Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
PRÓLOGO
Hay un ángel por cada ser humano transitando la vida… o lo que es lo
mismo, hay un ángel por cada ser humano transitando su destino… o sea que hay
tantos ángeles como humanos respirando hay… donde su función no siempre está
clara, y donde su presencia, aún cuando se manifieste, será rápidamente
olvidada o quizás registrada en el
silencio del “sí mismo”, ya que no suena apropiado contarle a otro que has
tenido un encuentro con tu ángel… luego, hay millones de versiones de
experiencias personales que trascienden la realidad humana donde un ángel ha
tenido presencia por un instante que no es definible en segundos, mucho menos
en minutos, ni que hablar de horas, porque sencillamente dicha presencia se
produce únicamente con el tiempo detenido… paralizado… esto es que mientras
ocurría el “encuentro”, no había tiempo…
Algunos humanos tienen más de un ángel y nadie sabe por qué… los que
tienen más de un ángel suelen tener tres, ya que los ángeles tienen presencia
impar… y caminan junto al humano vivo para dar testimonio de sus hechos, de sus
palabras, de sus ideas pensadas pero no reveladas, de sus conductas, pero por
sobre todas las cosas, de sus intenciones… esas que no se ven pero están… esas
que no se ven pero existen, quedando registradas en el tránsito destino de cada
quién, que tiene forma de rollo… esto es que cuando naces permanece enrollado…
se va desplegando con la vida… y se vuelve a enrollar cuando se consuma el
destino…
Es necesario tener en cuenta que entre los humanos, muchos con forma
humana, no lo son, pudiendo proceder de otras galaxias, distintas culturas,
otras formas de vida externas a la Tierra, que poco y nada tengan que ver con
la civilización humana, aún así, esas personas con forma humana, tienen un
ángel custodio, o más de uno…
Sucede que los ángeles son enviados por la creación… siendo designados
antes del nacimiento… lo cual genera un movimiento cósmico del que el ser
humano no tiene idea… respondiendo a un orden universal que se relaciona a
asegurar que los destinos se cumplan en su totalidad…
Cabe entonces la pregunta… ¿qué sucede con aquellos espíritus que por
diversos motivos no cumplen con dicho destino?... ¿qué sucede con aquellos que
son víctimas de terceros envueltos en malas intenciones?... ¿qué sucede con
aquellos que se suicidan?... ¿qué sucede con aquellos que padecen accidentes
fatales?... pues bien, cada destino que se interrumpe (destination intermisit)
en presencia de un ángel, genera una paradoja que registra la alteración de un
tiempo que se ha cortado, que no ha sido consumado, abriendo un portal de
espacio-tiempo donde queda guardado aquello que no se vivió, que no se cumplió,
la experiencia que no se transitó, el aire que no se respiró, el agua que no se
bebió o el suelo que no se pisó, todo ello junto, sin omisiones… conservándose
dicho tiempo en una biblioteca donde constan los lapsos no vividos, pero que
estaban escritos en el libro de la vida, pero que estaban inscriptos en el
árbol de la vida… es decir, hay una biblioteca personal de carácter universal
donde queda todo aquello que no se vivió, que debiendo haber sucedido no
ocurrió, que debiendo haber tenido lugar nunca lo tuvo… donde la mencionada
paradoja conserva el sentido de lo que estando escrito no fue vivido… es decir,
faltó en el rollo del destino…
Los antiguos sabían de la presencia de los ángeles… algunos los llamaban
los ancestros… otros les decían “los distintos”… entendiendo por ello que se
trataba de entidades con vida pero sin forma humana, no visibles a los ojos, ni
perceptibles con los sentidos, pero indudablemente presentes a la fuerza del
alma encarnada o bien, presentes a los ojos del espíritu… una extraña
sensibilidad que el ser humano ha ido perdiendo a medida que su presencia en la
Tierra se ha ido haciendo más y más densa… esto es, más pesada… esto es que le
pesan los pies y les falta alma… esto es que les pesa el ego y les falta
espíritu…
Los antiguos tenían muy en cuenta la presencia de los ángeles y para
diferenciarlos de los humanos con cuerpo, los esculpían con imagen humana pero
con alas… porque volaban… porque no necesitaban de pies ni de manos… porque
todo lo hacían por fuerza de voluntad, enseñando los sentidos del “sentido
común”… un valor que distinguía a los unos de los otros… a los sabios de los
mercaderes… a los profetas de los mortales… a los genios de los simples… con
numerosos etcéteras propios de otros tiempos, otras latitudes y otras
humanidades… pero curiosamente… todas las culturas antiguas reconocían la
presencia de los ángeles y a ninguna de ellas, se les hubiese ocurrido
cuestionar la invisibilidad de dicho modo de existencia… es decir, estas
culturas sabían que cada ser humano nace con un ángel adosado… punto…
Los ángeles vuelan por voluntad, no necesariamente por sus alas… algunos
las tienen… otros no las tienen… pero todos vuelan con el pensamiento que los
ubica por delante del tiempo no vivido por aquel al que custodian… colocándolos
inmersos en el destino que se está desenrollando… conociendo lo que ya pasó… lo
que está ocurriendo… y desde luego, qué es lo que va a ocurrir…
Por entonces, el libro de la vida era conocido por todos los ángeles…
así como por entonces, el árbol de la vida era conocido por todos los ángeles…
ya que allí residía la inscripción de todo lo que transcurría en el tiempo
respirable de cada quien… viviendo… algo tan sublime como inmaculado… que
comenzó a extraviarse en la deformación del pensamiento humano desde Babel en
adelante… algo se quebró… algo se rompió… y los imperios fueron arrasando con
los valores de las tribus, destruyendo el sentido de grupo para reemplazarlo
por el de mercaderes que todo lo compran, que todo lo venden, donde hay alguien
que compra lo que otro vende, donde hay alguien que vende lo que otro compra,
creando un anti-valor con sentido utilitario, donde las cosas valen mientras
las tienes y que luego se comercian para obtener un valor moneda en el
intercambio, quitándole valor al verdadero valor…
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
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