sábado, 26 de junio de 2010
ESENCIA DE ARADOS
Evangelio: Lucas 9, 51-62
"Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Te seguiré adonde vayas"
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: "Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?" Él se volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea. Mientras iban de camino, le dijo uno: "Te seguiré adonde vayas." Jesús le respondió: "Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza." A otro le dijo: "Sígueme." Él respondió: "Déjame primero ir a enterrar a mi padre." Le contestó: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios." Otro le dijo: "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia." Jesús le contestó: "El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios."
el dispensador dice:
cada vez que el ayer te alcanza,
te borra el hoy...
cada vez que se te borra el hoy,
te resta el mañana...
cada vez que se te resta el mañana,
pierdes la oportunidad de haber vivido,
junto a tu destino consecuente.
cada vez que intentas recuperar tu pasado,
te ahogan los recuerdos...
cada vez que te apabullan los recuerdos,
se te pierden las oportunidades...
cada vez que se te diluyen las oportunidades,
desconoces el horizonte...
cada vez que desconoces el horizonte,
regresas la mirada despiadada,
buscando culpas ajenas para incapacidades propias...
cada vez que encuentras un culpable adecuado,
te alejas más del eje del reconocimiento,
pero también lo haces de ti mismo, y de tu ángel.
cada vez que desentierras una lanza,
para enfrentar los fantasmas de tu pasado,
se abren las lápidas del futuro,
para consumir los venenos que emergen del efluvio del alma...
cada vez que esa misma lanza,
atraviesa el alma de inocentes,
te llenas de culpas innecesarias,
y fabricas zozobras sin destino,
que vagan por el espacio buscando dónde acomodarse,
como dolores, enfermedades, agobios y otras yerbas...
cada vez que regresas a tu campamento a mascullar odios,
se te pierde el santuario,
se te desdibujan los altares,
se silencian tus oraciones,
dejas de mirar con los ojos,
para atropellar los "momentos",
entonces no distinguirás la importancia del instante,
y deberás regresar a vivirlo, una y otra vez,
hasta comprender la esencia del designio.
el dispensador: que sabe de arados y distancias intangibles. Junio 27, 2010.-
DEDICADO A: los que nunca regresan.
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