lunes, 21 de mayo de 2018

Seis viajes en busca de escenarios de novelas | Blog Paco Nadal | EL PAÍS

Seis viajes en busca de escenarios de novelas | Blog Paco Nadal | EL PAÍS

Seis viajes en busca de escenarios de novelas

Media docena de propuestas muy mitómanas para visitar escenarios de obras literarias que nos marcaron

Explorar destinos en busca de localizaciones —reales o ficticias— de obras literarias que nos dejaron huella es un gran ejercicio viajero y literario. ¿Quién no ha idealizado alguna vez los paisajes de una novela, los escenarios de un diálogo, las descripciones de su autor favorito? Muchas veces descubriremos que los paisajes y lugares que narraba nuestro escritor de cabecera eran solo una fábula; otras, constataremos la fidelidad de las descripciones. Pero en ningún caso, nos defraudará la experiencia. Viajar en busca de mitos es lo que tiene. Aquí van seis de esos viajes.
Seis viajes en busca de escenarios de novelas

Comala (Pedro Páramo / Juan Rulfo)

Comala
Comala TURISMO DE MÉXICO
Comala existe. El pueblo fantasmal y solitario en el que Juan Rulfo sitúa su gran novela Pedro Páramo no es una quimera. Existe de verdad. Pertenece al pequeño estado mexicano de Colima. Solo que la Comala real no tiene nada que ver con ese desierto áspero de Rulfo ni con la soledad de unas casas hundidas bajo el peso de la hiedra capitana ni con ese pueblo “que sabe a desdicha”, de la novela. La Comala de verdad es un vergel, una ciudad ordenada y alegre a apenas 10 kilómetros de la capital del Estado, rodeada de arroyos e inmensas arboledas sobre las que despuntan las gigantescas parotas, el árbol emblemático del México húmedo. Por si quieres visitarla, Comala está a 200 kilómetros al sur de Guadalajara por la autopista Guadalajara-Colima. Desde la central camionera de ambas ciudades salen a diario muchos autobuses hasta Comala.

Escocia (Outlander / Diana Gabaldón)

Paisaje de las Highlands
Paisaje de las Highlands PIXABAY
Jamie Fraser ya no anda por allí a caballo, vestido con su tartán. Ni Claire, la sassenach, vaga buscando círculos de piedra que le permitan regresar a su tiempo. Pero la magia de los paisajes de las Tierras Altas escocesas sigue igual de rutilante como aparecía en la novela Outlander, de Diana Gabaldón. Las Highlands, la región montañosa que ocupa el extremo norte de Escocia, es uno de los territorios más pintorescos y espectaculares de Europa. Una tierra verde, acuática, desolada y misteriosa. Muy fácil de visitar en un coche de alquiler desde Glasgow o Edimburgo. O a pie por el West Highland Way, el gran sendero de las Highlands, que empieza en las afueras de Glasgow y termina en Fort William.

Ystad (saga Kurt Wallander, Henning Mankell)

Ystad, en Suecia
Ystad, en Suecia
Tres cuartos de hora en tren de cercanías desde Malmö —al sur de Suecia— permiten plantarse en Ystad. El pueblo en el que el escritor sueco Henning Mankel situaba las aventuras y desventuras de su más célebre personaje, el inspector Kurt Wallander. Un tipo que bebe en exceso, tiene problemas sentimentales pero que finalmente resuelve complejos casos de la mejor novela negra. Ystad es una apacible ciudad de la región de Escania con un centro de calles medievales peatonales, una plaza mayor llena de terrazas en verano, una torre de la iglesia exageradamente alta porque desde allí vigilaban los suecos a los daneses por si volvían a invadirlos y un puerto desde donde salen barcos a Polonia. Lo bueno en este caso para mitómanos es que Mankell no inventó ningún decorado para la acción policiaca. Se limitó a usar los elementos de su pueblo. Así que nada más llegar, te sientes como en casa... como en casa de Kurt Wallander, me refiero. Existe la calle Mariagatan, donde vive el inspector. Existe el hotel Continental, donde Kurt Wallander solía ir a comer (el dueño del hotel tiene una mesa siempre reservada para él con un cartel que así lo avisa). Y existen otros muchos elementos, como la floristería entre Pottmakaregränd y Västra Vallgatan. La oficina de Turismo organiza rutas temáticas siguiendo el hilo argumental de sus novelas.

Kioto (Memorias de una geisha / Arthur Golden)

El barrio de Gion, en Kyoto.
El barrio de Gion, en Kyoto. PACO NADAL
En el barrio de Gion, uno de los más genuinos y famosos de Kioto, hay más turistas que geishas. Pero estas últimas, haberlas, haylas aún. Y se ven de vez en cuando caminando por las estrechas callejas de este barrio de casas de madera y planta baja que apenas hubo que modificar para ser usado en la adaptación cinematográfica de Memorias de una geisha, la novela de Arthur Golden. La trama del libro se desarrolla poco antes de la II Guerra Mundial, pero la historia de las geishas es casi tan antigua como la de Japón. Pese a la cantidad de turistas que hoy saturan sus calles, en Gion se siente como en pocos otros lugares ese mundo cerrado y autárquico del Japón previo a la gran guerra, cuando las geishas ejercían una misión importante en el complejo entramado social del país.

El Cairo (El callejón de los milagros / Naguib Mafhuz)

El Cairo, Egipto.
El Cairo, Egipto. ISTOCK
El premio Nobel egipcio Naguib Mafhuz ambientó una de sus novelas más famosas en el callejón de Midaq, una decrépita calleja del centro de El Cairo, igual que los cientos de decrépitos callejones que aún existen hoy en el Viejo Cairo. Una novela coral en la que personajes anónimos —Kamil, el vendedor de dulces; su amigo Abbas, el barbero; la bella y ambiciosa Hamida; Salim Alwan, el vendedor del bazar; Husniya, la panadera— van desgranado el día a día de sus sueños y miserias.
Si vas hoy a El Cairo y deambulas por el barrio de Khan el Khalili descubrirás cientos de callejones Midaq, tan costumbristas, decrépitos y llenos de vida como el de la novela. De hecho, Mafhuz solía sentarse a escribir en el café Al Fishawi, en pleno zoco de Khan el Khalili, que localizarás fácilmente por la primera bocacalle que sale de la Plaza Al Hussein.
Mompox (Cien años de soledad / Gabriel García Márquez)
Mompox. Colombia
Mompox. Colombia SHUTTERSTOCK
Como todo el mundo sabe Macondo —el pueblo mágico de Cien años de soledad— no existe. Aunque muchos han tratado de buscarlo en Aracataca, su ciudad natal, Macondo no está en ningún sitio, fue una invención de Gabo basada supuestamente en muchos lugares reales que pudo conocer y en otros muchos que imaginó. Sin embargo, existe un lugar en Colombia que podría ser Macondo. Un pueblo tan olvidado, caluroso y mágico como el que inventó Gabo. Se llama Mompox, es uno de los Pueblos Patrimonio de Colombia y la manera más fácil y rápida de llegar a él es remontando en lancha el río Magdalena desde Cartagena de Indias durante seis horas. Cuando tras el largo viaje fluvial el visitante pone un pie en Mompox y lo ve así, calmo y silencioso, como una ciénaga achatada por el calor asfixiante del mediodía, cree que ha llegado a Macondo. Mompox fue uno de los puertos fluviales más importantes del río Magdalena durante la colonia. Pero cayó en el olvido y aquí sigue, abrasado por el calor del trópico, con las mismas calles y plazas, las mismas casas coloniales de barro y cañabrava y las mismas iglesias barrocas que si el reloj se hubiera detenido en un soleado mediodía del siglo XVIII. La mujer de Gabo, Mercedes Barcha, estudió de joven en Mompox (estuvo cuatro años interna en el colegio Sagrado Corazón), por lo que es lógico pensar que él escritor supiera de este pueblo caluroso y costumbrista. Mompox también está lejos de todo, fuera de cualquier ruta comercial, como Macondo. Y los momposinos se han ganado bien la vida haciendo filigranas de plata, como los pescaditos de oro del coronel Aureliano Buendía.

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