Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
EL ÁNGEL INVITADO
A cada ángel un alma… a cada ángel un espíritu… a cada ángel una consciencia…
podría decirse que se trata de una consigna universal… lo cual implica que hay ángeles
para osos, para tigres, para elefantes, para rinocerontes, para serpientes,
para hormigas, para escarabajos, para ballenas, para delfines, para pulpos,
para tortugas, y también para águilas, cóndores, colibríes y gorriones… y por
las dudas, para todos los demás, también… difícil de entender… difícil de
asumir… pero existe una lógica matemática universal, donde hay un espíritu
transitando un destino, o si se quiere, donde hay un espíritu ocupando un
tiempo y un espacio, hay un ángel… ah!, por las dudas, las hadas tienen sus
ángeles, los duendes tienen los suyos… y todos los mundos están ocupados por
seres vivos y sus ángeles… porque se trata de una razón de eternidad… razón que
se ubica por fuera del entendimiento humano… siempre egocéntrico… acá el asunto
no reside en el “yo”, sino en todos los demás que teniendo un “yo”, no son mi
yo…
Algunas circunstancias ameritan el llamado de un ángel invitado… un
ángel que sólo viene a resolver una eventual paradoja… un ángel que sólo viene
a corregir una anomalía del espacio-tiempo… un ángel que no ocupando la
custodia de alma alguna, acude al llamado de otros ángeles para producir un
“salto” en el destino de una persona… o bien, en el destino de varias personas
(más de una)… no es lo corriente, no es lo habitual, pero tiene lugar cuando su
participación se torna imprescindible… podría llamársele corrección de trayectoria,
pero es mucho más que eso… porque luego del cambio de vías, se hace necesario
verificar que las vías remanentes están alineadas para que todo continúe como
si nada hubiese ocurrido…
Algunos humanos saldrán de allí con el entendimiento que algo los ha
salvado… otros comprenderán que una mano divina se interpuso… y otros creerán
que se trató de una cuestión de suerte, a la que no hay que darle más
trascendencia que estar vivo después de una catástrofe… de un incidente… de un,
vaya a saber qué… lo dejo en tu mente para que pienses si alguna vez te ha
tocado… quizás, tu también fuiste alcanzado por el ángel convidado para alguna
circunstancia… desde ya, es algo tan íntimo que la gente suele no decirlo…
porque nunca se sabe si el que escucha en el lado opuesto, entiende lo que oye…
Córdoba es una provincia distinguida de la Argentina… podría aseverarse
que es un país dentro de la Argentina, con vida propia, distinta a la media del
resto de un país abandonado a su suerte por políticos sin escrúpulos…
empresarios oportunistas… y otras yerbas que siempre restan y nunca suman… una
provincia donde hay llanuras y hay montañas peculiares… praderas y antiguas
minas ocultas… riquezas y pobrezas… sapiencias y soberbias… a algunos les gusta
sentir los aires serranos y a otros les molesta apreciar semejante cantidad de
naturaleza pródiga… los sentires humanos no le suman ni le restan… Córdoba es
en sí misma una especie de tierra prometida… refugio convergente de gentes
huyendo de la primera guerra mundial, y luego de la segunda guerra mundial… es
decir, gentes heridas y gentes muy lastimadas, no sólo en sus pieles, sino en
sus espíritus… y curiosamente, lugar donde recalaron sus propios victimarios,
en especial después de la segunda guerra mundial, porque Argentina es una
contradicción en sí misma… y recoge a las víctimas pero también a sus
victimarios… los junta y los sienta en la misma mesa… los mezcla y los
revuelca… será por eso que es un país raro desde siempre… donde todo está mezclado
y donde los que han escrito la historia oficial, han sido los victimarios de la
historia de los negados… muchos aún son recordados por sus nombres, pero la
mayoría se van cayendo de los registros porque el viento les va nublando la
memoria hasta convertirlos en ilustres desconocidos… y te digo ilustres
desconocidos porque soy de los que creen que la verdadera historia, esa que
nadie escribe, es la que contiene a miles de millones de anónimos que sin
ocupar ningún poder, contribuyeron a que los egos de pocos pudiesen ocupar
estrados en una historia acomodada para apellidos y familias de abolengo…
traducido: creo en los anónimos… no en los que tienen escudos de armas… creo en
los desconocidos… no en los que aparecen como héroes de conveniencias e intereses…
creo en todos aquellos que no figuran en ninguna parte… porque son lo que
hicieron por todos los demás sin pedir nada a cambio… lo cual no le resta
mérito a sus hechos, porque en sus karmas supieron honrar el sí mismo…
Bien, lo que te cuento ocurrió en Córdoba… alguna vez… en algún tiempo…
en algún verano… en algún día de mucho calor… en el Valle de Punilla, o quizás
en otro, no sé… pudo haber sido en traslasierra… la verdad es que el lugar no
tiene importancia… sí las personas que participaron del hecho… mucho más el
hecho en sí mismo… que, ¿por qué las personas?... porque fueron bendecidas…
motivo suficiente para dejarlos documentados para la posteridad de las lecturas
curiosas y de las otras, las buscadoras del sí mismo… dado que hay suficiente
número de extraviados, siempre es bueno acordarse de aquellos que recibieron
una gracia además de la gracia de la vida… yendo más lejos, los que construyen
los escenarios de los tiempos respirables, son todos aquellos que no figuran en
ninguna parte… y te lo reitero para que se te grabe en el alma… la historia que
contiene la “verdad absoluta” de la vida, es aquella que jamás fue documentada
por nadie…
La historia que se estudia, esa que te hacen tragar, no refleja más que
las circunstancias de aquellos que tomaron provecho de intereses y
conveniencias de los despojados…
Como sea, aquel día hacía mucho calor… invitaba a acercarse al río de
montaña, acampar, mirar, apreciar, sentirse parte de la naturaleza viva que te
rodea cuando estas despierto… había gente cerca, sí, pero no tanta… el espacio
era suficiente como para diseminarse… no molestar al prójimo, y al mismo tiempo
compartir un cielo intenso y un suelo mágico… ¿te ha sucedido?, a mi también…
algunas veces… he descubierto mis lugares estando siempre solo… las compañías
suelen no valorar la importancia del “instante” en que uno comulga consigo
mismo…
La villa quedaba un poco lejos, así que había naturaleza para todos… se
departía… se oían gritos de chicos… conversaciones intensas… pasteles de dulce
de membrillo… pan de campo… mil hojas… torta de ricota… mate, o lo que quieras…
ah!, el río era ancho, propio de montaña
escarpada, así es que podía verse una parte no muy amplia del lecho por donde
corría un hilo y un poco más de cauce… sin demasiada profundidad… con muchas
rocas prominentes en el lecho… y lo demás iba hacia las alturas de la montaña…
no se podía ver más allá del último codo que estaría a unos cien metros, tal
vez un poco más… mucha vegetación del estilo del monte… mucho yuyo medicinal
elevando vapores de extrañas fragancias… ante semejante espectáculo había gente
en las orillas, gente metidas en el agua, y otras que habían tomado posesión de
alguna de las grandes rocas ubicadas en el medio del río… qué lindo!, ¿no?...
ideal para sentirse bien y pasarla mejor…
Entre tantas sensaciones de placidez, nadie reparó en que el hilo de
agua había aumentado un poco su volumen… no pocos miraron al cielo que seguía
tan azul como antes… hacía calor como antes… estaba hermoso como antes… sin
embargo, el agua subió un poco más… y más… y más… y lo que antes apenas tapa
los pies, estaba llegando a la rodilla… y aquello que mojaba la base de la roca
mayor, ya había alcanzado a su mitad… alguien atinó, desde la orilla, a tomar distancia,
pensando en que arriba otro alguien habría abierto una compuerta de algo… no
había por qué preocuparse ya que el día estaba hermoso…
Lo demás, sucedió en esos segundos que parecen siglos… una mujer se
corporizó en la roca mayor y dijo a los que allí estaban que debían abandonar
el lugar ya mismo… tomó a otra señora del brazo, pareció tomar a otra de ellas
del otro brazo, y nadie sabe en qué momento aparecieron en la orilla…
simultáneamente, la primera misma señora empujaba al resto de los ocupantes a
dejar la roca sin llevarse nada de lo que tenían en ella… es decir, una sola
mujer salida de la nada, junto al menos a siete personas en una milésima de
segundo, colocándolos en la orilla alta, a salvo de un aluvión que no sólo tapó
la roca del centro sino que arrastró todo a su paso… es decir, de un hilo de
agua que te tapaba los pies, se pasó a un caudal que daba miedo… donde las
piedras inmensas flotaban como si fuesen de papel… donde bajaban troncos…
ramas, árboles enteros, y más…
Carmen Conde Sedemiuqse Esquimedes
todo está bajo registro de propiedad intelectual
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