miércoles, 28 de septiembre de 2016

CAMINO DE REGRESO 27

el dispensador dice: ¿qué cómo fue que llegué al Tíbet?... fue un hecho fortuito, el mismo artilugio de la mística mágica que me hizo aparecer en lugares impensados... Cuzco... Tiawanaku... las tierras de los días adelante en el Pacífico Oriental, allí donde se ubica el SOL naciente... Camboya... India... China... más aún, nunca me quise detener a pensarlo... porque debes tomar el destino según se te presenta, ya que cada oportunidad guarda su sentido, y el mismo no debe ser razonado, sólo tomado, aceptado y resuelto en consecuencia... a veces ves... a veces ves lo que no quieres ver... a veces ves lo que te muestran y que no te gusta ver... a veces debes participar y otras tantas debes "evitar"... subí para ver por qué la gente de las alturas tiene oxígeno suficiente sin tenerlo... subí para estudiar por qué respirando poco hacen mucho y viven más que cualquiera de las llanuras... conocí a algunos que superaban la media de cien años... conocí a otros que nadie sabía cuántos años contaban... y supuse, sólo eso, que algunos de los que había conocido... habían estado allí siempre... ellos no hablaban de edades... ellos no hacían referencia al tiempo... pero cuando conversabas, te dabas cuenta que hacía siglos que deambulaban por la Tierra, con ése mismo cuerpo, sin morir, sin reencarnar, sin volver a nacer... claro está, ningún occidental en su sano juicio pensaría estupidez semejante, pero dado que tengo la ventaja de la locura, podía convivir con ellos y sus miserias compartidas, porque a pesar de no tener nada, tenían lo suficiente como dar parte de su alimento y de su vestimenta contra fríos que ningún occidental se animaría a enfrentar, por ese raro sentido de la supervivencia y de no correr riesgos salvo que haya suficiente dinero a cambio, partiendo de la falsa premisa que el potencial daño se paga, cuando en verdad jamás lo hace... la cuestión es que entre parajes que no aparecen en los mapas (de entonces) y otras yerbas, me fui acostumbrando a los prolongados silencios que dominan valles en lugares inaccesibles... con un aire que se enrarece para algunos pero no para otros... con circunstancias que se abren para unos pero no para otros... como si hubiese alguien superior mediando quién es el que puede participar y quién no... seleccionando desde el más allá los invitados y los expulsados... los convidados y los negados... allí fue donde me terminé de convencer de la existencia de un "alguien" que participa activamente con el "dedo mágico" en la separación de las aguas... esto puedes verlo... aquello otro no... de esto puedes ser partícipe, de aquello otro no... y a aceptar que es bueno que así sea, ya que eso se vincula con el karma de cada quién... y aunque no lo creas, en el karma está todo... todo lo vivido en esta vida y en cada instante de las anteriores, con una prolijidad asombrosa, al detalle... 

debo decirte que siempre fui medio inconsciente y siempre me aventuré sin meditar ni evaluar consecuencias, suponiendo que nada hay de malo en la vivencia, sí cuando te opones a ella... por eso es bueno dejarte llevar por tu ángel, atendiendo las razones de la consciencia, que siempre sabe lo que dice... y más aún, por qué lo dice... reconociendo que en todos los casos evité meterme en camisa de once varas... y aún encontrándome en lugares inapropiados (riesgos mediante) siempre hubo un ángel protector separando los vientos de las aguas, o éstas de los suelos... siendo que soy un agradecido de la vida a tantas gracias concedidas sin siquiera haberlas pedido... pero, siempre hay algún pero, justo es reconocer que estando allí me dí cuenta que ya había estado, y buscando en la memoria de mi karma, fui descubriendo el cómo, el cuándo, y el dónde... yendo más lejos aún, al poder descubrir quiénes eran los que habían estado en otras oportunidades (vidas) cruzándose conmigo... curiosamente, encontré que muchos me debían y yo no había facturado, ni tampoco cobrado... curiosamente, descubrí que no debía nada a nadie, y que esto me habilitaba a que las puertas se abrieran de par en par a efectos de compartir las significancias propias de las pobrezas... andando por esos rincones intrincados de montañas, valles y ríos que nadie ha visto (al menos no de occidente), fui encontrando piedras talladas por mí mismo en vidas anteriores, incluyendo en ello marcas dejadas en stupas... los nudos que no desatas permanecen, y los nudos que desatas cuando hay motivos cósmicos y/o celestiales genuinos, liberan energías que no sabes que están allí, pero que regresan a sus sendas apenas desatadas... en dichos caminos no me encontré con escollos, tampoco con odios contenidos, ni una sola dosis de cinismos, nada de hipocresías, mucho menos soberbias al plato como suele haber en los claustros académicos del occidente denso y apesadumbrado... pude entonces subir sin haber bajado... pude entonces estar sin haber quedado... puede entonces descender sin ser hallado... allí supe que es bueno no ser más que aquello para lo que has nacido o te han pintado, porque la consigna sintoniza con el destino concedido, que es el mismo que te han dado... he sido feliz, subiendo tanto como bajando... de donde estuve, jamás he regresado y allí está la singularidad de la geometría sin tiempo y sin espacio...

allí mismo, un monje de esos que nunca faltan, en especial cuando no pertenecen a ningún templo, están liberados de creencias pero no de Dios, están liberados de altares pero no de la oración, y no están atados a dogma alguno... supo decirme que la luz es como un tobogán, puedes subirte a ella y viajar... sin moverte... la FE en la luz en sí misma te transporta donde quieras ir sin necesidad de otra cosa que no sea tu propia voluntad, no el deseo, sí la voluntad... tanto que me mostró como se subía a ella y cómo se viajaba sin necesidad de infraestructuras de miles de millones de dólares para recorrer pocos metros con mucho esfuerzo y escasos resultados... al punto que ése hecho me sirvió para descubrir por qué los tibetanos vivían mejor con menor cantidad de oxígeno... claro está, dicho descubrimiento fue a cambio del silencio... y allí comprendí que el sentido de las esencias así como la ubicación de las fuentes, no pertenece al ámbito humano, por lo tanto debiendo permanecer oculto a los ojos de la iniquidad, la vergüenza, la codicia, la avaricia y sobre todo la angurria... claro, en occidente todo se compra y todo se vende... y cada vez que compras o que vendes, allí se va un poco de tu dignidad... hasta que caes en la cuenta que comprando y vendiendo, has ganado la condición de mercader, pero te has quedado sin dignidad, o lo que es lo mismo, te has quedado sin tu esencia y sin tu "fuente"... la que te pertenece por derecho de karma... ¿espantoso?... real... he conocido muchos mercaderes, pero pocos dignos de sus cargas...

claro... mi vida venía debatiéndose entre dimes y diretes propios de los occidentalismos donde las culpas se echan en la espalda de los otros... donde las inocencias son propias y las culpas son ajenas... donde la razón está siempre del lado de la mentira, y la verdad es una oferta de ocasión a la que siempre llegas tarde... pero, no me gusta revolver baratijas... 

dado que no me conoces, al menos no face to face (cara a cara), puedo decirte que sin consultarle ni pedirle nada (al monje), éste me dijo ven... me llevó frente a un muro de piedras... piedras mani (grabadas con la cita sagrada)... me dijo tócalo... lo toqué y se trataba de un muro de piedra sólida, dura, impenetrable... su largo era largo y su ancho muy ancho... su altura superaba nuestra altura y seguramente, supuse, seguía hacia abajo... me dijo ven... fui... nos acercamos lentamente al muro... me dijo mira... ví el muro en todo su esplendor, erguido ante nosotros... me dijo, coloca tu mente en blanco... lo hice como pude o como supe... hasta donde me alcanzó, ví que él se adelantaba y que se fundía en la roca sólida... ví que la traspasaba y se situaba de el otro lado del muro... ví que regresaba por mí y sin dejar de estar fundido en la piedra dejaba emerger su mano para llevarme con él... entonces... sólo entonces... me dijo: ¿ves?... nada de esto existe... es sólo una ilusión de vida... allí fui más feliz que nunca antes... supe que todo esto no era más que un sueño que debía ser superado. septiembre 28, 2016.-

nunca más me fui del Tíbet. ¿qué cómo te escribo?... desde el inconsciente colectivo.

Thuk Je Che Tibet
Mapa del Tíbet - 1864 

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