martes, 10 de octubre de 2017

ESTADIO VACÍO || Eterno Calderón | Deportes | EL PAÍS

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Eterno Calderón

Patricia Cazón escribe en 'Hasta siempre Vicente Calderón' una memoria sentimental del estadio colchonero apasionada y original





Eterno Calderón



Las mudanzas siempre son complicadas. En la vieja casa permanecerán recuerdos y vivencias, todos parte de la vida de sus habitantes. Imagínese el lector cuántos momentos memorables puede haber generado un espacio de un millón treinta y cinco mil metros cuadrados en el que se disputaron 1.300 partidos oficiales de fútbol y en el que disfrutaron y sufrieron centenares de miles de personas.
“¿Ha entrado usted, alguna vez, en un estadio vacío? Haga la prueba. Párese en medio de la cancha y escuche. No hay nada menos vacío que un estadio vacío”, decía el uruguayo Eduardo Galeano. Y la periodista Patricia Cazón demuestra que así es en Hasta siempre Vicente Calderón (Plaza & Janés), una memoria sentimental del estadio colchonero, escrita con pasión, originalidad y numerosos puntos de vista. Para poder contar un estadio es necesario haberlo sentido como algo propio. Por eso Cazón logra trazar un emocionante homenaje al estadio de la ribera del Manzanares.
El libro también da voz a los que nunca pisaron el césped. Porque el Calderón es la historia de Miguel Pérez Cano, el que fuera responsable de las almohadillas; del padre Daniel; de José Luis Rodríguez, 84 años de socio; de Goyo Peláez, un ojo al fogón y otro a la tele; de todos los que lo convirtieron en un estadio de leyenda.

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