NATURA | Altera a los animales de los que dependen
El ruido producido por el hombre afecta a las plantas
Zona boscosa elegida para el estudio plagada de ruidosas plantas de gas.| Clinton Francis
Pedro Cáceres | Madrid
Actualizado miércoles 21/03/2012 17:30 horas
Un número creciente de estudios indican que los pájaros y otros animales cambian su comportamiento como respuesta al ruido producido por el hombre, como el proveniente del tráfico y otras máquinas. Pero el ruido humano no sólo afecta a la fauna. Puesto que muchos animales también polinizan plantas o comen sus frutos y dispersan sus semillas, el ruido producido por el hombre también puede provocar una onda expansiva en la vegetación, asegura un nuevo estudio recién publicado en la revista 'Proceedings of the Royal Society B'.
En los casos en los que el ruido tiene su efecto en plantas longevas como los árboles, las consecuencias pueden notarse durante décadas, incluso después de que las causas del ruido hayan desaparecido, asegura el autor principal del artículo, Clinton Francis, del National Evolutionary Synthesis Center de Durham (EEUU).
En estudios previos, Francis y sus colegas habían descubierto que algunos animales incrementan su número cerca de los sitios ruidosos mientras que otros se hacen más escasos. La pregunta que se hicieron a continuación es si esto afectaría también a su vez a las plantas.
Lo que hicieron fue acudir a un terreno natural donde poder analizar estas cuestiones. El sitio elegido fue una reserva natural situada en Nuevo México, la Rattlesnake Canyon Wildlife Area. Es un area cubierta de arbustos, pinos y otras coníferas donde existen abundantes yacimientos de gas natural. Las compresores usados para extraer estos hidrocarburos producen un constante y sonoro ruido durante las 24 horas del día. Desde 2007 hasta 2010 los investigadores estudiaron allí cómo afecta el ruido a las plantas.
La zona tenía la ventaja añadida de ser totalmente silvestre salvo por la presencia de estos artefactos, lo que permitía realizar el estudio centrándose en el ruido y sin que otros elementos como la polución atmosférica o la iluminación interfirieran en los resultados, como habría ocurrido de haber elegido como campo de pruebas un área más urbanizada.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que el ruido tiene un papel determinante en el comportamiento de la fauna y que esto tiene variados y complejos efectos sobre la vegetación. Así, descubrieron que un laborioso polinizador de plantas, el colibrí 'Archilochus alexandri', frecuenta las zonas más ruidosas, situadas cerca de las áreas de extracción de gas. Esto se debe a que el principal predador del colibrí, un córvido llamado 'Aphelocoma californica' y similar a la urraca y el arrendajo europeos, detesta las áreas ruidosas.
De esta forma, las zonas con ruido sirven de refugio al colibrí y este las visita más, hasta cinco veces más que las partes ruidosas de la zona estudiada. Como consecuencia de ello, los investigadores observaron que las especies de plantas que el colibrí poliniza se ven especiamente atendidas en las zonas ruidosas y menos en las silenciosas. Debido a ello, la fertilidad de esas plantas es mayor en las zonas ruidosas.
El ratón tolera bien el ruido y come abundantes piñones bajo los árboles situados en las zonas ruidosas. A su vez, es un eficiente comedor y ninguna semilla queda intacta tras pasar por su tracto digestivo. De esta forma, son muy pocos los piñones que quedan a salvo en las zonas ruidosas y, por tanto, es bajo el nacimiento de nuevos especímenes de pino.
Por el contrario, las zonas silenciosas son visitadas muy poco por los ratones y mucho por el córvido, que tiene la costumbre de enterrar piñones para consumirlos después. Como consecuencia de ello, en esas zonas quedan muchos más piñones libres de la depredación que en las áreas ruidosas. De hecho, el equipo de investigadores dirigidos por Francis constataron que hay cuatro veces más plántulas de pino en las zonas silenciosas que en las ruidosas.
el dispensador dice:
crees que nadie te escucha,
cuando hablas con pensamientos,
la palabra queda impresa en cada sentimiento,
testigo de consciencias y tiempos,
que van impulsando alientos,
para anunciar un día atento...
crees que nadie te ve,
que nadie observa tu tiempo,
pareces no darte cuenta,
que hay un ángel para cada cuento,
guiándote con una mano,
conduciendo un camino lento...
crees que nadie sabe,
lo que guardan tus pensamientos,
pero ellos están registrados,
en el libro del paraíso eterno,
nadie escapa a su destino,
ni tampoco cambia lo escrito,
existe un sentido crítico,
que va más allá de tu tiempo...
crees que nadie atiende,
tus segundas intenciones,
pero ellas son canciones,
en los infiernos esperantes,
caen allí almas errantes,
que no han tenido corazones...
crees que nadie escucha,
lo que pronuncias por debajo,
todo lo que se dice es atajo,
que se graba sin trabajo,
hay un Babel que destapo,
la gracia y su discordia,
si no hay don en la concordia,
mucho menos campana con badajo,
estableciendo nota falsa,
errada y hasta descalza,
caerás de tu pentagrama,
sin haber sabido qué pasa...
el mundo se ha llenado de ruidos,
que las armonías desplazan,
el hombre anda atareado,
siguiendo un horizonte errado,
hoy, lo que se pesca no es pescado,
sólo son sentimientos olvidados,
que dramatizando lo pasado,
hacen de la ausencia un estrato,
y todos caminan perdidos,
padeciendo calores y fríos,
la soledad atrapa hastíos,
cuando las músicas son baldíos,
ahora parece ser tarde,
se ha tergiversado el libre albedrío...
ya no hay sentidos comunes,
ni comunes en sus sentidos,
sólo se juntan olvidos,
en un mundo repleto de rincones,
vacíos los corazones,
se pierden en sus "sin destinos",
nadie atiende los trinos,
que claman por sus razones...
todo el mundo está envuelto,
en un desatino disfónico,
ya no quedan notas,
para sostener la armonía del sinfónico,
se han quebrado los puentes,
se han roto sus pentagramas,
aquel tejido de ramas,
ya no se agita en los vientos,
está atrapado en los ruidos,
que se tejen sin sentimientos...
toda la evidencia indica,
que el ser humano anda perdido,
se sumerge en sus olvidos,
sin reparar en los gritos,
y la naturaleza anda clamando,
llamando y hasta anunciando,
que se terminan los tiempos,
de juntar tantos desatinos,
mientras unos pasan hambre,
otros acumulan desatinos,
todo exceso no es distinto,
en este punto del verso,
veo al mundo en entuertos,
nadie ve con claridad,
que están huyendo los muertos,
hay un tsunami testigo,
tejiéndose en nuevos tiempos,
las dimensiones confluyen,
diseñando los conciertos,
mientras los humanos se mienten,
otros vienen cantando,
anunciando un pronto cambio,
en los silencios de los campos,
por ello sugiero atento,
a lo que viene pasando,
que vayas tomando recaudos,
para lo que ocurrirá este año,
no en vano las profecías,
atendían al 2012...
todo aquello que desprecia el roce,
consume lo que se desconoce...
ya es tiempo hombre consentido,
que atiendas a tus sentidos,
la naturaleza está llena de tus ruidos,
que molestan a los sonidos,
y cuando los momentos se envuelven,
en capullos de notas quebradas,
tampoco se oyen los pedidos,
rogando por sus gracias.
Marzo 23, 2012.-
En los casos en los que el ruido tiene su efecto en plantas longevas como los árboles, las consecuencias pueden notarse durante décadas, incluso después de que las causas del ruido hayan desaparecido, asegura el autor principal del artículo, Clinton Francis, del National Evolutionary Synthesis Center de Durham (EEUU).
En estudios previos, Francis y sus colegas habían descubierto que algunos animales incrementan su número cerca de los sitios ruidosos mientras que otros se hacen más escasos. La pregunta que se hicieron a continuación es si esto afectaría también a su vez a las plantas.
Lo que hicieron fue acudir a un terreno natural donde poder analizar estas cuestiones. El sitio elegido fue una reserva natural situada en Nuevo México, la Rattlesnake Canyon Wildlife Area. Es un area cubierta de arbustos, pinos y otras coníferas donde existen abundantes yacimientos de gas natural. Las compresores usados para extraer estos hidrocarburos producen un constante y sonoro ruido durante las 24 horas del día. Desde 2007 hasta 2010 los investigadores estudiaron allí cómo afecta el ruido a las plantas.
La zona tenía la ventaja añadida de ser totalmente silvestre salvo por la presencia de estos artefactos, lo que permitía realizar el estudio centrándose en el ruido y sin que otros elementos como la polución atmosférica o la iluminación interfirieran en los resultados, como habría ocurrido de haber elegido como campo de pruebas un área más urbanizada.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que el ruido tiene un papel determinante en el comportamiento de la fauna y que esto tiene variados y complejos efectos sobre la vegetación. Así, descubrieron que un laborioso polinizador de plantas, el colibrí 'Archilochus alexandri', frecuenta las zonas más ruidosas, situadas cerca de las áreas de extracción de gas. Esto se debe a que el principal predador del colibrí, un córvido llamado 'Aphelocoma californica' y similar a la urraca y el arrendajo europeos, detesta las áreas ruidosas.
Dos ejemplares de western scrub jay comiendo piñones.| Clinton Francis
De esta forma, las zonas con ruido sirven de refugio al colibrí y este las visita más, hasta cinco veces más que las partes ruidosas de la zona estudiada. Como consecuencia de ello, los investigadores observaron que las especies de plantas que el colibrí poliniza se ven especiamente atendidas en las zonas ruidosas y menos en las silenciosas. Debido a ello, la fertilidad de esas plantas es mayor en las zonas ruidosas.
También en los arboles
Otra llamativa observación sobre el efecto del ruido en la vegetación fue realizada sobre los pinos de la zona ('Pinus edulis'). Estos producen un piñón comestible sobre el que depredan todo tipo de animales, especialmente los pequeños ratones de campo y de nuevo al córvido 'Aphelocoma californica', conocido como western scrub jay en inglés.El ratón tolera bien el ruido y come abundantes piñones bajo los árboles situados en las zonas ruidosas. A su vez, es un eficiente comedor y ninguna semilla queda intacta tras pasar por su tracto digestivo. De esta forma, son muy pocos los piñones que quedan a salvo en las zonas ruidosas y, por tanto, es bajo el nacimiento de nuevos especímenes de pino.
Por el contrario, las zonas silenciosas son visitadas muy poco por los ratones y mucho por el córvido, que tiene la costumbre de enterrar piñones para consumirlos después. Como consecuencia de ello, en esas zonas quedan muchos más piñones libres de la depredación que en las áreas ruidosas. De hecho, el equipo de investigadores dirigidos por Francis constataron que hay cuatro veces más plántulas de pino en las zonas silenciosas que en las ruidosas.
el dispensador dice:
crees que nadie te escucha,
cuando hablas con pensamientos,
la palabra queda impresa en cada sentimiento,
testigo de consciencias y tiempos,
que van impulsando alientos,
para anunciar un día atento...
crees que nadie te ve,
que nadie observa tu tiempo,
pareces no darte cuenta,
que hay un ángel para cada cuento,
guiándote con una mano,
conduciendo un camino lento...
crees que nadie sabe,
lo que guardan tus pensamientos,
pero ellos están registrados,
en el libro del paraíso eterno,
nadie escapa a su destino,
ni tampoco cambia lo escrito,
existe un sentido crítico,
que va más allá de tu tiempo...
crees que nadie atiende,
tus segundas intenciones,
pero ellas son canciones,
en los infiernos esperantes,
caen allí almas errantes,
que no han tenido corazones...
crees que nadie escucha,
lo que pronuncias por debajo,
todo lo que se dice es atajo,
que se graba sin trabajo,
hay un Babel que destapo,
la gracia y su discordia,
si no hay don en la concordia,
mucho menos campana con badajo,
estableciendo nota falsa,
errada y hasta descalza,
caerás de tu pentagrama,
sin haber sabido qué pasa...
el mundo se ha llenado de ruidos,
que las armonías desplazan,
el hombre anda atareado,
siguiendo un horizonte errado,
hoy, lo que se pesca no es pescado,
sólo son sentimientos olvidados,
que dramatizando lo pasado,
hacen de la ausencia un estrato,
y todos caminan perdidos,
padeciendo calores y fríos,
la soledad atrapa hastíos,
cuando las músicas son baldíos,
ahora parece ser tarde,
se ha tergiversado el libre albedrío...
ya no hay sentidos comunes,
ni comunes en sus sentidos,
sólo se juntan olvidos,
en un mundo repleto de rincones,
vacíos los corazones,
se pierden en sus "sin destinos",
nadie atiende los trinos,
que claman por sus razones...
todo el mundo está envuelto,
en un desatino disfónico,
ya no quedan notas,
para sostener la armonía del sinfónico,
se han quebrado los puentes,
se han roto sus pentagramas,
aquel tejido de ramas,
ya no se agita en los vientos,
está atrapado en los ruidos,
que se tejen sin sentimientos...
toda la evidencia indica,
que el ser humano anda perdido,
se sumerge en sus olvidos,
sin reparar en los gritos,
y la naturaleza anda clamando,
llamando y hasta anunciando,
que se terminan los tiempos,
de juntar tantos desatinos,
mientras unos pasan hambre,
otros acumulan desatinos,
todo exceso no es distinto,
en este punto del verso,
veo al mundo en entuertos,
nadie ve con claridad,
que están huyendo los muertos,
hay un tsunami testigo,
tejiéndose en nuevos tiempos,
las dimensiones confluyen,
diseñando los conciertos,
mientras los humanos se mienten,
otros vienen cantando,
anunciando un pronto cambio,
en los silencios de los campos,
por ello sugiero atento,
a lo que viene pasando,
que vayas tomando recaudos,
para lo que ocurrirá este año,
no en vano las profecías,
atendían al 2012...
todo aquello que desprecia el roce,
consume lo que se desconoce...
ya es tiempo hombre consentido,
que atiendas a tus sentidos,
la naturaleza está llena de tus ruidos,
que molestan a los sonidos,
y cuando los momentos se envuelven,
en capullos de notas quebradas,
tampoco se oyen los pedidos,
rogando por sus gracias.
Marzo 23, 2012.-
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