Volar bajo el arco iris
Impulsados por el recuerdo de los disturbios en un bar del West Village hace medio siglo, los artistas LGTB cincelan un canon alternativo y transforman sus sentimientos en arte público
'Abdullah and Sergeant Adams' (2001), obra de Alex Donis incluida en el libro 'Art & Queer Culture'
En cada tienda de museo, en cada pabellón de una bienal, siempre hay una tote bag (una bolsa de tela) que todos quieren llevarse como recuerdo. Son prácticas y latosas en igual medida, con lemas estampados del tipo “Duchamp es inocente” o “Tu cuerpo es un campo de batalla”. Acumulamos las bolsitas prometiendo usarlas para ir a la compra —sin lavarlas, porque, ay, ya nunca quedan igual—, pero siempre acaban olvidadas dentro de una bolsa de plástico más grande. Llevando al límite la dificultad de distinguir entre una bolsa barata aunque deseable y la forma en que los colectivos queer se desenvuelven en los circuitos del arte, se impone recuperar el debate crítico en torno a las políticas de la expresión y su consumo rápido.
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