Diego Gaynor (Exaltación de la Cruz)
Pueblos BuenosAires
el dispensador dice:
sí,
me fui poniendo viejo,
se me cayeron los cabellos,
se me arrugaron los años,
se me oxidaron los tiempos...
raro,
tengo el alma intacta,
pero se me van desdibujando los recuerdos,
hay nombres que ya ni me acuerdo,
tampoco sus números de documentos,
hasta he perdido los teléfonos,
porque ciertas partes de mi memoria,
se las ha llevado el viento,
para sanarme el espíritu,
de tanto contratiempo...
tengo una imagen de la casa vieja,
de puertas desvencijadas,
de marcos en los que ya no encajan,
de llaves que se han perdido,
mientras los candados se estacan,
la ventana azul,
hasta la hiedra la gana,
ahora anidan arañas,
y reviven las alimañas,
a sabiendas que la tranquera permanece cerrada,
y que aquellos que la saltan,
serán eternamente perseguidos por fantasmas...
del viejo tanque chorrea agua,
que nadie sabe de dónde surge,
porque la fuente estaba agotada...
pero las cosas no responden,
a las segundas intenciones guardadas,
por eso los ángeles envían señales,
para algún santo que las agarra,
y bebiendo de lo que llueve,
saca su sed en el sueño de la distancia,
para luego tornar sobre sus piés,
y alejarse disimulado... haciendo que allí... nada sucede y menos pasa...
lo he visto acercarse a la estación,
por donde ningún tren pasa,
sin embargo él lo espera,
mientras a alguien se abraza,
dejando correr una mejilla,
sobre una lluvia de lágrimas...
y simplemente sube a un tren,
al que no se le distingue el guarda,
y así como así se va...
como un recuerdo que se desgrana.
MARZO 20, 2015.-
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