domingo, 25 de marzo de 2012

EL LADO QUE NOS MANTIENE VIVOS || El lado humano de monstruos y superhéroes | Cultura | EL PAÍS

El lado humano de monstruos y superhéroes | Cultura | EL PAÍS

El lado humano de monstruos y superhéroes

Paul Gravett presenta en España su antología ‘1001 cómics que hay que leer antes de morir’

 


MARVEL
Hay superhéroes que limpian Manhattan del crimen a golpes de telaraña y guerreros que, tras un tinte del peluquero y una transformación en Súper Saiyan, se dedican a disparar olas Kame Hame Ha. En la Galia un tipo bajito de bigotes bebe pociones mágicas y aleja a puñetazos la invasión de los romanos, mientras que un idealista enmascarado lucha cada 5 de noviembre contra el régimen que gangrena Reino Unido. Pero hay un hilo que va de Spiderman a Goku, de Asteríx a V, pasando por toda la historia del cómic: “La humanidad. Se hable de monstruos o de héroes, siempre se trata de la condición humana”. La afirmación es del editor Paul Gravett, que ha dedicado su existencia al mundo del tebeo: trabaja en ello desde 1981 y esta tarde presenta en Madrid, en el festival UK Cómics, su antología 1001 cómics que hay que leer antes de morir (Grijalbo).

Desde el 1 del suizo Los amores del señor Vieux Bois hasta el 1001 del estadounidense Habibi, la obra busca ser una suerte de Biblia del género. O más bien “un canon mundial, ya que en el cómic durante mucho tiempo no ha habido intercambio de material entre los países”, según Gravett. Tras su nacimiento y su muerte súbita debido a la crisis, en 2011 el proyecto pasó de la tumba a la imprenta en un abrir y cerrar de ojos. “Nos dieron tres o cuatro meses para cerrarlo todo”, cuenta Gravett. El “nos” se refiere a los 67 expertos internacionales que le acompañaron en esa hazaña. Aunque su escalada enciclopédica se dejó algunas víctimas por el camino, entre ellas el rigor más absoluto. “Debido al poco tiempo hay algún error con las fechas. Y hay autores que se han quedado fuera como Javier Mariscal”, reconoce el británico.

Los cinco cómics que Gravett leería antes de morir

1_ Buddha, por Osamu Tezuka.
2_ V de Vendetta, por Alan Moore.
3_ Snoopy, por Charles M. Schulz.
4_Binky Brown conoce a la Virgen María, por Justin Green.
5_ Los cuatro fantásticos, por Stan Lee y Jack Kirby.

Aun así, el resultado final son más de 900 páginas de una ruta por la historia planetaria del tebeo, de Eslovenia a India, pasando por Australia. El tren de Gravett para 14 veces en España, aunque la mayoría del recorrido transcurre entre Francia, Estados Unidos y Japón. “Es inevitable, son los países que más producen. ¡En 2011 en Francia se editaron 5.000 cómics!”, cuenta el autor. En cuanto a las fechas, su trayectoria arranca en 1837 y llega hasta el año pasado. Pero Gravett coloca el big bang del cómic miles de años antes, en una cueva: “El tebeo moderno nace en el siglo XVIII, pero su origen pasa por los dibujos de los hombres prehistóricos, los geroglíficos, los manuscritos de la Edad Media…”.

El origen de su pasión en cambio se encontraba en las últimas dos páginas del magazine Look and Learn (Mira y aprende) al que sus padres estaban abonados. “Era súperaburrido, pero en la contraportada salía un tebeo que se llamaba The rise and fall of the trigan empire. Era una especie de mezcla entre el imperio romano y La guerra de las galaxias”, rememora su enamoramiento Gravett. Aunque admite que su corazón de niño latía también por el Batman televisivo que Adam West interpretaba en los sesenta con su disfraz demasiado apretado.


Una viñeta de 'Persepolis'.

Ese flechazo de juventud ha acabado en una relación de décadas. Para hacerse una idea, basta con echar un vistazo a los perfiles de Twitter y Facebook de Gravett: el 99,9% de los enlaces y los mensajes hablan de tebeos. “Es imaginación, apertura mental. Y enriquecimiento cultural: lees Persepolis y descubres cómo vive una niña en Irán”, es la oda que Gravett dedica a las viñetas. Hablador entusiasta y rapidísimo, el británico tiene palabras de aprecio también para los tebeos españoles: “Me gustaba mucho El Víbora [una revista de historietas que se publicó entre 1979 y 2005]. Y ahora hay grandes autores como Max, Daniel Torres, Mariscal y Paco Roca”.

España sin embargo no atraviesa un gran momento. Así que Gravett señala al cómic como un buen refugio para esquivar los chuzos de punta que caen sobre este país. En el fondo, su obra sugiere también 1001 maneras de escaparse durante un rato de un presente negro, donde los empresarios confunden a sus empleados con superhéroes y les piden que trabajen cada vez más. Ni que hubiesen bebido una poción mágica.

Hoy, en UK Cómics

Hoy, sábado 24 de marzo, se celebra el último día del Uk Cómics en el madrileño museo ABC. A continuación, el programa de la jornada.
A partir de las 11:00 - Performance: Dickens se ilustra a cargo del colectivo de dibujantes de cómic Ultrarradio
16:00 - Taller: Creación gráfica - Impartido por Emma Vieceli.
18:00 - Encuentro: Paul Gravett - 1001 Cómics ¿Quiénes son los genios que transformaron el cómic para siempre? Con la colaboración de la editorial Grijalbo.
19:00 - Encuentro: Woodrow Phoenix - Las nuevas narrativas necesitan nuevos lectores



Amélie Nothomb: “Estamos vivos gracias a la risa”

Amélie Nothomb se cartea con un soldado en Irak en 'Una forma de vida', su nueva novela.

“Mi escritura es muy instintiva, pero a la vez es muy cerebral. Hago autobiografía ficticia”


"Puesta a elegir entre una cita a ciegas improbable y ser ingresada en Guantánamo, la narradora de 'Una forma de vida' elige Guantánamo", cuenta Amelie Nothomb. / CARLES MERCADER

Nueva novela de la escritora belga-japonesa residente en París. La número 18 en 19 años (empezó a publicar en 1992), se titula Una forma de vida (Anagrama y Empúries), es la primera que tiene forma epistolar y se lee de un tirón entre sonrisas, asombros y tristezas. Un soldado americano llamado Melvin Mapple y destinado en Irak ha leído todos los libros de una autora famosa, llamada Amélie Nothomb, y empieza a cruzarse cartas con ella. El epistolario arranca animoso pero poco a poco se va enredando hasta convertirse en una trampa para osos y atrapar como una droga letal a los dos redactores, narradores y protagonistas. La fama, la apariencia, el body-art y la identidad, la soledad de los monstruos, la verdad y las mentiras y la necia ligereza contemporánea desfilan ante el lector a toda pastilla, y todo el tiempo se le hace difícil saber si está en un mundo de ficción o en la realidad.

Nothomb bucea entre brumas y veras por los vicios y achaques del presente y radiografía el drama humano de la incomunicación con grácil naturalidad, sin miedo al peligro ni al ridículo. El pavor y la necesidad del otro, la compatibilidad sin amor, los malentendidos y la superación de las fronteras (mentales y físicas) son algunos de los temas del libro, que tiene la rara virtud de olvidarse pronto y regresar de repente desde la médula a la memoria con mucha precisión.

La cita para la entrevista es en su editorial francesa, Albin Michel, en el barrio de Montparnasse. Hace una mañana húmeda y gris sin aguacero, y el bulevar Edgar Quinet está pavorosamente desierto. El periodista Juan Peces, que solo unos días antes ha entrevistado a la novelista francesa menos francesa de todas aunque sin duda es la que más libros escribe, publica y vende en Francia, se ha chivado de que le encanta el champán y ha sugerido que con un Dom Perignon del año de la tos Nothomb abrirá su corazón sin sacacorchos.

Pero son malos tiempos para estos gestos heroicos y las diez de la mañana una hora inapropiada para acarrear botellas por el metro de París. A la hora en punto, Nothomb está ante la puerta de cristal de un oscuro chiscón en la planta baja, cerca de la recepción. Cuenta que su editorial decidió cedérselo hace unos años para leer y responder a las decenas de cartas que recibe cada día. Y señala unas estanterías forradas de sobres. “Recibo muchísimo correo. Entre 20 y 40 cartas cada día desde que salió mi primer libro hace 20 años. Salió el 1 de septiembre y el día 3 me llegó la primera carta. No sabía que eso pasaba y me pareció formidable. Las recibo con mucha gratitud, pero me he metido en un engranaje enloquecido, abrumador. Tengo un serio problema. Necesitaría dos vidas. Una aquí, con las cartas, y otra fuera. Y parece que tiene tendencia a empeorar. Aquí solo escribo cartas, no consigo escribir novelas”.


“La literatura puede ayudar mucho a entender el sentido de la vida, aunque no sé si la mía lo hace. El humor, la pirueta, nos salva casi siempre”

Quedamos instalados cara a cara (literalmente) en ese armario sin ordenador. Nothomb no va a parar de hablar durante una hora. Sus respuestas son rápidas, imaginativas y sabrosas, pero al final casi se agradece haber prescindido del alcohol: pocos entrevistados habrá tan locuaces, entregados, expresivos, sinceros y automáticos. La irónica verbosidad de sus libros no tiene nada que envidiar a la que pone en juego en la vida. El estilo también se parece, en los dos casos es fresco y autobiográfico, hiperrealista y surrealista a la vez, cubierto por un velo de perplejidad o tristeza que compensa con un sentido del humor muy fino, bastante feroz consigo misma, y con una candidez inteligente. Acaba muchas respuestas con una disculpa: “No puedo hacer más”, o “eso no es culpa mía”.

Viendo el lugar donde trabaja, parece más una amanuense que una escritora del siglo XXI. De hecho, contesta a las cartas como escribe sus novelas. A mano. “No escribo ni e-mails, soy una mujer del siglo XIX. No tengo móvil, ni ordenador, y suspendí cuatro veces el carné de conducir; siempre llevo ropa fea, y me gustaría pasar el día cosiendo cueros en la cueva y poniendo a cocer el mamut”.

Se ha dicho que las ideas de sus libros proceden de las videoconferencias que mantuvo con un hombre italiano, entre los últimos años ochenta y los primeros noventa. Para no romper esa leyenda, le pregunto si se ha escrito alguna vez con un soldado desde Irak. “Melvin Mapple no existe, si existiera no tendría derecho a revelar nada. Las cartas son un género muy especial. Muy a menudo la gente me habla de sus problemas, sus confidencias, y me piden que participe en sus vidas. Es muy emocionante, casi un consultorio sentimental. Pero yo no soy así, tengo problemas en mi vida y no puedo resolverlos. La cuestión espinosa es que cuando te cuentan dramas no puedes no contestar. ¿Qué puedo hacer yo?, me digo emocionada. Pero enseguida me doy cuenta de que no puedo resolver nada”.

Nothomb nació en Kobe, Japón, en 1967, aunque se crió de mudanza en mudanza con su padre diplomático y sus dos hermanos. Ha vivido también en China, Nueva York, Laos, Birmania, Bangladesh, y a los 17 años decidió que era belga. Quizá la causa de tanta carta, tanta vitalidad, tantas ganas de darse a los demás y tantas palabras esté en el hecho de que, como su hermana, Amélie Nothomb fue una adolescente anoréxica. “Mi hermana ha seguido sufriendo la enfermedad, pero yo la he superado escribiendo”, cuenta.
Nothomb escribe con la tenacidad de una abeja obrera, sin tiempo para bromas, con la compulsión de una bulímica. Como una excéntrica metódica, escribe cada día de cuatro a ocho de la mañana, o de tres a siete.
Y tiene un don indiscutible para mostrar que la vida es un asunto misterioso y jodido, y que la literatura ayuda, todavía, a tolerarlo mejor. Es también una lectora empedernida. Va vestida de negro de pies a cabeza, y abre los ojos de par en par cuando escucha. Cuenta que lleva años llenando cuadernos mientras los demás duermen. “Ya he escrito 75 libros desde que empecé, a los 21 años. Escribo todos los días del año, sin excepción. Fue una curación, ahora también es un problema. Hago muchas cosas que no merecen ser publicadas. Pero tengo una necesidad fisiológica incomprensible”.

“¿Exhibicionismo? No creo. Tengo la impresión de que comparto mucho de mí misma, pero muchas partes no las doy. Tengo un pudor muy hábil y me guardo muchas cosas. Hago autobiografía ficticia, lo sagrado está bien custodiado. Lo que siento es una necesidad de comunicación muy grande. Cuando llegué a Europa no podía ni comer y los libros me integraron. No sé hacer otra cosa, salvo ser japonesa. En Japón, si no eres japonés no puedes integrarte. Estás siempre como la película Lost in Translation. Yo nací allí, tenía un novio, hablaba el idioma, y sin embargo sentía un malestar monumental”.

Desde que publicó Higiene del asesino, ha sacado a la luz casi un manuscrito por año. Estupor y temblores, Metafísica de los tubos, Antichrista, Biografía del hambre, Ni de Eva ni de Adán… Su obra se ha leído en todo el mundo. Pero muchos otros textos se los guarda para sí misma, y jura que no piensa enseñárselos a nadie ni permitir que se publiquen cuando no esté aquí para impedirlo. “Mi escritura es muy instintiva, pero a la vez es muy cerebral. En cierto modo es automática, porque el pensamiento me va muy rápido. A veces me desprecio porque no tengo la menor relación con la tecnología, y sé que Internet es fantástico, pero no me conviene nada. Tengo una tendencia adictiva y prefiero no entrar en eso”.

Hablamos ahora del cuerpo, tan presente en su vida y en Una forma de vida. “La novela tiene una parte de reflexión sobre el body-art; el problema del cuerpo es muy interesante; escribir es un acto físico y el cuerpo surge siempre en medio de la escritura. Muchos bulímicos y anoréxicos, y otros adictos de todo tipo, me escriben pidiéndome consejo. Una joven escribió su tesis sobre su propia anorexia. A veces funciona convertir el cuerpo en objeto de arte. Es difícil, pero el arte ayuda a resolver esos problemas”, dice. “Yo tuve anorexia desde los 13 años hasta los 21. Es normal que dure mucho tiempo. Por suerte me curé completamente, y es el único mensaje de esperanza que puedo dar a la humanidad. Mi hermana no salió. Es misterioso. Por amor de hermanas, hicimos la enfermedad juntas. Es una especie de rechazo del mundo adulto. Quizá fue porque vivimos en Bangladesh, un sitio con mucha mezcla. O quizá es un problema de feminidad e identidad. No lo sé”.

Sobre la identidad, Nothomb también es una gran especialista. Nómada a la fuerza, reivindica su condición belga. “Es un país raro, donde la identidad es un gran problema, y yo además soy hija de Romeo y Julieta, de valón y flamenca. La crisis del Gobierno belga me ayudó a saber que soy belga, me abrió los ojos a ese principio de dualidad floja, incomprensible, rara. Me siento completamente belga. Y espero que todo el mundo tome ejemplo de los belgas y acepte su identidad rara, porque la identidad no tiene por qué ser sólida”.

Desde 1987, Nothomb vive entre Bruselas y París. “El ambiente literario está en París, hay excelentes escritores belgas pero todos se difunden desde aquí. En Francia la miseria ha avanzado muchísimo con Sarkozy. Hay una precariedad muy grande, y vivo con mucha inquietud la posibilidad de que Marine Le Pen llegue a la segunda vuelta de las presidenciales. Eso significa que algo va muy mal en este país. Sarkozy ha legitimado su discurso, y ese es un error enorme. Estamos viviendo un repliegue nacionalista muy inquietante, espero que no acabe como los años treinta y se rompa Europa, no quiero ni jugar a imaginar eso. ¿Se ha fijado en que los franceses son increíblemente distintos de los belgas? Es más posible que Quebec se parezca más a Francia que Bélgica, nos separa un océano más grande todavía. Los franceses están obsesionados por la seducción. En Bélgica nadie piensa en seducir a nadie. Los políticos franceses intentan seducir a todo el mundo, y el donjuanismo es el principal motor de la sociedad. Es fascinante”.

Pero a la vez es uno de los países del mundo donde más tímidos hay, replico. “En comparación con los italianos son timidísimos, pero en comparación con los belgas no son nada tímidos. He vivido en Asia y en Estados Unidos y he ido dándome cuenta de que hay aspectos de identidad colectivos. Europa es la cultura de la pregunta. En Asia no se hacen preguntas, está mal visto, salvo en los filósofos zen. En Europa las preguntas son bien recibidas, pero no tenemos respuestas. Mucha gente me escribe haciéndome preguntas, pero raramente encuentro respuestas. El mundo es raro. Un arquitecto suizo me buscó locamente y me localizó en el registro de la propiedad de Bruselas para preguntarme cuál es el sentido de la vida. Es un malentendido que me sucede a menudo. Yo siempre contesto que la literatura puede ayudar mucho a entender el sentido de la vida, aunque no sé si la mía lo hace. Creo que es el humor, la pirueta, lo que nos salva casi siempre. Gracias a la broma, a la posibilidad de reír estamos vivos. Ese es el problema inmenso que se le plantea a la narradora de Una forma de vida. Puesta a elegir entre una cita a ciegas improbable y ser ingresada en Guantánamo, elige Guantánamo”.

El otro, la necesidad del otro, las diferencias con el otro, la guerra con el otro, la deriva hacia el otro y la huida del otro. La ruptura de la comunicación, la soledad. La conversación languidece, las preguntas y respuestas se van acortando, pero Nothomb sigue tan lúcida como hace una hora. “La comunicación humana es infinitamente difícil. Mi soledad era más grande antes, pero me queda mucho para resolverla. Proust decía que la maravilla de la lectura es que permite encontrar al otro sentado en un lugar solitario. Esa soledad es maravillosa, pero no todas lo son tanto”. O

Una forma de vida. Amélie Nothomb. Traducción de Sergi Pàmies / Ferran Ràfols. Anagrama / Empúries. Barcelona, 2012. 152 / 112 páginas. 15,90 euros (electrónico: 12,99).
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/03/21/actualidad/1332341786_140997.html


el dispensador dice:
suelo reírme de mí mismo,
suelo alejarme de los abismos,
suelo navegar en ostracismos,
suelo perderme en laberintos,
suelo llorar sin testigos,
suelo regalar mis abrigos,
entiendo que otros tiene fríos,
que conducen sus almas a través de destinos perdidos...


suelo reírme de mí mismo,
mis torpezas semejan sismos,
que sacuden los bioritmos,
que apelando a los distintos,
van creando caminos,
desde el error hasta el grito, 
y no busco beneficio,
en los tránsitos debidos,
suelo atender al destino,
antes que a los oportunistas sin tino...


sé que lo que nos mantiene vivos,
es la inocencia de las risas,
cuando el humor se hace trizas,
golpeado por los atropellos,
suelo mirar con tristeza,
a los mentores de la burla,
"pobres humanos sin alma",
suelo decirme sin palabras,
no aprenden sus enseñanzas,
viven nostalgiando sus añoranzas...


aprecio el humor que no hiere,
el que de los simple se nutre,
veo algunos que lastiman y ríen,
aprovechándose de lágrimas ajenas,
luego son almas en pena,
cuando la vida los desborda,
más tarde serán parte de la olla,
donde los infiernos cocinan,
los caminos ofrecen raras esquinas,
que confunden a los reclamos,
el que conduce a otro a través de clavos,
luego termina crucificado...


suelo reírme en silencio,
de las atenciones de un desatento,
ando por mis sendas contento,
de aquello que Dios me ha concedido,
no le ando pidiendo nada,
él no es parte de los olvidos,
de allí que cuando se me cruzan,
almas asaltantes de voluntades,
suelo darles todo a raudales,
sabiendo que se perderán en ciénagas y cañaverales,
los que roban los esfuerzos (ajenos),
terminan tuertos o ciegos...


busco el humor de los tiempos,
ése que moviliza el alma del eterno,
a veces me río con los vientos,
compartiendo mis sentimientos,
despojado ando de intenciones,
bajo el poncho de los "sin corazones",
me alimento sin atracones,
siguiendo mi instinto de pobre,
para qué andar juntando mochilas,
sin de aquí apenas si te llevas la vida...


veo un mundo ficticio,
donde los espíritus son estropicios,
muchas son las sinfonías sin ritmos,
que se escuchan por estas horas,
gentes andan alcoholizadas,
tratando de huir de sus destinos,
no comprenden que nadie escapa,
de aquello que se le ha concedido,
no hay precio en los testigos,
cuando lo que sigue es ser distinto...


por ello es bueno reírse,
de lo que te marca el camino,
bien por algo habrá sido,
para ello fuiste elegido.
Marzo 25, 2012.-


el dispensador agrega: el humano no logra vencer sus temores a doblar el imperio de sus propios tormentos... mucho menos logra vencer sus temores a despreciar a los soberbios... y desde luego, tampoco puede hacer lo propio con aquello bárbaros que actúan por desprecio... Tanto es así, que el ser humano tiene miedo al ridículo de su iniciativa curadora, tanto como a luchar abiertamente por aquello que es "justo" por derecho de nacimiento, quedando siempre atrapado por falsos sentimientos que confunden amistades así como sus afectos. Será por ello, entonces, que el imaginario colectivo ha ido creando seres ficticios, superhéroes de grandes gestas utópicas que terminan reemplazando aquello que ningún hombre ni ninguna mujer se animarán a hacer, a decir, a... entonces la entelequia reemplaza a la realidad, la que permanece inmutable conservando la tergiversación de los valores... a tal punto que los finales felices (armónicos) son patrimonio del cine... pero no encajan en ningún concierto de las realidades contiguas. Muchas veces, lo que nos mantiene vivos es la esperanza por un mañana necesario distinto, otras veces es la ilusión por alcanzar un ángulo del destino, así como también conseguir la convergencia con lo que alguna vez fue escrito... pero mientras ello ocurre, mientras la mentira se escurre entre los dedos sin lumbre, la vida se va escapando y cuando llegas a tu propio umbral, descubres que aquello que era igual termina siendo distinto. Los duendes, los gnomos, las hadas, son seres bien reales que se movilizan por las dimensiones paralelas... las que en algunas oportunidades coinciden en el espacio tiempo con la Tierra, dando lugar a extrañas visiones que luego serán escondidas, justamente, para evitar la descalificación y el ridículo de aquellos que suelen vivir apurados por urgencias, comunes a negligencias y otras impericias. Tanto los duendes como cualquier otro testigo de los caminos humanos, prefieren alejarse de las conductas intempestivas, buscando ensimismarse en sus propias tareas que poco y nada tienen que ver con los cuentos, menos con historietas. Ellos (duendes, gnomos, hadas, etc.) se acercan solamente a las auras limpias y a los espíritus inocentes, humildes, que pueden ser elegidos para alguna revelación en escala. Curiosamente, los héroes de "tira cómica" poco tienen de cómico y a la hora de la verdad de los hechos, suelen no estar junto a los necesitados... muy distinto a lo que cursan los verdaderos amigos de las consciencias y de los ángeles. El lado que nos mantiene vivos reside en el alma, en la nuestra, en la propia, en aquella que contiene la geometría de las inocencias y sus humildades... y uno de ellos (ángulos) es el humor sano y la risa simple, esa que se regocija ante la torpeza de pretender dar un paso antes que el próximo... cuando cruzas finalmente tu propio umbral, entiendes, definitivamente lo haces... que es preferible pasar por tonto cinco minutos, que hacerlo durante la propia vida... sólo que en el umbral, ya no hay remedio y la tragedia será imperio. Marzo 25, 2012.-


el dispensador concluye:
déjate llevar por la alegría,
contagia al prójimo con tu sonrisa,
el humor que puedes sembrar con tu mirada,
abrirá surcos en almas heladas...


ve por la vida sembrando alegrías,
no atiendas al que aturde sus días,
ya que si con lo propio ello hace,
hará que la tuya fracase...


transita tu huella sin acarrear remordimientos,
llena de alegrías tus sentimientos,
aquello que nutras de tu propio espíritu,
enaltecerá tu alma ante lo eterno,
anda, camina, no te detengas,
los susurros que oyes son de tu gracia,
vívela intensa, no la desmerezcas,
siempre habrá un mañana para que amanezcas.
Marzo 25, 2012.-


Recuerda, que eres el superhéroe de tu propia historia... una historia que solamente tú puedes escribir... 


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