Cultura
Cafés literarios: beber en la taza de la cultura
El Iruña, el Gijón o el Novelty son tres de estos auténticos epicentros culturales en declive que aún quedan en España. ABC.es hace un recorrido por los supervivientes más emblemáticos
Día 16/09/2012 - 02.17h
1El Iruña de Pamplona
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Cada vez quedan menos, víctimas del tiempo, del cambio de los hábitos, de las sucesivas crisis económicas y de la tecnología, esta última responsable de haber creado esos lugares virtuales de reunión que conocemos como redes sociales. Pero pese a todo, aún hoy algunos -pocos, muy pocos- cafés literarios resisten en España contra viento y marea. Unos todavía mantienen su esencia y sus mesas aún siguen siendo lugar de reunión para eruditos tertulianos, mientras que otros han derivado en puntos de atracción para turistas, con precios desorbitados, pero casi todos conservan ese ambiente especial que hace que al tomar un café en ellos uno se sienta partícipe de un trocito de la Historia.
El primer café de nuestro recorrido será el Café Iruña de Pamplona. Fundado en 1888, el Iruña todavía preside la Plaza del Castillo de la capital navarra. Cuando se inaguró era, según sus propietarios, el primer establecimiento en contar con luz eléctrica de todo Pamplona, y «se llenó hasta los porches».
El Iruña alcanzó fama mundial de la mano del escritor estadounidense y ganador de los premios Pulitzer (1953) y Nobel (1954) Ernest Hemingway. El escritor de Illinois, que visitó la capital navarra náda más y nada menos que en nueve ocasiones, tenía en el café uno de sus lugares de descanso favoritos. Hoy, el Iruña mantiene un lugar especial en recuerdo de Hemingway, el Rincón que lleva su nombre, contiguo al Café, dónde se recuerda al escritor que convirtió a los Sanfermines en una festividad conocida en todo el planeta gracias a su novela «The sun also rises», posteriormente retitulada como «Fiesta».
En la actualidad, el Iruña de Pamplona ofrece no solo un lugar idóneo para tomarse un café, sino que también celebra bodas y comuniones y ofrece un suculento menú diario por 13,50 euros, además de una amplia terraza donde degustarlo
el dispensador dice: siempre tuve la sensación que los cafés literarios son algo semejante a grutas donde se conserva lo más destacado del ser humano, su "humanismo"... un cierto parecido con la cueva de las manos o con la inmemorial Altamira... puedes no leer nada, pero el ambiente te contagia... puedes no escuchar nada, pero la música de las voces te eleva por sí misma... puedes abstraerte del mundo e ingresar a un portal sin espacio y sin tiempo... como volver a ser niño y saberse cerca a la abuela, no tenían grado académico pero sabían de la vida todo lo necesario para transitarla. En los cafés literarios se puede hallar espíritus vagantes que provienen del mundo de las ideas, en la búsqueda de humanos dispuestos a "sentir" lo que nadie repite por miedo al ridículo... quién se va a animar a decir que un alma puso sobre la mesa de café una idea perdida?... que la obsequió al literato oportunista que sólo andaba tras sus propios pasos perdidos?... indudablemente nadie. Pero además de bohemias, los cafés literarios van juntandoi aquellos exponentes del "escrito" que van amontonando los vientos, podrá ser desprolijo, pero allí se vive el pensamiento reflexivo... se lo puede ver y hasta tocar. Clásica y Moderna, allí en la avenida Callao de Buenos Aires... llama a entrar... convoca a estar... y muchas veces las gentes creen que al desaparecer estos centros, se muere un poco la cultura, el pensamiento social y el colectivo imaginario [con o sin Canela], pero la verdad es otra... siempre perduran las personas, y cuando estas se van, permanecen sus ideas... y si ellas (ideas) son quemadas o destruídas, regresan como el ave fénix... resucitando de sus propias cenizas, siempre latentes en el mundo de las ideas. Cuando estás dentro, no te quieres ir... y a veces, estando fuera, tienes temor de lo que puedas hallar dentro... las ideas tienen esas cosas, se sostienen mediante sus propias geometrías y sus intrínsecas energías. De allí que la inspiración sea calibre con aquello que se respira, son como fragancias al viento... ¿cómo resistirse?... imposible, ningún autor escapa de su letra... así como nadie escapa de su destino. Septiembre 18, 2012.-
el dispensador dice: siempre tuve la sensación que los cafés literarios son algo semejante a grutas donde se conserva lo más destacado del ser humano, su "humanismo"... un cierto parecido con la cueva de las manos o con la inmemorial Altamira... puedes no leer nada, pero el ambiente te contagia... puedes no escuchar nada, pero la música de las voces te eleva por sí misma... puedes abstraerte del mundo e ingresar a un portal sin espacio y sin tiempo... como volver a ser niño y saberse cerca a la abuela, no tenían grado académico pero sabían de la vida todo lo necesario para transitarla. En los cafés literarios se puede hallar espíritus vagantes que provienen del mundo de las ideas, en la búsqueda de humanos dispuestos a "sentir" lo que nadie repite por miedo al ridículo... quién se va a animar a decir que un alma puso sobre la mesa de café una idea perdida?... que la obsequió al literato oportunista que sólo andaba tras sus propios pasos perdidos?... indudablemente nadie. Pero además de bohemias, los cafés literarios van juntandoi aquellos exponentes del "escrito" que van amontonando los vientos, podrá ser desprolijo, pero allí se vive el pensamiento reflexivo... se lo puede ver y hasta tocar. Clásica y Moderna, allí en la avenida Callao de Buenos Aires... llama a entrar... convoca a estar... y muchas veces las gentes creen que al desaparecer estos centros, se muere un poco la cultura, el pensamiento social y el colectivo imaginario [con o sin Canela], pero la verdad es otra... siempre perduran las personas, y cuando estas se van, permanecen sus ideas... y si ellas (ideas) son quemadas o destruídas, regresan como el ave fénix... resucitando de sus propias cenizas, siempre latentes en el mundo de las ideas. Cuando estás dentro, no te quieres ir... y a veces, estando fuera, tienes temor de lo que puedas hallar dentro... las ideas tienen esas cosas, se sostienen mediante sus propias geometrías y sus intrínsecas energías. De allí que la inspiración sea calibre con aquello que se respira, son como fragancias al viento... ¿cómo resistirse?... imposible, ningún autor escapa de su letra... así como nadie escapa de su destino. Septiembre 18, 2012.-
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