Hans Hermann Frankel. Ilustración de Xavier Sepúlveda.
Hans Hermann Frankel, el “Pensador de China” a través de la poesía clásica
El gran sinólogo Hans Hermann Frankel (1916-2003), decano de la Facultad de Lenguas Occidentales en la Universidad de Pekín, fue un gran estudioso de la poesía clásica. Se unió en matrimonio con Zhang Chonghe (1914-2015), una de las damas más ilustres de la historia moderna china. Frankel se atrevió a dar, con todo su esfuerzo, una visión occidental a la poesía antigua china.
El gran sinólogo Hans Hermann Frankel (1916-2003), conocido en chino como Fu Hansi, nació en el seno de una ilustre familia alemana de filólogos clásicos. Su padre y su abuelo eran grandes conocedores del griego y del latín, además de autores prolíficos. Debido a la influencia familiar, Frankel se vio inmerso de niño en un ambiente rico en lenguas. Desde temprana edad, aprendió inglés, francés, italiano, español y también otras lenguas romances. A los 19 años se trasladó con su familia a EE. UU. y consiguió ingresar en la célebre Universidad de California en Berkeley y, en 1942, se doctoró en filología medieval, donde consiguió un importante puesto debido a sus destacados logros académicos y a su tarea investigadora.
En 1947, el famoso intelectual chino Hu Shi (1891-1962) le invitó a asumir el cargo de decano de la Facultad de Lenguas Occidentales en la Universidad de Pekín. Cuando pisó por primera vez el país, Frankel quedó impresionado por la cultura china por lo que se puso un nombre en esa lengua: Fu Hansi (傅汉斯). En su intento por acercarse al país que le daba la bienvenida, tuvo mucha suerte cuando entabló amistad con el gran erudito Ji Xianglin (1911-2009) o con el famoso literato Shen Congwen (1902-1988), entre otros. Sin embargo, lo que le convenció para unirse definitivamente con China fue el matrimonio que contrajo con Zhang Chonghe (1914-2015), una de las damas más ilustres de la historia moderna china.
Chonghe era la menor de las “cuatro hermanas de Hefei”, capital de la provincia de Anhui. Su padre, Zhang Wuling (1889-1938), fue un gran pedagogo y fundador de un colegio para chicas en la época de la República de China (1912-1949). En su lucha por promover la educación femenina intentaba instruir a sus hijas con avanzados conocimientos y estudios vanguardistas para que se convirtieran en mujeres modernas de la nueva generación. Chonghe, la más pequeña de todas, debido al profundo conocimiento de la cultura tradicional china que adquirió al recibir desde niña una estricta formación de lecturas y escritura clásicas, reunía en sí misma el talento para la poesía, la pintura, la caligrafía y la ópera kun entre muchas otras disciplinas artísticas. Una persona tan virtuosa y de conocimientos tan extensos como ella no sabía si debía decantarse por el arte o la literatura clásicas. Su propio temperamento rezumaba ese gusto por lo antiguo. Por todo ello, cuando conoció a Hans Hermann Frankel, se sintió atraída inmediatamente por su exótica elegancia clásica y se enamoró de él. Gracias a su sensibilidad, Chonghe advirtió la naturaleza de gentil confuciano en la actitud de estudioso meditativo de Fu Hansi. Por ello, Chonghe le sugirió que cambiara su nombre chino al modificar el último carácter por el de “pensar” (思, sī), de modo que su nombre, Hansi (汉思), pasó a significar “Pensador de China”. Este cambio de carácter suscitó en Frankel un redoblado interés por su cultura e hizo que, desde ese momento, se aplicara diligentemente al estudio de la lengua y a la poesía de la antigüedad mientras se perdía entre los tonos y la rima de los poemas en busca de la esencia espiritual de la literatura antigua china.
Espíritu humanista occidental
Frankel escribió muchos estudios académicos como memoria de sus profundas reflexiones sobre su pensamiento. Entre los más famosos destaca The Flowering Plum and the Palace Lady: Interpretation of Chinese Poetry (1976). Este título surge a raíz de la obra titulada Meihua fu (“Poesía de la flor del ciruelo”) de Xiao Gang (503-551), emperador Jianwen de la dinastía Liang, durante el periodo de las dinastías Meridionales y Septentrionales (420-589). En él se recogen 106 poemas de la antigüedad china y se atraviesan más de 20 siglos, desde el X a.C. hasta el XIV de nuestra era. En esta obra que está escrita con la mirada del espíritu humanista occidental, siguiendo su manera de pensar tradicional, Frankel realiza un análisis en profundidad de los versos chinos. En su estudio separó los poemas en 13 temas distintos que incluyen la relación entre el hombre y la naturaleza, o entre las personas y la personalización del mundo, entre otros. Luego intentó abstraer la idea general de cada tema con el fin de construir un método científico con fundamentos teóricos para entender la poesía, ya que para Frankel se podía encontrar un principio común detrás de los temas aparentemente caóticos. Este método, que tiene su origen en la retórica clásica occidental consistente en buscar el “arquetipo” original, difiere del sistema chino de estudios poéticos. En China, las discusiones sobre los poemas dependen en primera instancia de la experiencia y la compresión individuales. Dicha comprensión está vinculada con el grado y profundidad de la cultura y el estado de ánimo de uno mismo. Por eso se prefiere listar cada tema antes que tratar de destilar un denominador común a todos ellos. Esto da lugar a la tendencia “neblinosa” y poco definida de los estudios de estilo chino, en los que sólo así es posible que haya cabida a diferentes interpretaciones y reflexiones por cada lector sobre los poemas.
Sin embargo, con el uso de esa particular perspectiva en sus análisis, Frankel en realidad se atrevió con todo su esfuerzo por dar una visión occidental a la poesía antigua china creando una nueva perspectiva para una mejor comprensión del profundo pensamiento. Y para ello se valió de teorías occidentales y de sus notas de poesía china. Esto refleja por una parte los sólidos conocimientos humanistas que poseía de su propia cultura y, por otra, el profundo pensamiento que llevó a cabo hacia esta cultura. Afirmaba en sus libros que sus obras tenían como objeto servir a tres perfiles de lectores. El primero eran quienes nunca habían estudiado chino; el segundo, aquellas personas que se encontraban aprendiéndolo; y, en tercer lugar, aquellas que lo estaban estudiando pero que flaqueaban en su esfuerzo por dominarlo. Teniendo en cuenta esto, bien puede decirse que el autor poseía un sentido de iniciación de carácter orientador.
En agosto de 2003, Frankel murió en Connecticut a los 86 años de edad. Había vivido más de medio siglo junto con su esposa china, lo que le ayudó a llegar hasta las hondas raíces del mundo clásico oriental y percibir su asombrosa riqueza y encanto. Preservaba un gran respeto y amor hacia Chonghe, la mujer que lo rebautizó, a la que consideraba una fuente de inspiración y el origen de su fuerza, y alababa diciendo que era: “Una verdadera poetisa, la quinta esencia de la cultura tradicional china”. Y en efecto así era, con una rica formación de pintura y poesía china, Chonghe nutrió de manera sutil y constante el sentimiento de “Pensador de China” de Hans Hermann Frankel elevando su mundo espiritual a otro nivel. En la actualidad, al leer las obras de este gran pensador de la poesía clásica, aún podemos apreciar su vivacidad interior, una expresividad que animará a las generaciones venideras a seguir en el camino de la sinología para construir un puente de intercambios entre Occidente y China, y explorar así la extraordinaria riqueza de la cultura tradicional oriental en función de las exigencias de nuestro tiempo.
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.Número 53. Volumen I. Marzo de 2019.
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