Adan Liu: fotografía entre dos mundos
Adan Liu, artista plástico chino radicado en Valencia (España), realiza fotografías que atraen al espectador e invitan a viajar o transportarnos de alguna manera a cada rincón del espíritu de China.
Generalmente los medios de comunicación, lejos de acercarnos a este hecho diariamente de una forma lo más objetiva posible, convierten a menudo la vida cotidiana en un escaparate que cada uno adorna a su gusto y parecer. Con este estado de las cosas en que el ciudadano de a pie puede perder el norte cuando no la brújula cerebral, surgen otras miradas que por minoritarias –lejos de ese interés que suscitan, fomentan y difunden los mass media– no dejan indiferentes a los afortunados que pueden gozar de ellas. Estas lecturas personales, surgidas aprovechando la vocación artística, literaria o musical de sus autores, basan su fuerza creativa en la experiencia que han vivido y, sobre todo, en cómo nos la presentan de acuerdo con el sentimiento a flor de piel que han sentido al participar en cuerpo y alma.
Una de estas manifestaciones culturales que permiten observar el mundo mediante el prisma del alma creativa del autor es, sin duda, la fotografía. Nada nuevo, claro está, en el campo de la creación y de la creatividad, pero hay que ver cuántas sensaciones y sentimientos provoca el objetivo de esa cámara (del tiempo, al fin y al cabo) en manos de expertos con vocación y talento. Ese es, precisamente, el caso que nos ocupa en la exposición “Entre dos mundos” de el polifacético Adan Liu.
Adan Liu es un artista plástico chino que arraigó hace unos lustros en Valencia y que ha ido oscilando de la actividad pictórica a la instantánea fotográfica con una naturalidad y calidad digna de ser tenidas en cuenta en el panorama cultural actual. El autor asiático ha expuesto en varias salas de exposiciones sus obras y ha llamado la atención de una de las publicaciones dedicadas a la fotografía más importantes del país (La Fotografía Actual-Digital, núm. 118, diciembre, 2006-enero, 2007, pp. 18-20) por su colección “Rojo y negro”.
En esta incursión a los cambios que se están produciendo a su país de origen (muchos, diversos y profundos), Liu nos acerca magistralmente a la rutina diaria que rodea la mágica vida de sus viandantes atrapados en el preciso instante en que él, al otro lado de la cámara, detiene el tiempo y el espacio. Lo cual le permite realizar un acto de introspección excepcional de irrepetible frescura cada vez que aprieta la última falange del índice.
Las ilustraciones que captó el febrero del 2007 en China atraen sobremanera al espectador e invitan a viajar o transportarnos de alguna manera a cada rincón del espíritu de esa gran y misteriosa nación (bien es cierto que cada vez menos gracias a muestras como esta).
Publicado originalmente en: Revista Instituto Confucio.
Número 1. Volumen I. Julio 2010.
Número 1. Volumen I. Julio 2010.
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