viernes, 22 de enero de 2016

MURAMBI ▲ Cuando el país al otro lado del mundo es el tuyo >> África no es un país >> Blogs Internacional EL PAÍS

Cuando el país al otro lado del mundo es el tuyo >> África no es un país >> Blogs Internacional EL PAÍS



Lola Huete Machado

África no es un país

"Salvo por el nombre geográfico, África no existe", decía Ryszard Kapucinski. Y sí, desde Europa, acostumbramos a simplificar su realidad hasta hacerla una y pobre, catastrófica y dependiente. Pero África es un continente: 55 países, mil millones de personas, multiplicidad de mundos, etnias, voces, culturas... África heterogénea y rica contada desde allí y desde aquí. Un blog coral creado y coordinado por Lola Huete Machado.

SOBRE LOS AUTORES

Lola Huete MachadoRedactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.
Chema CaballeroChema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.
José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.
Ángeles JuradoÁngeles JuradoPeriodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.
Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.
Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...
Beatriz Leal RiescoBeatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.

mapa de África

Cuando el país al otro lado del mundo es el tuyo

Por:  22 de enero de 2016
Kigali, 2008. Antonis Kyrou. Vía Flickr
A veces los libros se nos caen de las manos. Adquieren un peso insoportable, un tamaño descomunal y se vuelven imposibles de sostener. Sus páginas se enredan sin remedio en lo más profundo de nuestra mente y sus palabras se quedan incrustadas en ese lugar inhabitable en el que comparten espacio con el horror que más tememos. Pero nos ayudan a penetrar en lo impenetrable y a sondear en la cercanía abismos lejanos. Murambi, el libro de los huesos de Boubacar Boris Diop (considerado uno de los cien mejores libros africanos del siglo XX y editado el pasado año en castellano por Ediciones Wanafrica) nos devuelve la atrocidad que soportó Ruanda en 1994, hace ya más de veinte años. Es decir, ayer mismo.  
El senegalés, que ha escrito en más ocasiones sobre el mismo tema y sintió ante él que explicar el genocidio en Ruanda le confirmaba que ser escritor servía para algo, parece hacer suyas las palabras de Toni Morrison: “Después de un genocidio, solo el arte puede intentar devolver el sentido a las cosas”. Para ello nos pone frente al espejo de unos sucesos sobre los que nunca se ha escrito y leído lo suficiente. Máxime en el momento actual cuando la situación en Burundi ha alertado sobre la posibilidad de que se produzca algo semejante en la región de los Grandes Lagos (lo que el propio escritor no ve verosímil, aunque sí considera que decir "atención a Ruanda" funciona como una alerta). Pero, además, el autor pone de manifiesto el desinterés y desinformación que en el propio mundo africano había alrededor del genocidio tutsi ruandés.
En 1998 con la finalidad de romper el silencio de los intelectuales africanos en torno al mismo se lanzó el proyecto Ruanda, escribir por deber de memoria.Théogène Karabayinga, un periodista ruandés de RFI, en el Fest`Africa había mostrado su asombro ante la constatación del desconocimiento que los propios autores africanos tenían en torno al genocidio. El propio Boubacar Boris Diop nos habla de ello en el postfacio que escribió en 2011 para Murambi, el libro de los huesos, realizando un doble ejercicio de memoria y de reescritura. 
Habiendo aceptado a fin de cuentas participar en la operación por simple curiosidad periodística, me proponía anotar en un cuaderno de viaje, de una forma totalmente neutra, observaciones y tal vez algunas impresiones sobre una sociedad que me resultaba ajena. En ese momento no era consciente, pero me doy cuenta ahora, de que no conseguía leer los Cien Días de Ruanda de otro modo que como un enfrentamiento tribal en el que todos los actores tenían, de igual manera, las manos manchadas de sangre. Lo que significa que, incluso antes de saber que había habido un genocidio, ¡yo era partidario de la teoría del doble genocidio! Nunca se reiterará suficientemente hasta qué punto es imperativo para cada uno de nosotros separar a África de sí misma para tener al menos alguna oportunidad de hablar racionalmente de ella...
De esta manera, ocho escritores tomaron el guante que les lanzó Fest`Africa de la mano del escritor y periodista Nocky Djedanoum y partieron hacia Ruanda para que el proverbio wolof que afirma que “si pides prestados los ojos de alguien, no te sorprendas de acabar viendo, hagas lo que hagas, lo que el otro ve” dejara de cumplirse.  Así, el propio Boubacar Boris Diop junto a Abdourahman Waberi, Koulsy Lamko, Tierno Monénembo, Nocky Djedanoum, Monique Ilboudo, Meja Mwangi y la marfileña Véronique Tadjo (que escribió La sombra de Imana), decidieron dar un paso más allá y dejaron de ver lo sucedido como si se tratara de “vergonzosos secretos de familia que no deben ser expuestos en público” para profundizar en lo acontecido y tratar de explicarlo."Murambi, el libro de los huesos" de Boubacar Boris Diop. Ed.Wanafrica
Partiendo de su propia confesión sobre su ignorancia, Boubacar Boris Diop narra los pasos que le llevaron hasta conseguir dar con la forma en la que los testimonios reales encajaran en una novela en la que huyó de su anterior estilo experimental para dar paso a la sencillez que precisaba. En un ejercicio de sinceridad él mismo desnuda su escaso conocimiento previo sobre lo sucedido, incluso su propia visión tan llena de ideas previas como podía estarlo para cualquiera de nosotros (los no africanos) vertidas por los medios de comunicación.
Es revelador que siendo él un intelectual, un escritor y un periodista renombrado con un nivel cultural alto, no manejara más información que aquella que le llegaba desde los medios europeos o norteamericanos... ¿El genocidio no interesaba ni siquiera a los propios africanos?.
Desde la publicación de Murambi, el libro de los huesos, hace once años, he sido invitado a discutir su contenido con los públicos más diversos en numerosos países. No me gusta decirlo, pero tengo que reconocer que ha sido en la propia África donde el rechazo a interesarse por los Cien Días de Ruanda, para analizar sus mecanismos específicos o simplemente para discutirlo, siempre se me ha hecho más obvio. Igualmente, en mi opinión, es en este continente donde la información sobre la tragedia ruandesa sigue siendo aún hoy en día más incompleta. ¿Hay que atribuir una falta de interés tan chocante al “hábito de la desgracia” que evoca el título de una novela de Mongo Beti? (…) Esto no quiere decir sin embargo que nos adaptemos: cada africano ha llevado la carga de los crímenes sangrientos de Mobutu o de Idi Amin Dada y ha vivido sus payasadas como una humillación personal. Todo esto acaba pesando mucho en la mente y la amnesia, más voluntaria de lo que pensamos, sin ninguna duda apunta más a una estrategia individual de supervivencia que a la indiferencia. (Fragmento.Postfacio)
Murambi, el libro de los huesos adopta la forma de novela y se centra en el regreso de Cornelius, quien tras un largo exilio vuelve para enfrentarse con su propia historia personal enmarcada sin remedio en el drama de unos acontecimientos cósmicos cuyo alcance es más alargado de lo que parece ("Lo que ha pasado en Ruanda es un momento de la historia de Francia en el siglo veinte", pág 158). El escritor da voz a víctimas y verdugos, a un puñado de seres que vivieron y sufrieron en primera persona lo acontecido y que ahora conviven con aquello, o que se desmoronan al conocer lo íntimamente ligada que se encuentra la tragedia a sus vidas a pesar de no haber sido parte directa de la misma. La culpabilidad de los hijos de aquellos que masacraron sin piedad y el hilillo de voz por el que surgen los relatos y las pequeñas historias íntimas de muchos que lo perdieron todo (a todos) en aquellos Cien Días, se juntan con las de aquellos que abren sus bocas quizás por primera vez después del horror. O las de aquellos que mataron y exponen sus razones. Boubacar Boris Diop escucha y escribe, se cuestiona y vuelve otra vez. Sabe que ante el silencio, el libro hará que aquellas voces ruandesas se oigan.
 Boubacar Boris Diop. Photograph by Rama, Wikimedia Commons, Cc-by-sa-2.0-fr
Después, y tras el necesario periodo para poder hacerlo, desde Ruanda otras personas también alumbraron libros. Yolande Mukagasana perdió a toda su familia en el genocidio y en 1999 publicó No tengas miedo de saber sobre la que el senegalés opina también: "Esto significa que para la célebre superviviente ruandesa no basta con compartir los sufrimientos de las víctimas para dar sentido a su famoso "Nunca más esto", también es esencial conocer en detalle las circunstancias de la tragedia e incluso las motivaciones de los genocidas. El rechazo a saber que teme Mukagasana (...) es sobre todo, la expresión de una pérdida total de autoestima". Scholastique Mukasonga quien ha llegado a afirmar que "sus libros son tumbas de papel", vive para escribir una y otra vez sobre aquellos días. Son dos nombres, entre muchos otros, que han ido contribuyendo a que "ahora exista un mejor conocimiento de sus mecanismos e infinitamente más compasión por sus víctimas".
El mundo miraba a otra parte mientras, después lo supimos, morían asesinadas muy lejos de nosotros, más de 800.000 personas en 5 semanas. Al comienzo deMurambi, el libro de los huesos, Michel Serumundo, propietario de un videoclub, calma a su mujer que teme lo peor pero intenta consolarse con la idea de que no se iban a atrever "porque el mundo les observaba". En cambio, él sabía que comenzaba la Copa del Mundo de fútbol en Estados Unidos y que los mismos africanos comentarían algo de refilón en el descanso de cada partido, para pasar pronto a otro tema. Michel Serumundo no reprocha nada ¿no había estado él mismo haciendo oídos sordos ante lo que emitía la televisión o lo que se radiaba desde la Radio de las Mil Colinas?. Solo que aquella vez le tocaba más cerca, "Siempre ocurría tan lejos, en países al otro lado del mundo... Pero en aquel principio de abril de 1994, el país al otro lado del mundo era el mío".




el dispensador dice:

en una esfera nada queda lejos,

por más distante que dicho punto sea...

a veces lo inevitable se reversa,

a veces lo evitable se regresa,

dependiendo de ecuaciones,

donde está presente quien reza...



si vuelves,

algún motivo te llevará...



si no regresas,

algún motivo habrá...



a veces podrá ser desvelado,

y otras veces no se hallará...



y no tendrá importancia,

porque lo que deba suceder sucederá...

y lo que no deba ocurrir no ocurrirá...

porque de eso se trata la gracia,

ir siempre por donde debes estar.

ENERO 22, 2016.-



no reniegues de lo que te toca,

porque lo escrito,

escrito está...

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