La villa del placer de leer
La exposición sobre Herculano y su biblioteca sepultadas por el Vesubio y el arte de la escritura hace 21 siglos, en la Casa del Lector, es la preferida por los lectores de EL PAÍS en este 2013
Basta decir que sí. Abandonar las calles de Madrid en Legazpi, alejarse de las voces que se disuelven, de los pasos presurosos que se pierden y adentrarse una tarde de otoño en Casa del Lector, en Matadero. Dejarse trasladar hasta Herculano y entrar en La Villa de los Papirosllevados por la voz, por la imagen, por los sonidos, por los objetos, por la palabra escrita, por Epicuro que habla desde los muros y por muchos, muchos, que aportaron su saber, su sensibilidad, sus habilidades y su trabajo para montar esta exposición. Una muestra, comisariada por Carlos García Gual y Nicola Oddat, que exhibe de manera física y virtual cómo era la ciudad italiana y la única biblioteca de la antigüedad clásica que conocemos preservada al haber quedado sepultada tras la erupción del Vesubio en el año 79.
Recorrer una a una las doce salas. Imaginar, en las seis primeras, acompasados por las olas que rompen contra la arena, por el trino de los pájaros al amanecer y por la noche que llega poco a poco, cómo fue la vida a principios de la era cristiana en esta villa en la que, con el Vesubio como testigo, sus habitantes dedicaron su tiempo a la lectura de los clásicos, a la búsqueda del placer, a volver a las preguntas originales, las de los griegos; ellos que estaban allí a tan pocos siglos de los mismos griegos.
Maravillarse con las lecturas posteriores. Las que llaman las relecturas y que han sido la manera en que arqueólogos, científicos, artistas y mecenas se han conjuntado en los últimos 263 años para que la biblioteca de pápiros siga viva, aunque sus rollos se hayan carbonizado; para que los textos que allí se guardaron vuelvan con la fuerza del tiempo a recordarnos que leer es también reflexionar.
Sentir que llegó el momento de reintentar pensar por sí mismo como actividad esencial del ser humano, ahora que, ignorando que la palabra está muchas veces envenenada, vivimos imbuidos en lo que otros piensan y dicen y quieren que todos repitamos. “Eludía matarlo, pues sentía escrúpulos en su ánimo; pero lo envió a Licia y le entregó luctuosos signos, mortíferos la mayoría, que había grabado en una tablilla doble, y le mandó mostrárselas a su suegro, para que así pereciera”, Homero en laIliada, citado en aquellas mismas salas.
Despedirse bajo la mirada de Terencio Neo y su mujer que nos contemplan desde la eternidad, aprehendida en Pompeya y guardada para nosotros en la lava cristalizada de un volcán. No lo sabemos, pero tal vez en el rollo que lleva Terencio en su mano está escrito: “Es tarea de la ciencia física el investigar con precisión la causa de los fenómenos más importantes y precisamente de eso depende nuestra felicidad”. Epicuro.
Y luego, decir adiós a La Villa de los Papiros, y regresar a las calles de Madrid en Legazpi, diciendo con Plinio el Joven: “He pasado todo este tiempo en medio de mis tablillas y opúsculos en la más deliciosa tranquilidad”.
el dispensador dice:
cada tiempo deja sus rastros,
cada tiempo ofrece sus vestigios,
curiosidades buscan saber quién lo dijo,
quién lo pensó,
que fue de lo vivido,
que experiencias hubo,
que no hallaron abrigo,
de la tragedia de un volcán encendido,
el pasado se nutre de testimonios y testigos,
que suelen caer de sus olvidos,
dejan silencios y lapsos perdidos,
momentos irrepetibles jamás conocidos...
tal vez lo recite algún cuento,
algún libro,
alguien que interpretó un sueño prendido,
de esos que no se extravían,
a pesar de lo que las rutinas puedan haber traído...
todo suena a memoria,
pocos son los elegidos,
algunos lo contarán,
pocos habrán entendido,
¿cómo fue lo del volcán?,
¿dónde están sus papiros?,
¿hay bibliotecas de los tiempos perdidos?,
todo queda registrado,
todo lo vivido,
nada se pierde,
aunque no se haya dicho,
permanece lo mirado,
ojos prendidos,
permanece lo escuchado,
sentimiento de oídos,
y más allá... permanece lo dicho,
pesarán tus palabras,
compararán los sentidos,
y eso no está en ningún lado escrito...
lo explicaban los egipcios,
en algún papiro...
el tiempo ha pasado... ganaron los olvidos...
priman los curiosos...
¿qué fue de los tiempos perdidos?.
DICIEMBRE 16, 2013.-
cada tiempo deja sus vestigios,
si sabes de sueños...
no sabrás de olvidos.
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