viernes, 7 de septiembre de 2012

MIS VOCES INTERNAS || Música para tres - 07.09.2012 - lanacion.com  

Música para tres - 07.09.2012 - lanacion.com  

Viernes 07 de septiembre de 2012 | Publicado en edición impresa

Música para tres

El escritor argentino cuenta cómo, a partir de un hecho doloroso que le tocó vivir, concibió su novela Hablar solos, publicada en estos días por Alfaguara
Por Andrés Neuman | Para LA NACION




La mano de mi madre

Hace algunos años me tocó el dolor, por una parte tan íntimo y por otra parte compartido con tanta gente, de ver apagarse a mi madre en un hospital. Poblados de pasillos, jerarquías y ceremonias de espera, silenciosos en sus plantas superiores, los hospitales son lo más parecido a una catedral que podemos pisar los descreídos. Mientras ella dormía, yo contemplaba a mi madre y no podía creer su metamorfosis. ¿Es posible encogerse repentinamente? ¿Puede el cuerpo convertirse en una esponja que, impregnada de temores, adquiere densidad y pierde volumen? Ahora mi madre caminaba con torpeza, acercándose paso a paso, igual que en un cuento de Scott Fitzgerald, a la criatura tambaleante que había sido al principio del tiempo. Entonces le apretaba la mano, que tantas veces me había guiado cuando el mundo era enorme y mis piernas muy cortas. Y recordaba a un niño en una bañadera, expectante, desnudo, apretando una esponja.

Despertarse dos veces

La proximidad de la muerte nos exprime hasta hacernos perder nuestras convicciones, supurarlas como un líquido. ¿Es eso una debilidad? Quizá sea una última fortaleza: llegar hasta donde nunca sospechamos que llegaríamos. La muerte multiplica la atención. Nos despierta dos veces. Eso es lo que le sucede a Elena, protagonista de la novela, cuyo esposo Mario cae enfermo: de pronto todo, de lo más doloroso a lo más placentero, se le vuelve urgente. Desde aquella experiencia con mi madre, yo deseaba escribir sobre el papel del cuidador, tan importante como omitido. Un poco a la manera de Tolstoi, nuestro interés narrativo suele concentrarse en el enfermo. Pero ¿qué pasa con quien lo asiste? ¿Cómo se transforma su conciencia? ¿Quién cuenta su historia? En definitiva: ¿cómo vivimos la pérdida y sobrevivimos a ella? De estas inquietudes nació Hablar solos .

Cuidado con los cuidadores

Elena enfrenta la pérdida en sus tres momentos: antes (como temor), durante (como batalla) y después (como duelo), hasta su progresiva superación. Su personaje experimenta un fuerte conflicto ante las actitudes socialmente demandadas a una mujer en circunstancias como las que se narran. El desequilibrante encuentro con el más insospechado de los amantes, junto con el descubrimiento de una nueva forma de sexualidad, la llevarán a una situación límite. Una de las tramas del libro se propone, entonces, iluminar el lado oscuro de madres, esposas y cuidadores en general. Cuya realidad no se limita a la entrega o el sacrificio, sino que también implica un complejo entramado de miedos, deudas pendientes, fantasías perversas. De esas contradicciones hablamos poco. Y de eso habla, a ratos salvajemente, el personaje de Elena.

La carretera del padre

Lito acaba de cumplir diez años, se ve infinitamente más grande que a los nueve y sueña con camiones. Su padre, Mario, siente la necesidad de regalarle un viaje juntos, antes de que sea tarde. A través de la relación entre ambos personajes, me interesaba desarrollar una segunda trama: la mirada infantil, asombrada ante un mundo que empieza, que se amplía y bifurca como las carreteras que recorre con su padre. Si la paternidad es en sí misma un viaje, quizás no haya nada más vertiginoso que viajar con un hijo. Alternando los puntos de vista de Elena, Mario y Lito, la novela intenta reformular la tradición de la road movie . Al inicio amaga con el clásico relato iniciático padre-hijo, para luego adentrarse en la aventura personal, y no menos arriesgada, de la mujer que había quedado excluida del viaje. Como si, en vez de esperar a que Ulises vuelva a casa, Penélope saliera por su cuenta a la intemperie.

Discutiendo con libros

Lectora compulsiva, Elena anota cada uno de sus libros, discutiendo con ellos. Sumergida en las incesantes idas y vueltas que van de la ficción a la experiencia, Elena se pregunta si todos los libros tratan sobre situaciones como la suya, o si su situación la lleva a leer todos los libros en clave personal. Así, a partir de sus lecturas, Elena va improvisando un pequeño ensayo sobre las relaciones entre literatura y enfermedad. "Cuando un libro me dice lo que yo quería decir -escribe-, siento el derecho a apropiarme de sus palabras, como si alguna vez hubieran sido mías y estuviera recuperándolas." En esa recuperación hay algo que renace.

Trío de voces

Más que con los ojos, leemos y escribimos con el oído. Quizá porque mis padres se dedicaron a la música, mientras yo fracasaba en mis estudios de violín, desde niño tengo la sensación de que la prosa es una manifestación melódica. Sólo me siento capaz de contar algo si lo escucho. Como si el personaje cantara su sintaxis. Los narradores de Hablar solos son el hijo, la madre y el padre, cada uno con su lenguaje propio.

Me atraía la idea de explorar las tres modalidades del habla: la mental, la oral y la escrita. El monólogo interior de Lito despliega, ojalá que de forma divertida, los atentos razonamientos de un niño. El monólogo de Mario es una voz adulta que, entre la extenuación y la urgencia, graba su despedida. Finalmente el monólogo de Elena, que reflexiona sobre su intimidad en un diario, es el de la escritura misma. La novela se articula por medio de los cruces y contrastes entre estas tres voces, que dialogan sin saberlo. Solas y acompañadas. Acaso igual que nosotros.

Presentación. Andrés Neuman dialogará sobre su libro con Leopoldo Brizuela y Fernanda García Lao, el martes a las 19, en Thames 1762..
 
 
el dispensador dice: sí, he estado corriendo de un lado para el otro y de allí que haya desaparecido por 48 horas... una jornada en San Miguel de Tucumán el día 5 de septiembre y luego viajes, interminables viajes con y sin lluvia, en rutas cada vez más peligrosas y con conductores cada vez más negligentes. Alicia María Abatilli, mi amiga, me envió algo sobre los colibríes, espectacular, que quiero compartir contigo, sí, pero necesito beber el néctar que me conduzca a la idea... y aún no llego a la fuente, por ello deberá esperar hasta que la luz sea la propicia. Te cuento que en esta vida trajinada suelo atender a mis voces internas, ellas no se equivocan nunca, antes bien son mis decisiones las que erran... de allí que les preste tanta atención... ellas, las voces internas, vienen conmigo desde la gracia de la vida, tal vez desde antes, pero no lo recuerdo y es una de las pocas cosas que no recuerdo. Conmigo han venido la consciencia, con una implacable voz que no deja de hablarme, y repetirme que vivir vale la pena y que somos lo que somos en tanto que hacemos honor al espacio que se nos concede, dones y talentos mediante, gracias del destino mediante, ese camino que alguien elaboró para dar sentido al concierto ajedrecístico que vivimos, donde cumplimos roles que muchas veces no entendemos, pero que guardan un significado preciso en la sinfornía de los pentagramas del Señor. Sí, de eso hablaba con mi hija postiza, recientemente adoptada, la Doctora Paula Jozami, que tiene claridades existenciales que me permiten asegurar que la vida no es en vano, que ninguna de las vidas lo es, y que todo guarda una relación, aún cuando nuestras capacidades nos impidan entenderlo. La Jozami, con tres críos a cuestas la tiene más que clara, pero claro está, mientras la llevas con claridad, además debes vivir y eso muchas veces te confunde y te frusta. Ser médico en estos tiempos no es tarea fácil, la profesión se debate entre la ética y la responsabilidad por los pacientes, y el negocio inducido desde las sombras... detrás hay otras confusiones y peores frustraciones, pero siempre nos repetimos que nunca hay que confrontar con la convicción contenida en los sentimientos. Desde luego, la consciencia juega un rol preponderante, que como podrás suponer no es cuestión de oído sino de afinación del espíritu, ya que si éste lo está, la voz podrá ser escuchada y atendida de modo prudente... pero no es lo único, ni tampoco la única voz que ocupan las geometrías del pensamiento irracional que me caracteriza. Hay más, claro que lo hay. Junto con la gracia viene el ángel de la guarda, escrito con letras minúsculas, pero conteniendo mayúsculas que vinculan el destino con la huella, la sombra, las perspectivas y el arte de custodiar el paso de las almas. Hoy la humanidad anda medio negada de sí misma... está tan densa la cosa, que el aire se corta con cuchillo en cualquier parte del orbe humano... ya que todo es tan descartable como utilitario, incluyendo en ello los afectos, las amistades, los vínculos, los puentes invisibles que al quebrarse abren un cúmulo de abismos inaceptables, tales como las segundas intenciones, los engaños, las palabras imprudentes y las otras, que además de lastimar, destruyen... y el mundo se usa y se abusa, y diluye las actividades de las consciencias tanto como de los ángeles... siguen estando allí pero nadie los atiende, porque no hay tiempo, porque hablan de cosas que no encajan en la rutina respirable, y etcéteras imperdonables, que la soberbia sortea y perdona, agigantando el abismo consecuente. No obstante, cuando atiendes a las voces del espíritu, el camino se hace más complejo, más lento, pero al mismo tiempo más sobrio, más proporcionalmente aceptable, más armónico, más sincrónico, y hasta más sinfónico. ¿Qué tendrá que ver todo esto con los pentagramas?... y mucho, tanto como lo tiene con la numerología de los acontecimientos o con las geometrías de los sentimientos. Tampoco se me pierden las químicas que atendemos con un hermano que me ha regalado la vida, otro doctor, Osvaldo Horacio Oliva, cordobés de pura cepa... atacado por sus propias alquimias, pero un genio a la hora de resolver ecuaciones de átomos perdidos. Y allí vas comprendiendo que si estás sordo de alma, estás más que frito, porque llegarás al cielo, el tuyo, a ver cómo tus reclamos en los tiempos respirables se transformaron en reclamos hacia ti mismo. Me lo decía mi propia madre, en aquellos sueños posteriores a su muerte, "no te alejes un ápice de lo que indique la consciencia"... y "no esquives las manos de tu ángel"... ¿que no los veo?, estás loco?, las veo que sí, con el alma, puedo decirte dónde están, por dónde van... y cómo juguetean con las circunstancias y sus fractales. Mi otro hermano de la vida, el Dr. Hugo Milanesi, me lo repite a cada instante, "estás completamente loco"... y nos reímos pensando cómo nos verían aquellos que se escondían tras falsos academicismos, haciendo de la ciencia una mentira de conveniencias para los prójimos, y hasta para los propios cercanos y lejanos... porque la soberbia te enferma de autoridad y te despoja de sentidos y de sentimientos. Claro, ya estamos viejos... algunos cerca de los sesenta y otros excedidos de años, con tantos a cuestas que ni vale la pena contarlos... a veces, entre tanto trajinar, me miro al espejo y no me veo solo, por el contrario... me siento iluminado por las consignas de mi Dios... he aprendido que mi Dios no tiene nada que ver con iglesia alguna, con templo alguno, ni con mezquita alguna... es mío solo... inherente a mi altar, nada más... no es ni cristiano, ni judío, ni musulmán... tampoco es humano, es Dios y ya con ello es suficiente. No quiero más... camina junto a mí, tal lo hace con otros que no conozco... pero nadie lo atiende, o al menos, como el mismo dice, son pocos los que se atreven a caminar bajo mi luz, aceptando las condiciones... de allí que haya tanta tiniebla suelta, encapullando sentimientos y mintiendo almas... en fin, ninguno de nosotros está en el mañana necesario hasta que éste se manifiesta y nos incluye... por eso, la incertidumbre debería conducirnos a hacer honor a la gracia que se nos concede, ayer, hoy, siempre. Ah!, no me olvidé de vos, es más estuve pensando en vos todo el tiempo... por eso te mando este obsequio, porque el momento se acerca, y será bueno que tengas presente que sólo la oración genuina, la del alma, salva. Septiembre 07, 2012.-

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