viernes, 1 de junio de 2012

SENTIMIENTOS & SENTIDOS || La última vida imaginaria - 01.06.2012 - lanacion.com  

La última vida imaginaria - 01.06.2012 - lanacion.com  


Viernes 01 de junio de 2012 | Publicado en edición impresa
Libros y autores

La última vida imaginaria

El francés Jean Echenoz cierra su singular tríptico de novelas basadas en personajes reales con una historia que se inspira en el excéntrico inventor Nikola Tesla
Por Eduardo Berti  | Para LA NACION
 
 

Hiperacúsico o mitómano que asegura oír los rayos a miles de kilómetros. Creador de la transferencia inalámbrica de energía eléctrica mediante ondas electromagnéticas, de la corriente alterna, de la bombilla sin filamento, de la radio y de las primeras centrales generadoras de energía. El protagonista de Relámpagos , Gregor, es un ingeniero sin par, acaso el mayor inventor desde los tiempos de Leonardo, y llega a convertirse, a inicios del siglo XX, en "el sabio más famoso del mundo", pese a que muchos lo acusan de farsante o estafador.

Con su última novela, tras Ravel y Correr , Jean Echenoz clausura la trilogía de las "vidas imaginarias" protagonizada por personajes históricos. El resultado final es una serie de tres libros delgados e intensos en los que destaca la elegancia de estilo, un tono entre irónico y melancólico y una constante reflexión en torno a la soledad, la vocación, el éxito y la derrota.

En dicho contexto, Relámpagos (muy bien traducido al español por Javier Albiñana) parece marcar la cumbre de una suerte de gradual alejamiento de la verosimilitud histórica. Mientras que en el primer libro del tríptico el protagonista era claramente el músico Maurice Ravel, y en el segundo ya no llevaba en su título el nombre del personaje histórico y denominaba simplemente Emil a su personaje (el famoso atleta Zátopek, la "locomotora checa"), en este flamante y tercer libro el protagonista se llama Gregor y está inspirado con libertad en la vida del ingeniero Nikola Tesla (1856-1943), pero ante todo en muchos relatos que circulan acerca de él.

Hay mucho de fábula y de mito en la historia real de Tesla, y así la narra Echenoz, con una voz falsamente ligera y oral cuyo efecto es poco menos que hipnótico. Niño precoz, Gregor es un superdotado capaz de aprender en un santiamén media docena de lenguas y de concebir más ideas de las que puede desarrollar: el aire líquido, el mando a distancia, los robots, el acelerador de partículas? Se ignora la fecha exacta de su nacimiento, pero se sabe que su "alumbramiento" coincidió con una tormenta estruendosa y con un "relámpago gigantesco, denso y ramificado". No es músico como Ravel, pero es un hombre de "reloj absoluto" ("siempre sabe con precisión qué hora es") y posee el "don de representarse interiormente las cosas como si existiesen previamente a su existencia, de verlas con tal precisión tridimensional que, en el impulso de su invención, no necesita boceto, esquema, maqueta ni experiencia previa".

Al igual que los protagonistas de los dos libros precedentes, Gregor muestra un carácter especial ("receloso, despectivo, susceptible") y resulta todo un bicho raro. Maniático de la limpieza, alarmado por los microbios, reacio al contacto humano (murió célibe, según sus biógrafos), le daban miedo los ascensores, lo obsesionaban los números múltiplos de tres, "contaba todo, perpetuamente: los adoquines de las avenidas, los peldaños de las escaleras, los pisos de los edificios" y acabó enamorado de las palomas, a las que introducía ilegalmente en los interminables cuartos de hotel por los que desfiló su vida.

Si Correr narraba, además de la vida de Zátopek, la historia de Checoslovaquia en la posguerra, en Relámpagos el protagonista es otro centroeuropeo, pero la historia está ambientada en Estados Unidos y ofrece a su manera un retrato de la entreguerra de los años veinte y treinta. Podría, en estos aspectos, confirmar una especie de contracara de la novela anterior. Por otra parte, a diferencia del Zátopek que en Correr se vuelca al atletismo sin darse mucha cuenta y casi sin querer, Gregor es un monomaníaco de esos que la literatura, cuando retrata con gracia, convierte en héroes imborrables como el ajedrecista Czentovicz de Stefan Zweig o el Raskólnikov de Dostoievski.

La idea fija de Gregor es transmitir energía gratuita, sin límites, "hasta los confines del planeta". Echenoz lo enfrenta a un Edison que, de ser su jefe, pasa a convertirse en un rival absoluto en la "guerra de la electricidad", casi un villano de cuento infantil: un sujeto "encorvado, desmañado y desagradable" que es sordo desde los trece años (obstáculo que no le impide inventar el fonógrafo), que contrata a Gregor a cambio de un sueldo miserable y que, años después, cuando se entera de que Gregor desarrolla la corriente alterna en el seno de la empresa competidora de George Westinghouse, es capaz de todo para desacreditarlo, incluso -como puede verse en un cortometraje que hoy circula en Internet- de electrocutar a una elefanta llamada Topsy.

Tienta leer el tríptico de Echenoz (tríptico planeado no antes sino después de Ravel ) a luz de las "propuestas para el próximo milenio" de Ítalo Calvino, ya que los principios estéticos que pregonaba el italiano están aquí: levedad, rapidez, visibilidad, exactitud, multiplicidad, consistencia. No únicamente los tres protagonistas (Ravel, Zátopek, Gregor/Tesla) parecen representarlos, sino que el emblema del relámpago podría ser una síntesis casi perfecta.

La narración de Echenoz es cronológica, pero con una cadencia voluntariamente irregular. Puede detenerse cuatro páginas en un detalle extravagante (la nariz de un personaje secundario) para luego resumir o saltearse alegremente diez años. Los detalles extraordinarios son los que impulsan el soberbio ritmo del texto, como en esa joya de finales del siglo XIX que fue Vidas imaginarias (libro que evidentemente preside esta trilogía), cuyo autor, Marcel Schwob, sostenía que el arte debe ser "lo opuesto a las ideas generales" y tiene que ocuparse de las singularidades, de "lo único". Completado el tríptico con Relámpagos , quedan muy claras las intenciones y los logros de Echenoz, a contramano de cualquier generalización y de todo abordaje biográfico tradicional. Por más que narraba los últimos diez años de un personaje histórico, por más que podía sugerir una amplia investigación, Ravel era un libro reacio a los tópicos de la novela histórica: pocas páginas, escritura en tiempo presente, diálogos en estilo libre, intrusiones incluso desopilantes del narrador. Los mismos rasgos, repetidos en Correr , se confirman en Relámpagos . Como escribiera Borges sobre aquel libro de Schwob que tanto lo influyó: "Los protagonistas son reales; los hechos pueden ser fabulosos y no pocas veces fantásticos. El sabor peculiar de esta obra está en ese vaivén".


el dispensador dice:
puedes percibir un sismo a miles de kilómetros?, sí puedes...
puedes percibir una fragancia a miles de kilómetros?, sí puedes...
puedes sentir vibrar a los afectos a pesar de las distancias?, sí puedes...
puedes apreciar otro paisaje distinto a aquel donde estás parado, ejerciendo una presencia simultánea y paralela?, sí puedes...
puedes "sentir" el dolor de las palabras pronunciadas por un tercero?, sí puedes...
puedes identificar el peso de una segunda intención antes que ésta se manifieste?, sí puedes...
puedes "ver fluir" una mentira?, sí puedes...
puedes sintonizar a tu consciencia y escucharla con atención?, sí puedes...
puedes confluir hacia tu ángel de la guarda?, sí puedes...
puedes tomar distancia de tu cuerpo, y aún así, sostenerlo con vida?, sí puedes...
puedes ser sabio a partir de la comprensión de las esencias y sus ritmos?, sí puedes...
puedes sentir las energías de las auras en concierto?, sí puedes...
puedes atraer el relámpago, ser parte de él, sin que su fuerza te haga daño?, sí puedes...
puedes vivir en tus sueños?, sí puedes...
puedes soñar tu vida?, sí puedes...
cuando te acercas a las esencias, valoras las fuentes...
cuando sintonizas con las esencias, respetas los equilibrios y asumes la finitud del cuerpo y la eternidad del alma...
cuando te introyectas dentro de las esencias, asumes la armonía de la naturaleza como propia...
cuando lo haces... habrás hecho honor a la gracia recibida para transitar un tiempo respirable, el tuyo...
¿qué demanda?...
humildad de espíritu,
inocencia,
observación,
contemplación,
silencio,
búsqueda,
honestidad consigo mismo,
sinceridad en la intención y en la palabra,
comprender las dualidades,
aceptar el momento,
apreciar el instante,
o simplemente, vivir.


El hombre de esta era permanece en estado denso, le pesan sus pies tanto como le pesa el alma, y se somete al beneficio aparente de las comodidades, al sólo efecto de justificarse en su tiempo... pero ello lo conduce hacia una regresión donde los pasos se pierden, donde las sombras se justifican, donde las huellas se copian... 


El hombre de esta era está atado a su propio tormento, el de creerse superior a su prójimo, exhibiendo una incierta capacidad para envidiar y ser envidiado, para engañar y ser engañado, sin asumir que recogerá todo aquello que haya sembrado en sus entornos... que incluso, se alimentará de los odios prevalentes en las harinas que componen la masa de su pan...


No puedes patentar el aire, éste es obra de Dios y se rige por el imperio del verbo causal...
No puedes patentar el agua, ésta es obra de Dios y se rige por el imperio del verbo causal...
No puedes patentar el fuego, ésta es obra de Dios y se rige por el imperio del verbo causal...
No puedes patentar la tierra... porque perteneces a ella por derecho divino...
No puedes patentar el rayo... porque es la energía que te mantiene vivo...
No puedes patentar el tiempo... porque eres parte de él a través de tu finitud...
No puedes patentar la gracia... porque ella es patrimonio de la eternidad de los ciclos...
Estás aquí para ejecutar la idea que te trajo a este viaje... si no lo haces, simplemente regresarás hasta que entiendas el valor de lo que se te concede...
Cuando resignas el espacio y su tiempo, comprendiendo el por qué de la oportunidad, recién allí comienzas a descubrir cuál es tu función en esta sinfonía llamada "universo"...
Junio 01, 2012.-

No hay comentarios: