y ese leve despertar hacia el sentido, el mundo de polvo y sus luces de neón dejaron de cautivarme. El ámbito laboral me resultó ínfimo frente a las posibilidades que te da el mundo interior. Aquello que la sociedad llamaba éxito, para mí, era vacío. Ninguna premiación capitalista sustituía el júbilo que, a veces, te da escribir.
- ¿Cuál ha sido tu experiencia con tus textos en la web y cómo imaginás que se desarrollará la relación entre literatura e Internet en el futuro?
- Altamente gratificante. Uno se espeja con distintos autores, artistas, lectores de diversos lugares del planeta e interactúa con ellos en forma dinámica. Me ha permitido conectarme con más de 30 artistas plásticos que han representado mis aforismos sin siquiera conocerlos físicamente. No obstante, hay todo tipo de público. Desde el lector que pulsa lo que uno escribe a aquellos que juegan en la red, que pueden o no ir haciéndose lectores. Internet es el presente, día a día va corriendo las fronteras de lo que antes llamábamos libro. Intuyo que el libro va a terminar siendo un objeto de culto para quienes amamos -además del contenido literario- su textura, su aroma, sus hojas, su tapa, su diseño, etcétera.
- ¿Por qué te inclinás por el aforismo y por qué crees que el género tiene tan pocos cultores?
- Hace algunos años, a mis 16, mi madre me acercó las Voces de Porchia; quedé perplejo, fue toda una revelación. Encontré un modo de expresión nuevo para mí, una forma singular de escribir: aguda, expansiva, esencial, luminosa. De inmediato me imbuí en los laberintos en los que cada palabra es inevitable, donde todo es determinante -una coma o un acento pueden cambiarlo todo. Es difícil saber por qué hay tan pocos autores. Probablemente es un don para algunos; no es fácil, como decía Nietzsche, "decir en diez frases lo que otro dice en un libro, lo que ningún otro dice en un libro." Lo único cierto es que el camino del aforismo es arduo, pues no admite error, y pocas veces uno se siente complacido. Al no caer en la obviedad, al encontrar ciertos interrogantes a un misterio, al hallar alguna que otra respuesta, cuando uno logra cierto sentido estético u obtener en un breve pensamiento la potencia de un relámpago.
- ¿Cómo analizás el éxito de ventas que tuvo José Narosky y por qué creés que la obra de Antonio Porchia es tan excepcional y escueta?
- Son dos exponentes del género diametralmente opuestos. El primero eligió el camino de la simplicidad, lo cual le permitió escribir varios libros que tuvieron eco en un público masivo conquistado en la radio y en la televisión; de allí deriva la solubilidad de su obra. Antonio Porchia, por el contrario, es un poeta necesario, maestro, entre otros, de Juarroz y de Pizarnik. Buceó y naufragó -en el sentido de animarse a más- en las profundidades. Desde ese sitio inhóspito fue gestando su obra, a partir de su existencia; de hecho, abandonó tres cuartas partes de ella, relegándolas al olvido. Esa búsqueda de despojo permanente, de podar para siempre aquello que no es imprescindible decir. En una de sus Voces lo ilustra bien: "Y seguiré eliminando las palabras malas que puse en mi todo, aunque mi todo se quede sin palabras." Yo no diría que la obra de Porchia es escueta sino todo lo contrario; es eterna, por momentos llega a hermanarse al sentido del Tao. Uno puede releer sus Voces y encontrar nuevos significados, pero comprendo que aquello que en Occidente llamamos éxito precisa de largos volúmenes para sustentar un camino literario. A mí, en cambio, me maravilla que haya escrito un solo libro. Suficiente. Lo justo. Lo que sí o sí había que decir para que al mundo no le sobrara nada y sin embargo se ensanchara.
- ¿Por qué creés que tantos jóvenes escriben poesía y, al mismo tiempo, se venden tan pocos libros de poesía?
- Dudo que muchos de los jóvenes que escriben, "hagan" poesía cuando creen que lo hacen. Seguramente hay una búsqueda de una respuesta a un dilema sentimental o existencial. No se venden libros de poesía porque casi no hay poetas. El mundo de la literatura es una especie de feria donde los resultados de las ventas encasillan el producto. Pero detrás de una obra debe existir un escritor y un libro no ha de ser producto del marketing. No se puede medir una obra por su resultado material. ¿Lo relevante es vender o transformar personas? Luego de leer Del inconveniente de haber nacido, de Emile Cioran, yo fui otra persona, pero nada se modificó en mí luego de leer un best seller. En las últimas décadas la cosmovisión del editor ha virado hacia la búsqueda de respuestas económicas y ahí es donde todos perdemos.
© LA GACETA
UMBRALES
Por Alejandro Lanús
Estuve a un paso de lo infinito.
Y por no haber dado un paso más,
ahora doy infinitos pasos.
………………………
Y vos que decías que el olvido hace huecos en la nada:
los labios retuvieron las formas de cada temblor.
………………………..
RECUERDOS
Por Alejandro Lanús
Recuerdo esos patios grises,
las vecinas con sus bolsos de mercado,
mis maestras lungas.
Todavía me veo escondido en un juego
ayudando a papá a arreglar imposibles,
riendo con mi hermana hasta la gloria de la risa.
Recuerdo cuando comprendí que el sinsabor
de la adolescencia sólo se disimularía
o, a lo sumo, se negaría hasta la muerte.
También recuerdo
mi primer deseo de cambiar el mundo
y aquel barco que no me llevó a otros mares.
el dispensador dice: existe una visión deformada del éxito, tanto que las gentes andan envueltas en realidades virtuales que las mantienen encadenadas a las frustraciones, donde nadie parece comprender que en la vida, no es necesario ni tampoco prudente, mantener la espada en guardia o la lanza en punta, siempre apuntando al corazón indefenso o al otro desatento. El éxito se vincula a la satisfacción por la tarea bien hecha, por la responsabilidad comprometida, por poder enseñar el rostro descubierto, mostrando los ojos (no escondiéndolos detrás de gafas oscuras que intentan ocultar los grises del alma), haciendo culto en el uso de la palabra, esto es pronunciando lo que corresponde y sólo cuando cursa como prudente, sin hablar demás... pero todo ello, es factorial de una ecuación que se relaciona con la educación, no necesariamente con la formación profesional... la educación de una familia (que se va extinguiendo de la mano del desconcierto social) y sus ritmos... la salud protegida desde y por el estado (un estado que está técnicamente evaporado, y hoy por hoy no cumple función alguna, salvo la recaudatoria y/o depredatoria)... el concierto social del trabajo, con sentido de familia o de grupo integrador (algo que se ha extinguido a manos de las impericias de visiones corporativas perversas, que sólo priorizan el engaño como método para obtener resultados rápidos)... tanto es así, que los verdaderos creadores, esos que agregan valor a la sociedad humana en su conjunto, o bien, a las sociedades humanas según sus comarcas, permanecen ocultos, eclipsados detrás de deformaciones inducidas manipuladas por medios corporativos y sus conveniencias, por editoriales falaces y las propias, y todo es un best-seller vacío, donde se impulsan los mediatismos que más tarde o más temprano, atraparán al mundo en nuevas urgencias, licuando las verdaderas y legítimas prioridades. Pierde el arte... pierde la letra... pierde la prosa... pierde la poesía... pero también, pierde el pensamiento solidario y pierde el sentimiento de misericordia... pierde la ciencia tanto como pierde el método científico... se apuran las propiedades intelectuales y se inventan las patentes, pero en el contexto se da lugar al criterio depredador, el factor primitivo de tener que matar al prójimo para tomar su espacio, y luego de ello olvidar ese mismo espacio para pretender otro, y más tarde llegar al final de la vida, asumiendo que no se ha hecho nada por nadie y que te vas con las manos vacías, lleno de bienes que nadie usará porque fomentarán la lucha por nuevos espacios que hasta licuarán los "puentes" vinculares entre "hermanos". Donde los hermanos dejarán de ser tales para sacar a relucir sus urgencias antidiluvianas, devorándose o exponiéndose a ser devorados... algo anda mal en esta concepción esclavista del mundo humano... todos somos esclavos de algo, pero peor aún, vivimos atrapados en nuestras propias concepciones de "esclavitud"... donde quien "esclaviza", también es "esclavo". Realmente, los éxitos y sus exitismos están vacíos... no hay fundamento alguno para creer que la vida de una persona debe estar revestida por éxito alguno... sea este económico o de cualquier otra índole... la vida demanda ser vivida contribuyendo al crecimiento del conjunto social, en partes iguales, equitativamente distribuidas, ya que el hombre no debe poseer más de lo que alcanzan sus ojos, o bíblicamente (evangelios apócrifos)... el hombre no puede poseer un ápice más de lo que le cabe en la potestad de su alma, aquello que lo habilita según la conciencia como regente de su gracia, o bien, aquello que es guía de luz mediante su ángel de la guarda. No obstante ello, nadie parece entenderlo... nadie parece asumirlo... y de hacerlo se sentirá solo ante un mundo desbordante de locuras, urgencias y facilismos, todos inventados desde actitudes mediáticas y conductas deplorables, ejercidas por los mecanismos de poder de un mundo sin brújula y sin sextante, con mucha electrónica, pero desconociendo qué es el norte, dónde queda, y hacia dónde conduce. La humanidad de estas horas, está repleta de propiedades intelectuales fabricadas para desmerecer al prójimo, y peor aún, para ningunear al concierto social, desde el grupo hasta la familia, deformándole el pensamiento colectivo y arrasándole el imaginario colectivo... el best seller no hace otra cosa que tergiversar la circunstancia para convertirla en "apuro irreflexivo"... te deja pensando sí, pero vacío de cara al "mañana necesario". No agrega valor social, apenas si desdibuja la necesidad imperiosa de nutrir el espíritu... las gentes van perdiendo el hábito de la alimentación en armonía... las gentes se van olvidando del sentido causa-efecto del "cocinar" alimentos y hacer culto de ellos... las gentes se van omitiendo a sí mismas, envueltas en un falso bienestar que no conduce a ninguna parte. El mundo humano está lleno de falsas referencias... carteles que señalan atajos propios de aquellas urgencias... pero las gentes caminan frustradas a sabiendas que no hay "metas genuinas", o que de haberlas, nunca serán alcanzadas... el precio de un "ser humano" deshumanizado es muy alto, demasiado... y así como no hay poesía que no atienda una esencia, no hay verso que pueda prescindir de ella. Junio 04, 2012.-
- Luego de mis viajes a Oriente y ese leve despertar hacia el sentido, el mundo de polvo y sus luces de neón dejaron de cautivarme. El ámbito laboral me resultó ínfimo frente a las posibilidades que te da el mundo interior. Aquello que la sociedad llamaba éxito, para mí, era vacío. Ninguna premiación capitalista sustituía el júbilo que, a veces, te da escribir.
- ¿Cuál ha sido tu experiencia con tus textos en la web y cómo imaginás que se desarrollará la relación entre literatura e Internet en el futuro?
- Altamente gratificante. Uno se espeja con distintos autores, artistas, lectores de diversos lugares del planeta e interactúa con ellos en forma dinámica. Me ha permitido conectarme con más de 30 artistas plásticos que han representado mis aforismos sin siquiera conocerlos físicamente. No obstante, hay todo tipo de público. Desde el lector que pulsa lo que uno escribe a aquellos que juegan en la red, que pueden o no ir haciéndose lectores. Internet es el presente, día a día va corriendo las fronteras de lo que antes llamábamos libro. Intuyo que el libro va a terminar siendo un objeto de culto para quienes amamos -además del contenido literario- su textura, su aroma, sus hojas, su tapa, su diseño, etcétera.
- ¿Por qué te inclinás por el aforismo y por qué crees que el género tiene tan pocos cultores?
- Hace algunos años, a mis 16, mi madre me acercó las Voces de Porchia; quedé perplejo, fue toda una revelación. Encontré un modo de expresión nuevo para mí, una forma singular de escribir: aguda, expansiva, esencial, luminosa. De inmediato me imbuí en los laberintos en los que cada palabra es inevitable, donde todo es determinante -una coma o un acento pueden cambiarlo todo. Es difícil saber por qué hay tan pocos autores. Probablemente es un don para algunos; no es fácil, como decía Nietzsche, "decir en diez frases lo que otro dice en un libro, lo que ningún otro dice en un libro." Lo único cierto es que el camino del aforismo es arduo, pues no admite error, y pocas veces uno se siente complacido. Al no caer en la obviedad, al encontrar ciertos interrogantes a un misterio, al hallar alguna que otra respuesta, cuando uno logra cierto sentido estético u obtener en un breve pensamiento la potencia de un relámpago.
- ¿Cómo analizás el éxito de ventas que tuvo José Narosky y por qué creés que la obra de Antonio Porchia es tan excepcional y escueta?
- Son dos exponentes del género diametralmente opuestos. El primero eligió el camino de la simplicidad, lo cual le permitió escribir varios libros que tuvieron eco en un público masivo conquistado en la radio y en la televisión; de allí deriva la solubilidad de su obra. Antonio Porchia, por el contrario, es un poeta necesario, maestro, entre otros, de Juarroz y de Pizarnik. Buceó y naufragó -en el sentido de animarse a más- en las profundidades. Desde ese sitio inhóspito fue gestando su obra, a partir de su existencia; de hecho, abandonó tres cuartas partes de ella, relegándolas al olvido. Esa búsqueda de despojo permanente, de podar para siempre aquello que no es imprescindible decir. En una de sus Voces lo ilustra bien: "Y seguiré eliminando las palabras malas que puse en mi todo, aunque mi todo se quede sin palabras." Yo no diría que la obra de Porchia es escueta sino todo lo contrario; es eterna, por momentos llega a hermanarse al sentido del Tao. Uno puede releer sus Voces y encontrar nuevos significados, pero comprendo que aquello que en Occidente llamamos éxito precisa de largos volúmenes para sustentar un camino literario. A mí, en cambio, me maravilla que haya escrito un solo libro. Suficiente. Lo justo. Lo que sí o sí había que decir para que al mundo no le sobrara nada y sin embargo se ensanchara.
- ¿Por qué creés que tantos jóvenes escriben poesía y, al mismo tiempo, se venden tan pocos libros de poesía?
- Dudo que muchos de los jóvenes que escriben, "hagan" poesía cuando creen que lo hacen. Seguramente hay una búsqueda de una respuesta a un dilema sentimental o existencial. No se venden libros de poesía porque casi no hay poetas. El mundo de la literatura es una especie de feria donde los resultados de las ventas encasillan el producto. Pero detrás de una obra debe existir un escritor y un libro no ha de ser producto del marketing. No se puede medir una obra por su resultado material. ¿Lo relevante es vender o transformar personas? Luego de leer Del inconveniente de haber nacido, de Emile Cioran, yo fui otra persona, pero nada se modificó en mí luego de leer un best seller. En las últimas décadas la cosmovisión del editor ha virado hacia la búsqueda de respuestas económicas y ahí es donde todos perdemos.
© LA GACETA
UMBRALES
Por Alejandro Lanús
Estuve a un paso de lo infinito.
Y por no haber dado un paso más,
ahora doy infinitos pasos.
………………………
Y vos que decías que el olvido hace huecos en la nada:
los labios retuvieron las formas de cada temblor.
………………………..
RECUERDOS
Por Alejandro Lanús
Recuerdo esos patios grises,
las vecinas con sus bolsos de mercado,
mis maestras lungas.
Todavía me veo escondido en un juego
ayudando a papá a arreglar imposibles,
riendo con mi hermana hasta la gloria de la risa.
Recuerdo cuando comprendí que el sinsabor
de la adolescencia sólo se disimularía
o, a lo sumo, se negaría hasta la muerte.
También recuerdo
mi primer deseo de cambiar el mundo
y aquel barco que no me llevó a otros mares.
PERFIL
Alejandro Lanús nació en Buenos Aires, en 1971. En los 90, fue uno de los vendedores más exitosos de tres multinacionales. Luego se convirtió en jefe de ventas de Radio Mitre, en ese entonces la AM de mayor audiencia del país. A los 28 años decidió retirarse. Vivió seis meses en la India, cinco años en Bariloche y desde 2007 está instalado en La Cumbre, Córdoba. Es autor del libro Umbrales. Su obra ha sido destacada por Mario Benedetti, Víctor Massuh, Horacio Ferrer y Abel Posse, entre otros. Sus escritos, en www.aforismos.com.arel dispensador dice: existe una visión deformada del éxito, tanto que las gentes andan envueltas en realidades virtuales que las mantienen encadenadas a las frustraciones, donde nadie parece comprender que en la vida, no es necesario ni tampoco prudente, mantener la espada en guardia o la lanza en punta, siempre apuntando al corazón indefenso o al otro desatento. El éxito se vincula a la satisfacción por la tarea bien hecha, por la responsabilidad comprometida, por poder enseñar el rostro descubierto, mostrando los ojos (no escondiéndolos detrás de gafas oscuras que intentan ocultar los grises del alma), haciendo culto en el uso de la palabra, esto es pronunciando lo que corresponde y sólo cuando cursa como prudente, sin hablar demás... pero todo ello, es factorial de una ecuación que se relaciona con la educación, no necesariamente con la formación profesional... la educación de una familia (que se va extinguiendo de la mano del desconcierto social) y sus ritmos... la salud protegida desde y por el estado (un estado que está técnicamente evaporado, y hoy por hoy no cumple función alguna, salvo la recaudatoria y/o depredatoria)... el concierto social del trabajo, con sentido de familia o de grupo integrador (algo que se ha extinguido a manos de las impericias de visiones corporativas perversas, que sólo priorizan el engaño como método para obtener resultados rápidos)... tanto es así, que los verdaderos creadores, esos que agregan valor a la sociedad humana en su conjunto, o bien, a las sociedades humanas según sus comarcas, permanecen ocultos, eclipsados detrás de deformaciones inducidas manipuladas por medios corporativos y sus conveniencias, por editoriales falaces y las propias, y todo es un best-seller vacío, donde se impulsan los mediatismos que más tarde o más temprano, atraparán al mundo en nuevas urgencias, licuando las verdaderas y legítimas prioridades. Pierde el arte... pierde la letra... pierde la prosa... pierde la poesía... pero también, pierde el pensamiento solidario y pierde el sentimiento de misericordia... pierde la ciencia tanto como pierde el método científico... se apuran las propiedades intelectuales y se inventan las patentes, pero en el contexto se da lugar al criterio depredador, el factor primitivo de tener que matar al prójimo para tomar su espacio, y luego de ello olvidar ese mismo espacio para pretender otro, y más tarde llegar al final de la vida, asumiendo que no se ha hecho nada por nadie y que te vas con las manos vacías, lleno de bienes que nadie usará porque fomentarán la lucha por nuevos espacios que hasta licuarán los "puentes" vinculares entre "hermanos". Donde los hermanos dejarán de ser tales para sacar a relucir sus urgencias antidiluvianas, devorándose o exponiéndose a ser devorados... algo anda mal en esta concepción esclavista del mundo humano... todos somos esclavos de algo, pero peor aún, vivimos atrapados en nuestras propias concepciones de "esclavitud"... donde quien "esclaviza", también es "esclavo". Realmente, los éxitos y sus exitismos están vacíos... no hay fundamento alguno para creer que la vida de una persona debe estar revestida por éxito alguno... sea este económico o de cualquier otra índole... la vida demanda ser vivida contribuyendo al crecimiento del conjunto social, en partes iguales, equitativamente distribuidas, ya que el hombre no debe poseer más de lo que alcanzan sus ojos, o bíblicamente (evangelios apócrifos)... el hombre no puede poseer un ápice más de lo que le cabe en la potestad de su alma, aquello que lo habilita según la conciencia como regente de su gracia, o bien, aquello que es guía de luz mediante su ángel de la guarda. No obstante ello, nadie parece entenderlo... nadie parece asumirlo... y de hacerlo se sentirá solo ante un mundo desbordante de locuras, urgencias y facilismos, todos inventados desde actitudes mediáticas y conductas deplorables, ejercidas por los mecanismos de poder de un mundo sin brújula y sin sextante, con mucha electrónica, pero desconociendo qué es el norte, dónde queda, y hacia dónde conduce. La humanidad de estas horas, está repleta de propiedades intelectuales fabricadas para desmerecer al prójimo, y peor aún, para ningunear al concierto social, desde el grupo hasta la familia, deformándole el pensamiento colectivo y arrasándole el imaginario colectivo... el best seller no hace otra cosa que tergiversar la circunstancia para convertirla en "apuro irreflexivo"... te deja pensando sí, pero vacío de cara al "mañana necesario". No agrega valor social, apenas si desdibuja la necesidad imperiosa de nutrir el espíritu... las gentes van perdiendo el hábito de la alimentación en armonía... las gentes se van olvidando del sentido causa-efecto del "cocinar" alimentos y hacer culto de ellos... las gentes se van omitiendo a sí mismas, envueltas en un falso bienestar que no conduce a ninguna parte. El mundo humano está lleno de falsas referencias... carteles que señalan atajos propios de aquellas urgencias... pero las gentes caminan frustradas a sabiendas que no hay "metas genuinas", o que de haberlas, nunca serán alcanzadas... el precio de un "ser humano" deshumanizado es muy alto, demasiado... y así como no hay poesía que no atienda una esencia, no hay verso que pueda prescindir de ella. Junio 04, 2012.-
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