El libro de las preguntas incómodas
Los periodistas Pablo Ferri y Daniela Rea analizan en 'La Tropa' el polémico rostro humano del ejército mexicano, un cuerpo acusado de miles de violaciones de derechos humanos
México
Los periodistas Daniela Rea y Pablo Ferri, tras la entrevista.
Entre las decenas de novedades editoriales que llegan a las librerías mexicanas cada año casi siempre hay una generosa sobre oferta de libros dedicados al narcotráfico. Son textos, algunas llamadas investigaciones periodísticas, que hablan de los capos de moda, sus vidas dedicadas al crimen y las organizaciones que encabezan. Libros que eligen como objetivo de estudio a quienes han socavado al Estado y aprovechado sus debilidades durante décadas. Estas publicaciones pretenden presentarse a los lectores como claves para entender la crisis de 200.000 homicidios y 40.000 desaparecidos que afecta a México desde que fue iniciada la estrategia de seguridad del Gobierno de Felipe Calderón, en 2006.
Curiosamente, pocos periodistas han decidido estudiar la otra parte de este conflicto. No se trata de las altas esferas de la política que decidieron emprender, desde las oficinas del poder, una ofensiva en contra de las estructuras criminales, si no la herramienta utilizada por los políticos para llevar a cabo esta acción: el ejército mexicano.
“Nos acercamos a los soldados porque son el brazo último del poder”, escriben en La Tropa: Por qué mata un soldado (Penguin Random House, 2019) los periodistas Daniela Rea, Pablo Ferri, uno de los corresponsales de EL PAÍS en México, y que tiene la colaboración de Mónica González. “Pensamos que a través de ellos podríamos desmenuzar a una institución que ha desaparecido, torturado, matado y asesinado personas. Entender cómo opera esta institución, cuáles son sus mecanismos de control y qué posibilidades hay de resistirse a ella, siendo parte de ella”.
Rea y Ferri, dos experimentados reporteros que llevan varios años documentando el dolor de las víctimas en la llamada guerra contra el narcotráfico, decidieron analizar la realidad de los victimarios. Lo hicieron primero en Cadena de mando, un proyecto de 2016 que intentaba estudiar la lógica de la orden en una institución castrense que ha recibido más de 11.000 quejas por violaciones a derechos humanos en algo más de una década. Esa investigación iniciada hace cuatro años les generó muchas preguntas que desarrollan en La Tropa, un libro que los hizo merecedores del primer premio de investigación Javier Valdez Cárdenas, creado en memoria del periodista asesinado en Sinaloa en mayo de 2017.
Al acercarse al objeto de estudio, los periodistas confirmaron muchas de sus sospechas. El ejército es una institución a la que no le gusta dar explicaciones, que se beneficia de la opacidad y del ocultamiento de la información. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha dejado de comunicar, desde abril de 2014, cuántos civiles mueren en enfrentamientos con militares. Esto a pesar de que en 13 años se han registrado tiroteos en 29 de 32 Estados de México y en una cuarta parte de los 2.458 municipios del país.
Los autores del libro se enfocaron en los soldados de menor rango. A través de cuestionarios que los interrogaban sobre sus lugares de origen, sus años de juventud y los contextos socioeconómicos de los que provenían, muchos de ellos marcados por la miseria y la necesidad, lo que ha engrosado un cuerpo nutrido por el pueblo desde finales de la Revolución. “Es un ejército cuya tropa está formada por gente que no sé que tan libres fueron para elegir ser soldados. La calidad de la capacitación no ha sido la misma para todos. Eso ha hecho que muchos salgan y disparen con miedo, sin tino o que disparen porque creen que tienen que disparar contra quienes tienen enfrente”, afirma Daniela Rea en entrevista.
La Tropa está lleno también de cuestionamientos éticos que surgieron en los autores mientras entrevistaban a soldados presos acusados de homicidio o al escuchar el testimonio de padres de víctimas inocentes asesinados por militares. ¿Hasta qué punto humanizar al soldado es justificar sus acciones? ¿Escuchar sus testimonios pone en segundo plano el dolor de sus víctimas? ¿Hace cómplice al escucha? ¿Es válida la empatía con un militar que torturó y asesinó a una persona? ¿Qué tan necesarios son estos relatos para la sociedad? El libro es también un intenso diálogo con preguntas como estas. “Este intento de entender por qué mata un soldado nos obliga a entender qué se mata cuando se asesina, qué se nos ha muerto antes”, escriben Ferri y Rea.
El libro cobra una nueva vigencia gracias al Ejecutivo de Andrés Manuel López Obrador. Para sorpresa de muchos, el Gobierno del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) ha decidido apoyarse en el ejército para que este sirva de cimiento a la Guardia Nacional, un polémico cuerpo de seguridad de reciente creación. La fuerza no solo debuta con la compleja tarea de reducir la creciente violencia. También lo hace con la obligación de contener a los migrantes en el surde México. Y todo con una pesada losa a cuestas. Pablo Ferri la resume así: “Han pasado 12 años y los índices delictivos están por las nubes. El hecho de haber sacado a los soldados a contestar una amenaza es un fracaso, pero no es el fracaso de quienes lo han hecho sino de quienes los han mandado. Es el fracaso del Estado”. ¿Qué garantiza que las cosas serán diferentes ahora?
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