sábado, 17 de marzo de 2012

CONTRACARA || Artes escénicas: el mejor de los momentos en el peor de los tiempos | Cultura | EL PAÍS

Artes escénicas: el mejor de los momentos en el peor de los tiempos | Cultura | EL PAÍS


Artes escénicas: el mejor de los momentos en el peor de los tiempos

El teatro español vive una terrible paradoja: su gran momento creativo se ve ahogado por la coyuntura económica



La actriz Bárbara Leni en 'Veraneantes'.

Compañías que no cobran y por eso no pueden seguir, pequeños teatros asfixiados por los impagos; centros dramáticos que solo generan un montaje por año… La realidad del teatro es, en estos tiempos de crisis, pavorosa, sobre todo, si se tiene en cuenta que es un arte que vive un gran momento en el peor escenario posible. Basten unos ejemplos para dibujar una realidad envenenada.

Los impagos hunden Veraneantes, el montaje triunfador del año

¿El hombre de moda en el teatro español? Miguel del Arco. ¿El ejemplo de montaje triunfador en 2011? Veraneantes, nominado en 14 categorías a los Premios Max de las Artes Escénicas (nunca se había dado tan rotunda circunstancia). Bien, los ayuntamientos, muchos, no les han pagado sus actuaciones, a lo que hay que añadir los que les han dejado de contratar porque no tienen dinero. Todo ello pone en serio riesgo la continuidad de los espectáculos (La función por hacer o este Veraneantes….) que actualmente tiene Kamikaze, exitosa compañía de Miguel del Arco y Aitor Tejada, y como es lógico la perspectiva de sacar nuevos proyectos adelante. “Esas, por ejemplo, son las razones por las que nos hemos visto obligados a cortar la gira de Veraneantes un éxito de público y crítica que está siendo reclamado por docenas de teatros, pero ya no podemos asumir pagar nosotros dietas, hoteles, sueldos…. Nos han ahogado y hemos tirado la toalla”, señala del Arco.


Un momento de 'Veraneantes'.

Acoso presupuestario a las compañías valencianas

El recorte más tajante en materia de las artes escénicas valencianas ha sido la supresión del festival de teatro callejero y alternativo Veo. El Ayuntamiento de Valencia decidió eliminarlo para ahorrarse unos 600.000 euros este año. La Generalitat, sin embargo, ha optado por ir reduciendo los presupuestos destinados al teatro, la danza y el circo de manera progresiva hasta la agonía de muchas compañías. El problema ya no es sólo la disminución continua del porcentaje de las partidas de la Consejería de Cultura para las artes escénicas o la preferencia por los llamados ‘eventos’ de impacto mediático, sino también el drástico recorte de la Consejería de Educación en las ayudas para las actividades extraescolares como la asistencia a funciones teatrales.


La compañía holandesa Tuig ofrece el espectáculo Schraapzucht dentro del Festival VEO
Muchas compañías y salas subsisten gracias a estos ingresos. En pocos meses se han registrado 16.000 espectadores infantiles y juveniles menos, según las estimaciones de la profesión. Además, los festivales más consolidados como el Festival de Teatro y Música Medieval de Elche o el de Sagunt a Escena han menguado notablemente sus presupuestos y buena parte de los ayuntamientos ha dejado de contratar a las compañías. Un coctel explosivo en una profesión teatral que nunca ha dejado de sentirse en crisis.

1,2 millones debe la Xunta

En Galicia, las compañías afrontan una complicada situación por la falta de ayudas públicas para producir sus montajes. Lo peor es que aún no han cobrado cerca de 1,2 millones que la Xunta les debe del año pasado. El Centro Dramático Galego, la compañía pública, emblema de la producción escénica en la región, solo producirá un espectáculo este año.

Tiempos difíciles en Sevilla

El Teatro Central de Sevilla, que se programa junto al Cánovas de Málaga y el Alhambra de Granada, ha sido uno de los más afectados por los recortes, con una caída del 49% entre el presupuesto de 2008 y el de 2012. Los tres espacios escénicos, que pertenecen a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, han pasado de contar con 3.264.000 euros a los 1.663.000 euros presupuestados en 2011, cantidad que se ha mantenido este año.


El Teatro Central de Sevilla
El Central, el templo de las vanguardias escénicas en Andalucía, continúa programando espectáculos internacionales de primer nivel gracias a las sinergias que ha creado con otros espacios escénicos españoles como el Mercat de les Flors o el Teatro Español, pero su responsable, Manuel Llanes, cree que han llegado al límite “por debajo del cual sería difícil mantener la exigencia de calidad a la que hemos acostumbrado a nuestros espectadores”.
Los festivales de teatro y danza que se venían celebrando en Sevilla, organizados por la iniciativa privada pero con subvenciones municipales, han corrido la misma suerte que los espacios escénicos de gestión privada que en 2010 contaron con una ayuda de unos 300.000 euros; el año pasado no tuvieron ninguna, y en 2012, el Ayuntamiento ha dicho que repartirá 50.000 euros entre todas las salas. La delegada de Cultura, María del Mar Sánchez Estrella, anunció el lunes que El Festival Escénico Contemporáneo de Sevilla (FEST), con una dotación de 120.000 euros, será bienal; así como otras citas musicales y literarias que venían celebrándose en Sevilla todos los años.

El Siglo de Oro reluce menos en Almería



La obra clásicos a escena, del Teatro Siglo de Oro Almería. / LESSY MONTES DE OCA
Más de mitad ha bajado el presupuesto de las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro de Almería, la segunda cita del teatro clásico en España después de la de Almagro. Al ya mermado presupuesto de 2011 (100.000 euros), este año, el de su 29ª edición el total ha bajado hasta los 46.000 euros. Sus responsables se cuestionan ahora la continuidad de las jornadas.
No es la única cita afectada en Almería. Entre las bajadas más espectaculares está el otrora boyante Festival de Teatro de El Ejido, que celebrará este año su 35ª edición y aún no tiene consignado presupuesto. En 2008 se programaron 70 funciones con 600.000 euros, pero desde entonces ha ido bajando hasta llegar a 2011 con 100.000 euros y 35 funciones, un descenso del 83%.

La incertidumbre de Laila Ripoll y Micomicón



'Basta que me escuchen las estrellas', de Micomicón
Uno de los grupos más peleones y creativos del panorama escénico, Micomicón, liderado por la autora y director Laila Ripoll, celebra estos días sus veinte años de existencia con un regalo inédito para ellos: la incertidumbre. La desaparición de festivales y circuitos ha tenido como consecuencia la falta de lugares para exhibir los espectáculos, de manera que, por vez primera se encuentran con que no pueden producir su próximo espectáculo. No saben si pueden estrenarlo. “Nunca habíamos tenido esta incertidumbre, esta falta de salidas, de futuro, de horizonte. Ahora mismo estamos parados, sin poder abordar el espectáculo que teníamos pensado y a la espera de que nos contesten si va a haber presupuesto o no para la contratación del mismo en las plazas que teníamos pensadas para su estreno. El tiempo corre en nuestra contra y supongo que no somos los únicos en esa situación”, señala Ripoll.

El ejemplo D’Odorico

El productor y escenógrafo Andrea D’Odorico es un ejemplo más de cómo está viviendo los recortes y la crisis la empresa teatral privada. Tiene que bregar con los impagos y la falta de contratación por parte de los teatros del estado español, que son muchos, pero dependen mayoritariamente de los municipios. La mayoría de ellos se quedan con la taquilla (el idilio del teatro con el público es innegable) para cubrir otros gastos y no paga a los responsables de los espectáculos. Productores como el veterano Juanjo Seoane, Jesús Cimarro, Concha Busto, y tantos otros están afectados.


'Salomé', de Andrea D'Odorico.

Parón de actores

Una de las muestras tal vez más claras del enorme paro que sufre la profesión, con los actores mejor formados de la historia del teatro español, es el número de cómicos (como toda la vida se les ha llamado) que en los últimos meses se han incorporado al directorio de actores que Helena Pimenta ha creado en la Compañía Nacional de Teatro Clásico y que ya supera la cifra de 2.000

Nuevo Teatro Fronterizo y en suspenso



El espectáculo de La Zaranda 'Los que ríen los últimos'.
José Sanchis Sinisterra, reconocido dramaturgo, se ha reinventado una vez más a sí mismo, con la puesta en pie de un pequeño grupo de profesionales del Nuevo Teatro Fronterizo llamado La Corsetería y situado en el madrileño barrio de Lavapiés. Un pequeño centro donde se desarrollan actividades en torno al teatro y en las que están involucrados gentes de la escena y vecinos del barrio. Los recortes ahondan en la fragilidad estructural del proyecto no comercial y no centrado en la rentabilidad económica: “Se quedan en el cajón proyectos sin sostenibilidad económica propia; se limita la oferta de investigación y formación, pues nos impide ser arriesgados en las propuestas”, señala Ana Belén Santiago, parte de La Corsetería. El centro se ha visto obligado a replantear y retrasar proyectos importantes. ¿Ejemplos? Joan Brossa, encrucijada de las artes; Centenario de Nelson Rodrigues, Nuevas dramaturgias latinoamericanas, Teatro propiamente dicho o un programa lecturas de obras y de autores internacionales desconocidos en España. También tendrá que esperar el cambio de sede a una salita en la que quepan, al menos, 100 personas.
“Espero que no lleguemos al suicidio colectivo”, bromea Sanchis Sinisterra. “Las gentes del teatro se están latinomericanizando y reinventando fórmulas y proyectos con distintas formas de distribución y exhibición, así que, aparte de otros efectos negativos, que son muchos, puede que tenga algún efecto colateral positivo con el que puede que se de una lección y una respuesta a ese regodeo de los teatros públicos y su política exhibicionista”.

La Zaranda ya venía recortada



'La razón blindada', del Festival Don Quijote.
En contraposición a tantas gentes del teatro, el prestigioso, también internacionalmente, grupo La Zaranda, sostiene que ellos ya están recortados y en crisis desde que nacieron. Es una compañía que piensa que, como ella, otros grupos de creación han crecido en la carencia y la adversidad y ninguna dificultad les será nueva. “Lo económico si acaso podría dañar a eso que llaman producto teatral, con sus productores, su marketing, su publicidad, su estéril famoseo… aunque no lo creo porque la crisis no afecta a lo muerto”, señala Eusebio Calonge autor de La Zaranda quien junto al Paquito de La Zaranda piensa que la creación teatral no depende de los despachos grises de los políticos: “¡Qué más quisieran ellos! Nuestro futuro, el futuro, pasa por conquistar un presente a golpe de poética”.

Un premio Max a subasta

El Festival Don Quijote de París es la única muestra en la que se programan espectáculos de factura en español, pero los recortes están ahogándolo hasta la extenuación. Esta muestra que obtuvo el pasado año el Premio Max de la Crítica, pero la estatuilla diseñada por Joan Brossa se sacó a subasta para sufragar gastos de la muestra. Con todo, ha tenido que reducir el número de grupos invitados, así como los sueldos del personal y se ha pasado de diez días a seis, los sueldos del personal: “Si los recortes continúan haremos un festival de mínimos, intentaré buscar las formas de mantener la presencia del teatro español en París”, señala Jiménez.


'Belen en tiempos revueltos', de Leo Bassi.

Deje propina a Lope de Vega

Son años en los que el showman, bufón, payaso, actor, dramaturgo y provocador Leo Bassi lucha para vivir sin subvenciones. Siempre ha tenido miedo profundo a ver el teatro, y el arte en general, crecer en una realidad diferente de la de la mayoría de la gente. “El maná público ha transformado al teatro en un cementerio dorado para un público burgués jubilado, cumpliendo así tristemente, mis peores previsiones. Los jóvenes se sienten lejos del teatro institucional porque no representa en nada su realidad”, señala este profesional que cree que los jóvenes artistas, para tener relevancia, deben hablar del mundo que les rodea “y no lo pueden hacer si viven en una burbuja artística”.
Bassi no oculta que se corre el riesgo de que con las dificultades económicas crecientes, un cierto estilo de teatro subvencionado pueda parecer hasta obsceno para los que llegan a fin de mes a duras penas: “Ello puede hacer el juego al pensamiento reaccionario que denigra el arte como algo inútil, superfluo y de estómagos agradecidos”.
Por suerte, la gente está reaccionando y él nota un espíritu nuevo que podría llamarse la supervivencia creativa: actuar en espacios no teatrales, obras de pocos minutos, performance y provocación para difundir ideas como nuevo circo, flash político-teatrales o su Belén en tiempos revueltos de las pasadas navidades pagado por las donaciones de las 16.000 personas que lo vieron. “Quizás un nuevo Lope de Vega ya exista y hace de camarero para pagar los ensayos de su primera obra de Teatro que se estrenara en una casa ocupada...”, señala el actor.


el dispensador dice: realmente, "no es fácil la vida del artista"... verdad terminante... cuanto más elevada es la calidad artística, más padecerá el actor, pero mucho mejor será su papel en la interpretación de la obra... al mismo tiempo, cuanto peor sea la calidad y/o capacidad artísticas, mejor negocio harán los oportunistas del mediatismo... y se ve con frecuencia, tanta que apabulla. De hecho, la vida es un escenario que suele reclamar nuestra participación sin que la misma haya sido consensuada o acordada, por el contrario, las circunstancias exigen la presencia de cada quién y en ello va un rol que quizás merecerá una sonrisa, pero ningún aplauso, y seguramente ningún reconocimiento... de allí que la vida sea algo a un teatro de soledades, donde los anónimos pueden considerarse a sí mismo afortunados en caso que la participación sea sinónimo de convergencia de los hechos. Podrá ser importante "elegir", sí... pero mucho más lo es "ser elegido", porque siempre hay alguien que mira aquello en lo que tu no reparas, y siempre hay alguien que atiende tu paso sin que tu lo notes. El otro escenario, el de las tablas, los telones y las bambalinas, las luces y los aplausos, el de la conformidad o el abucheo, implican la capacidad de un autor para observar la realidad que lo envuelve, a la que debe sumarse una segunda capacidad de transformar dicha obra literaria en un guión interpretable, y más allá, encontrar las personas adecuadas para poder interpretar un "personaje", vivirlo, y simultáneamente hacerlo vibrar en los sentimientos de los espectadores... esfuerzo no menor, encadenado. Brillo de antiguos trovadores que recorrían las comarcas llevando mensajes disfrazados de ficción, visiones sesgadas que no hacían más que transformar la realidad en algo movilizador... brillo de más antiguos anfiteatros donde las comedias hacían llorar y las tragedias producían risas liberadoras. No había efectos especiales y todo dependía del gesto y la palabra... y si ambos eran confluyentes, la obra se "vivía"... el mediatismo ha denigrado la condición del autor, tanto como la del guionista, mucho más la del actor o intérprete, porque aquello que se vende no necesariamente sorprende, y apenas si sirve para vender espacios y negociar minutos de aire... definitivamente, hoy el antivalor produce dinero y ello es suficiente razón para garantizar el modelo que desmerece, que denigra, que resta, que vulnera las capacidades, pero que al mismo tiempo produce más dinero funcional a los morbos. El gran teatro, dicho esto con mayúsculas, guarda en su seno la inercia de grandes personas, grandes actores, grandes literatos, grandes libretistas, que conjugados ofrecen versiones impecables de una realidad acuciante que desmembra los sentimientos del espectador sensible... de los que van quedando pocos, aún cuando siguen siendo muchos. Sin embargo, el peso de la realidad que se transita, aparece como fuente de motivaciones que impulsan a mejorar y a sofisticar el pensamiento literario tanto como el actoral, aquel que se lee y también el que se interpreta, donde la mente de cada quién juega un rol fundamental en la construcción de la sintonía social... una sintonía que no siempre sintoniza, o bien una sintonía que no siempre es armónica con las armonías que intenta transmitir... pero el ser humano en poder aún de su humanismo, poco o mucho, abundante o remanente, se sensibiliza ante la expresión del sentimiento ajeno (en el escenario) tanto como lo hace ante un piano o un violín interpretados magistralmente... algo de ellos se traslada al alma del anónimo espectador y se transforma en eco de sentimientos o bien nota vibradora del espíritu buscador y convocante... y de allí que te vas de la obra "lleno" de algo que no sabes qué es, pero en la seguridad que haber estado allí habrá valido la pena. Curiosamente, cuando peor es la realidad de las economías, mayor es el arte que emana de las obras... ¿por qué?, porque el ser humano se supera a sí mismo en la desgracia, ése raro ángulo que le permite reconocer su propia gracia, luego su don, para explotar en un destello de talento que podrá apagarse, pero que también podrá sostenerse como modelo de luz y referencia para los otros, los prójimos. Más tarde, cuando se supera la desgracia... los destellos se ralentizan y se acomodan a la comodidad de las victorias, victorias que casi nunca recalan en sus creadores... apenas son ecos que sirven de empuje e inducción a otros que entendieron el valor significante de aquellos motores. No es fácil la vida del artista... seguramente NO, ya que ningún papel que te toca en la vida lo es... más aún cuando emerges de la obra sin escuchar aplauso alguno, a sabiendas que mañana se repetirá, exigiéndote que des lo mejor que tienes... para no ser reemplazado por el empuje de los tiempos inapelables... y finalmente, te vas, escucharás reclamos y demandas de aquellos que no recibieron lo que de ti esperaban... pero que de hecho, no hicieron nada por ser "creadores" a la medida de sus gracias... por ello, al salir a escena, la tuya, recuerda que eres único y que te mereces a ti mismo, siempre y cuando estés a la altura de tu gracia, la que te fue concedida para transitar tu tiempo respirable. Marzo 17, 2012.-

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