martes, 1 de mayo de 2018

'GB84', de David Peace: Contar el fin de un mundo | Babelia | EL PAÍS

'GB84', de David Peace: Contar el fin de un mundo | Babelia | EL PAÍS

Contar el fin de un mundo

En 'GB84' David Peace dispara otra vez contra la era Thatcher con un estilo enfurecedor y poderosamente real

Contar el fin de un mundo
Si en vez de un escritor, un escritor amante de James Ellroy —en realidad, del ­jazz blanco de James Ellroy—, David Peace (Osset, West Yorkshire, Reino Unido, 1967) fuese historiador, fuese la clase de tipo que se dedica a ­reunir hechos y extraer conclusiones, si el suyo fuese un empirismo científico literario, si fuese, en realidad, antropología existencial, se diría que sus novelas son tratados, pero no tratados históricos, sino tratados decididos a explorar el alma de una sociedad, la nuestra, enferma desde 1979 por culpa de un veneno elaborado por el Laboratorio Thatcher.
También podría decirse que son novela negra, pero una novela negra en la que la víctima es la comunidad; y el asesino, el sistema, un sistema con una capacidad de persuasión psicopática que hizo creer a todo el mundo que no existía todo el mundo, sino cada una de las pequeñas piezas que formaban parte de ese mundo. Para Peace, la llegada de Thatcher al poder supuso el fin de un mundo en el que aún teníamos responsabilidades respecto a los demás.
Así las cosas, su monumental Red Riding Quartet —un noir expresionista, un artefacto de otro mundo, una plegaria dolorosamente no atendida— era, además de una autopsia en vivo del Destripador de Yorkshire, su primera aproximación al momento en el que la idea de la comunidad murió.
No podía explicarse, te dice Peace, a lo largo de las cerca de 2.000 páginas del cuarteto, que un tipo metiera a una niña en una furgoneta sin que alguien alzara la voz en la época previa al neoliberalismo feroz de Thatcher, pero era más que esperable una vez la dictadura del uno mismo (y al cuerno los demás) se impuso. El cómo se impuso tiene mucho que ver con esta, su segunda entrega —se publicó originalmente en 2004—, otro monumental y mántrico y polifónico —de una polifonía salvaje, hipnótica, aturdidora— y brillantísimo disparo contra el Apocalipsis Thatcher, ambientado en la huelga minera que tuvo lugar en Reino Unido entre el 6 de marzo de 1984 y el 3 de marzo de 1985, y que casi le cuesta al país una guerra civil.
Hay en GB84 al menos siete puntos de vista —que adoptan distintas formas: algo cercano al terror en el caso del siniestro Mecánico y el General, el tipo que consideraba demasiado blanda a Maggie e ideó un golpe de Estado que nunca (pero casi) cometió; algo próximo a la otra dimensión en la que se aprietan los botones, encarnada en los tipos que trabajan para aquellos que mueven los hilos y estos mismos, el Judío, hombre en el tumulto de la Thatcher, y Arthur Scargill, el Rey Arturo, el carismático líder sindical; y por último, las calles, en forma de diario de a bordo de la protesta sin fin de Martin y Peter—, y la sensación de que un mundo está acabándose, y que sólo un puñado de mineros está intentando que no lo haga. Y tú, lector, no sólo vas a contemplar cómo se acaba, sino que vas a vivirlo.
He aquí la magia del estilo obsesivamente repetitivo de Peace. Que no se limita a contar, sino que te coloca en el centro de la acción, convirtiendo la experiencia lectora en algo enfurecedor y poderosamente real. Chapeau, una y otra y otra vez, mister Peace.
GB84. David Peace. Traducción de Ignacio Gómez Calvo. Hoja de Lata, 2018. 688 páginas. 27,90 euros

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