domingo, 19 de febrero de 2017

LA ESENCIA DE AMÉRICA ES SER COLONO DE SÍ MISMO || “Todos deberíamos estar movilizados en EE UU, y no solo las mujeres” | Cultura | EL PAÍS

“Todos deberíamos estar movilizados en EE UU, y no solo las mujeres” | Cultura | EL PAÍS



OTTESSA MOSHFEGH

“Todos deberíamos estar movilizados en EE UU, y no solo las mujeres”

Hija de croata e iraní, esta premiada escritora representa en su país aquello que está en peligro



Ottessa Moshfegh.



Hay algo de intrépido en esta novela de atmósfera densa y personajes nítidos, cuajada de soltura y seguridad, como hay algo de intrépido en su autora. Ottessa Moshfegh tiene la sonrisa divertida y el aire de haberse levantado de una juerga eterna y aunque ella asegura que la oscura protagonista del libro está inspirada en sí misma, su discurso jovial no puede alejarla más del tono negrísimo de un libro, sin embargo, luminoso.
Hablamos de Mi nombre era Eileen (Alfaguara), una novela que ha conseguido ser finalista del Man Booker Prize, premio PEN de la Fundación Hemingway y estar en las listas de los mejores libros del año en Estados Unidos. Ella nació en 1981 en Boston, hija de madre croata y padre iraní, y representa por tanto esa América abierta y mixta que produce milagros de creatividad. Y que ahora está en peligro.
“Es hora de una revolución en América”
“Eileen es una versión de mí misma, muy inspirada en la cultura de Nueva Inglaterra en la que crecí, tan extraña y reprimida, tan puritana”, cuenta Moshfegh por Skype. “No tenía otra opción. Apareció para mí y yo simplemente la escuché”.
La protagonista de su libro y alter ego, Eileen, es una mujer de 24 años atrapada en una casa en la que nadie cocina, nadie limpia, nadie cuida a nadie. Su padre es alcohólico y vive perdido en sus delirios y su madre, ya fallecida, permanece como una presencia en toda su ropa, que Eileen viste sin importarle la talla. Ella trabaja en el reformatorio donde niños delincuentes cumplen penas y penalidades ante la indiferencia y mezquindad de empleados sin compasión.
“La era Trump es estupenda, la gente se enfada y es lo mejor para América”
“Ella sabe que para sobrevivir hay que cerrarse, ponerse una máscara mortuoria y controlar los sentimientos por medio de costumbres obsesivas”, cuenta. “Ella nunca luchó por su libertad, nunca hizo nada prohibido y una cárcel de niños es una metáfora perfecta para el mundo que quería crear y para el mundo en general”. Porque “Mi nombre era Eileen” es un libro de huida: huida de un lugar y huida de uno mismo.
Antes de ésta, Ottessa Moshfegh había escrito sola una novela que la convirtió ya en voz prometedora de su generación al conseguir el premio Fence Modern Prize. Pero quería más. Se planteó entonces un proyecto más comercial que reconoce sin tapujos y para ello leyó una guía para escribir una novela en 90 días. “Quería ser escritora, no quería trabajar para otros ni ser profesora y ganar un sueldito sino que tenía una intención comercial, por sobrevivir económicamente y por curiosidad. Me gusta buscar la forma convencional de escribir y manipularla hasta crear algo nuevo, así es como innovamos los artistas, así que vi ese libro de cómo escribir una novela en 90 días y me lancé”, cuenta. “Las instrucciones se basaban sobre todo en centrar las preguntas que te haces, responderlas y fue un ejercicio interesante. Así es cómo funciona escribir. Luego no lo cumplí a rajatabla, pero creo que no habría llegado a escribir Eileen sin hacerme las preguntas que me planteó ese libro”.
“El inglés de mi casa me hizo crecer pensando en la forma de hablar”
Hija de padres músicos, Moshfegh tocaba desde niña varios instrumentos y podía haber sido pianista, cuenta, pero la lectura la atrapó y obsesionó desde los 13 años. Estudia a los autores a través de sus libros, intenta desnudar sus métodos, sus fuentes de inspiración y su evolución y cree que el hecho de que sus padres no fueran angloparlantes nativos le ha hecho abordar el lenguaje de una forma diferente.
El inglés era el idioma común entre ellos, pero no era la lengua materna de ninguno de los dos. “Era un inglés diferente al que yo oía en la calle, al de la gente de padres americanos y eso me influyó mucho. Crecí pensando mucho en la forma en que nos hablábamos”.
Ella se enorgullece de ser americana y no croata ni iraní y, a su manera subversiva está disfrutando de la era Trump. “Es estupendo, es maravilloso, la gente se está enfadando y es lo mejor para América. Es hora de una revolución. Los demócratas, la gente liberal se está enfadando, tal vez la gente despierte y cuanto más exponga Trump todo esto será mucho mejor”, sostiene Moshfegh. Ella no votó, no podía identificarse con ninguno de los dos candidatos, pero ahora es otro momento: “No sé qué demonios está fallando en América, un país fundado en las mentiras, asesinatos y robos donde de repente surge este discurso arrogante que asegura que somos los mejores sobre la tierra. Esto me enfada. Iba a ir a la marcha de mujeres en Washington y al final no pude organizarme pero también me planteo: ¿Y los hombres dónde están? ¿Están encogiéndose, ya no hablan? Todos deberíamos estar movilizados, no solo las mujeres”.
Ottessa publica ahora en EEUU Homesick for another world, una colección de relatos escritos antes de Eileen, y ha terminado ya una novela que se publicará en 2018. Para ella ha cambiado el paso y no sigue instrucción alguna. “Esa no estará en los aeropuertos, pero será mejor”, dice. Estaremos atentos.

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